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Mirror, el boliche exclusivo que fue furor en los '80 y hasta rebotó a Soda Stereo

Fue el lugar de onda de miles de neuquinos que lo siguen recordando en las redes. Tarjeteros cuentan cómo era la movida. Los lentos y el rol de los "reservados".

Corría el inicio de la década del '80 y el local de Entretenimiento Sacoa, la sala de juegos electrónicos más grande que existió en la ciudad, cerraba sus puertas. Y no pasó mucho tiempo para que ese espacio, que pertenece a la familia Iommi, se trasformara y se convirtiera en uno de los boliches más exclusivos que tuvo Neuquén capital.

Sobre la diagonal 9 de julio se levantaría Mirror, que revolucionó parte de una generación que aún sigue recordando en las redes sociales el reducto bailable de más de 300 metros cuadros. Precisamente, en Facebook, Fabiana Bustamante se encargó de crear el grupo Fuimos a Mirror, Neuquén, en donde quienes fueron actores y habitués rememoran esa época y dejan cientos de comentarios y anécdotas.

Raúl Pato Texeira, el Pelado Saravia y Funes-Cumini (abogados) fueron los socios que emprendieron el proyecto, que en primera instancia estaba pensado para un público adulto. El nuevo espacio nocturno no lograba captar la gente necesaria para colmar las expectativas.

MIRROR TARJETA
Una de las históricas tarjetas de invitación que se repartían en el área centro de la ciudad.

Una de las históricas tarjetas de invitación que se repartían en el área centro de la ciudad. "Si no tenías la tarjeta no había forma que ingreses al boliche", contó Pocho Casado.

Luego de seis meses de transición y sin muchas respuestas a la convocatoria, Texeira y Saravia fueron en busca de uno de sus trabajadores. Saravia, en aquel entonces, también era uno de los dueños de Old Blip, boliche que se ubicó en la calle Salta casi Juan B. Justo. En ese reducto nocturno con aire porteño se encontraba Jorge Giménez. Ese joven de 21 años sería clave en el futuro de Mirror.

Apuesta al público adolescente

Jorge, años antes, había sido tarjetero de Zakoga, otro de los boliches emblemáticos de ese tiempo, a metros del puente carretero del lado de Cipolletti. Eso le sirvió a Giménez para ver cada movimiento que se hacía en ese boliche. Inclusive, le prestaba atención a Mario Chiacchiarini, quien era relaciones públicas de ese lugar. Fue aprender y copiar.

El ingreso del joven cipoleño se dio seis meses después de la apertura de Mirror y pasó a ocupar el lugar de encargado del boliche, que perduraría durante cinco años. Ni bien se puso manos a la obra el nuevo administrador lo primero que hizo fue apuntar a la gente joven que funcionaría como arte de la renovación.

Tarjeteros de Mirror (3)
Fabio y Tulio Larocca, el Turco Melken, Pocho Casado y Huevo Afione,  en la puerta del local en donde funcionó Mirror en la década del '80 sobre la diagonal 9 de julio. Los ex tarjeteros fueron protagonistas principales del boliche que cada fin de semana convocaba dos mil personas.

Fabio y Tulio Larocca, el Turco Melken, Pocho Casado y Huevo Afione, en la puerta del local en donde funcionó Mirror en la década del '80 sobre la diagonal 9 de julio. Los ex tarjeteros fueron protagonistas principales del boliche que cada fin de semana convocaba dos mil personas.

Fue así que decidió convocar a los colegios secundarios: Centro N°12, San Martín, María Auxiliadora, Don Bosco y ENET N°1. Organizó una reunión con los delegados o representantes de cada establecimiento educativo para explicar cuál era su idea respecto a la convocaría de los jóvenes. Lo que remarcó y garantizó fue un ambiente sano para que los padres de esos chicos tuvieran tranquilidad. De alguna forma, Giménez fue una especie de precursor en la zona de lo que más tarde serían las estudiantinas. Se realizaron todos los viernes y contarían con diferentes temáticas.

Tarjeteros, las estrellas del boliche

La idea del “rejuvenecimiento” de Mirror estaba clara. Ir en busca de ese espíritu adolescente. Y para que eso suceda, el administrador del local junto a Luis García, crearían la figura del tarjetero. “Al boliche había que levantarlo y Jorge me dijo ‘me das una mano’ y salimos a buscar gente. Nos fuimos a tarjetear a Cipolletti y después vinieron como 100 personas. Éramos nosotros dos los que hicimos ese laburo las primera veces”, contó García, quien es osteópata.

Luis fue el responsable de armar lo que sería la primera camada de tarjeteros. “Jorge me dio la responsabilidad y convoqué a mis amigos. Fabio y Tulio Larocca, los mellizos Melken, Huevo Afione, El Grillo Domínguez, Huevo García, formaron parte del primer equipo. Algunos de nosotros ya teníamos experiencia cuando fuimos a Monte Hermoso y Las Grutas. Siendo tarjetero entrabas y tomabas gratis en el boliche”, acotó.

Esa modalidad hizo que Mirror explotara de gente. Además, cada tarjetero, durante la semana, repartía sus invitaciones –cada una llevaba su nombre- a los jóvenes de cada colegio en donde cursaba. Eran 40 cursos compuestos de entre 30 y 40 chicos.

MIRROR LUIS GRACÍA
Luis García fue el responsable de armar el equipo de tarjeteros de Mirror, que en la actualidad se siguen juntando todos los viernes para charla y compartir unos tragos.

Luis García fue el responsable de armar el equipo de tarjeteros de Mirror, que en la actualidad se siguen juntando todos los viernes para charla y compartir unos tragos.

Con el transcurso del tiempo los resultados fueron un éxito porque en Mirror comenzaron a entrar dos mil personas –con rotación- cada fin de semana. En esa búsqueda de gente, el boliche captó el ambiente del rugby, hockey femenino y estudiantes de la facultad.

“En ese tiempo a las chicas no las dejaban salir mucho o todos los fines de semana. Pero como era todo sano los padres tenían confianza y se llenaba. Íbamos por las tiendas y le dejábamos tarjetas a las vendedoras para que vayan”, recordó.

Mirror llegó a tener 25 tarjeteros. En una segunda camada Luis sumó a Pocho Casado, Pollo Coria, el Enano Raúl, Chirola Roggero, Pablo Billinger. “Si no tenías tarjeta no entrabas”, aseguró Pocho Casado.

“Teníamos entre 16 y 17 años cuando ingresamos como tarjeteros. Solamente íbamos a las tertulias y Mirror era el boliche de moda en ese momento", contó.

“Una noche hicieron la fiesta del alfajor. Y cuando estaban repartiendo los alfajores le manoteo algunos de la caja. Cuando abrí uno (de los envoltorios) tenía un papelito que decía Vip. El Enano Raúl recuerdo que me dijo ‘¡Qué culo sos VIP!’”, describió a modo de anécdota.

MIRROR POCHO Y ENANO
Pocho Casado y el Enano Raúl en la plenitud de su adolescencia. “Teníamos entre 16 y 17 años cuando ingresamos como tarjeteros. Solamente íbamos a las tertulias y ser tarjeteros de Mirror era lo máximo

Pocho Casado y el Enano Raúl en la plenitud de su adolescencia. “Teníamos entre 16 y 17 años cuando ingresamos como tarjeteros. Solamente íbamos a las tertulias y ser tarjeteros de Mirror era lo máximo", contó Pocho Casado.

“Cuando fui a que Jorge Giménez me firmara la tarjeta (Vip) justo El Grillo –uno de los primeros tarjeteros- estaba hablando con él (por Jorge) sobre una renovación. ‘Vos tenés que sumar a este y sus amigos (por Pocho) que conocen a mucha gente y chicas’, fue el comentario del Grillo. Y Jorge me preguntó si me gustaría ser tarjetero. ‘Por supuesto’, le respondí. Y así empecé. Ser tarjetero de Mirror era lo máximo en ese momento porque era furor el boliche”, detalló.

Con el ingreso del nuevo equipo de tarjeteros se dio una competencia sana entre todos los miembros. “Se dio la competencia porque te daban premios y también de esa forma permanecías como tarjetero. Era lo más porque también ganábamos dinero. Después se dio que otro boliche tenía sus tarjeteros. En ese tiempo estaba Steep en El Río Grande y había otro, pegado al Hotel Comahue, que se llamó Scratch. Después en ese lugar pusieron Afterglow”, acotó.

Scratch fue puesto por uno extarjeteros de Mirror que se habían ido mal. El Enano reveló que sus dueños los convocaron para que tarjeteen para ese boliche pero ninguno aceptó la propuesta. “No tuvieron éxito. Mirror era el boliche en ese momento. Iba gente de buen nivel adquisitivo. Era el boliche cheto en donde todos querían ir y pertenecer. La gente iba muy bien vestida, tenía onda. Por ejemplo, no podías ingresar con zapatillas”, afirmó el Enano Raúl.

"En esa época estaba La vaquería del pelado en la calle San Luis y Ruben's pilchas en la Río Negro y todos iban a comprar los jean de moda que eran los Diller o Sun Surf. Había pantalones de color verde, lila y rosa", acotó.

Los más buscados

“La gente nos buscaba por todo Neuquén para que le demos tarjetas. Siempre nos parábamos en las esquinas del centro o en los semáforos cercanos al boliche. Volaban en un segundo”, contó.

Ante el éxito que sucedía, Jorge decidió que cada tarjetero cobre un porcentaje de acuerdo a número de ingresos de tarjetas que en el final de la noche se contaban. Con lo que se podía ganar en un día cada uno se podía comparar el último jean de Levi’s o Guess. Además, podían tomar gratis toda la noche.

“Para las fiestas que se hacía teníamos que vender entradas, tema que era más difícil. Una vez con Pocho vendimos más de 100 entre los dos. Y con la plata que sacamos del porcentaje nos fuimos a esquiar a San Martín de los Andes y Bariloche”, describió.

MIRROR AFICHE

Raúl rescató la figura de Jorge Giménez, quien era muy reservado y solo bajaba líneas en las reuniones que se hacían los lunes en el boliche. “Jorge era muy buen tipo y jefe. Correcto, educado y nunca nos demostró o tiro su cargo encima. Si nos tenía que decir algo o hacer alguna observación lo hacía en las reuniones. Siempre tranquilo, Jorge observa todo durante toda la noche”, contó García.

Y añadió: “Otra cosa para resaltar que sucedía en el boliche, que siendo nosotros muy jóvenes nunca nadie nos ofreció nada (por sustancias) dentro del boliche. Estaba todo bien cuidado. Nunca vi nada raro. Todo era muy sano, por ahí se podía filtrar algún consumidor pero cuando lo detectaban o había un disturbio no entrabas nunca más al boliche”.

“En los ’80 todos querían entrar a Mirror. Ser tarjetero te ponía en otro lugar. Eras medio estrella porque todo el mundo te saludaba o se te acercaba”, agregó.

El día que rebotaron a Soda Stereo

Si algo también tenía en mente Giménez era que Mirror apuntaba a la exclusividad. Y en uno de sus viajes a Buenos Aires hizo que el boliche se ponga más selectivo con las personas que querían pasar la noche. Observó que en el acceso a boliches como Le Club o Mau Mau los porteros decidían quién podía entrar y permanecer en sus instalaciones. Se trataba del derecho de admisión y esa modalidad se trasladó a Mirror.

En mayo 1987, Soda Stereo llegó por primera vez a la ciudad. El trío compuesto por Gustavo Cerati, Charly Alberti y Zeta Bosio se presentó en el gimnasio del Club Independiente en medio de su gira “Signos”, nombre que daba título a su tercera placa. Luego de actuar ante 4.000 fanáticos, los músicos decidieron dar una vuelta por la noche neuquina.

MIRROR SODA STEREO

Se dirigieron a Mirror pero la sorpresa fue grande para muchos. Los Soda, que estaban en pleno ascenso y se encaminaban a conquistar el mercado latinoamericano, no pudieron ingresar. Las reglas se cumplían a rajatabla y nadie podía ingresar gratis. Había que pagar sí o sí y no importaba el nombre o el título de la persona en cuestión. Cerati, Charly y Zeta se pegaron la media vuelta y se fueron. Otro que tampoco tuvo suerte fue el imitador Miguel Ángel Cherutti y hasta un ex campeón de box, Sergio Víctor Palma, entre otros.

Tiempos de lentos

Charly, conocido como Picotazo en ese tiempo, fue el primer DJ que tuvo el espacio nocturno cuando abrió sus puertas. Pero quien luego se sumaría y quedaría hasta el cierre sería Raúl Garganta Giménez. En esa época, el reconocido DJ, que estuvo presente con su set en la última edición de la fiesta de la Confluencia, se hizo cargo de las bandejas mientras cursaba el primer año del secundario.

Encargado de hacer la elección de temas fue uno de los primeros DJ locales en traer música electrónica (en el 84) desde el exterior. Precisamente, una azafata de Aerolíneas Argentinas que frecuentaba Mirror era la persona que les traía los vinilos que el DJ le pedía cuando viajaba al exterior. Además, tenía amigos en Buenos Aires que viajaban a diferentes partes del mundo y también les solicitaba novedades. En ese momento lo más parecido a la música electrónica era el house.

Si bien la música siempre fue mutando, en el boliche tenían que sonar deferentes estilos; el pop d Madonna, The Police, Dire Straits, A-ha, mientras en ese desafió de mover la gente en la pista había lugar para el rock nacional: Soda, Virus, Súeter, Cosméticos, Git y Charly. El último tema que sonaba cuando llegaba el final de la noche era "Bienvenidos al tren", de Sui Generis.

Si había un momento esperado por la gente era el segmento para los lentos. “Abría con “Every Breath You Take de Police”, recordó Luis García, quien agregó: “Eran como 40 minutos casi una hora de lentos y era ese momento si 'chapabas’ o no con la chica que te gustaba. Si no en el final de la noche te terminabas comiendo una hamburguesa en El Álamo”. La confitería se ubicaba frente al boliche y fue otro de los puntos de reunión de los neuquinos.

Para aquellos jóvenes que lograban ese acercamientos amorosos con las hormonas a flor de piel tenían en el boliche su lugar privado: los reservados. Uno se situaba a la derecha, apenas ingresabas al espacio bailable y el otro en el sector del fondo, a la izquierda. Estaban compuestos por sillones y no se veía prácticamente nada.

Si hay que hablar de tragos en la barra salía mucho el Gin tonic, Séptimo Regimiento, Ginebra con Fanta, Whisky. Eran tiempos que no se consumía cerveza y menos Fernet. “Había un trago que se llamaba Primavera que lo tomaban mucho las chicas. No recuerdo bien pero llevaba Curazao, Granadina y Menta y coco”, detalló García.

Punto de reunión icónico

Para Gabriel Melken, Mirror significa “toda” su adolescencia. “Tenía 16 años cuando repartía tarjetas y esa disco era el punto de reunión de una ciudad que todavía era chica, en donde nos conocimos todos. Fue el punto en donde también nos conectamos varias generaciones y comenzar a conocerte”, aseguró el Turco.

“Otras de las cosas que tuvo Mirror es que coincidió con la música de los ‘80 que fue una de las más lindas. Garganta como disk-jockey sabía muy bien lo que hacía y mezclaba la música nacional e internacional. Cuando nosotros salimos a la calle a tarjetear en el boliche entraban 50, 60 personas. A los pocos meses ya entraban más de 500 personas”.

“Más allá de nosotros y la gente que trabajó, Mirror quedó como algo icónico, distinto. No hay un lugar tan conocido como fue Mirror. Y fue lo que unió a varias generaciones en ese Neuquén que ahora es gigante. Muchos de los que nos conocimos en ese lugar aún nos cruzamos, saludamos o juntamos”, destacó.

Tarjeteros de Mirror (1)

A modo de anécdota, Melquen contó un hecho insólito que ocurrió con su amigo Juan Funes, hijo de uno de los dueños. “Nos invitó al boliche y era la primera vez que íbamos a ingresar. ‘Vamos que los hago entrar a todos gratis’, dijo Juan. Cuando llegamos estaba en la taquilla Ernesto El Cóndor Seguel y Juan le dice ‘Vengo con amigos, entramos todos gratis’. ‘Entren, pero vos no Juan porque tu papá (Lucio) te tiente prohibido, en penitencia’, fue la respuesta”, reveló con humor. Seguel fue subsecretario de Trabajo de la provincia, cargo que dejó en 2022.

Con la finalización del contrato, en 1987, Mirror cerró sus puertas. Sus dueños buscaron en la zona centro algún lugar para continuar la historia, pero no dieron con el sitio. Se adquirió un terreno sobre Av. Olascoaga al fondo para edificar un nuevo espacio y la municipalidad puso trabas.

Finalmente, Jorge Giménez, reabrió Mirror en la calle Buenos Aires casi Independencia. Y si bien el boliche anduvo muy bien, nunca llegó a ser lo que fue su etapa de esplendor en la diagonal 9 de julio, que ahora se revive siempre con cada comentario, anécdota que la gente hace en las redes para mantener la llama encendida.

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