Nadia Ciuffo Valdéz ofrece claves para entender qué se pone en juego a la hora de una relación y cómo conectar el deseo con la satisfacción.
El cuerpo, la forma de untar el pan con manteca, de comer una manzana, el perfume, los demonios, el deseo, las heridas, la experiencia, los miedos, la confianza: al sexo vamos con todo lo que somos, aunque haya infinitas formas de construir intimidad. No deja de ser un lenguaje que habilita, donde todo diálogo es posible. De los mitos del amor romántico a los hilos de una infidelidad; de la forma en que nos cuidamos a el oro en polvo de la satisfacción sexual: todo queremos saberlo y todo necesitamos saberlo.
“Por supuesto que sí, queremos saber y necesitamos saber porque somos seres sociales, somos seres sexuales”, dice la psicóloga y sexóloga zapalina Nadia Ciuffo Valdéz (@lic_psicoloca), con quien ya conversamos semanas atrás sobre la desconexión individual y por consiguiente la desconexión con los otros. Además de estudiar, de especializarse en los temas que aborda, durante la pandemia, Nadia abrió en sus redes sociales mucho más que un canal de comunicación para hablar de sexo, sino también una oportunidad para reconocernos seres sexuales, un oráculo para educar al deseo en la satisfacción, una invitación a profundizar en el tema de nuestras vidas.
El sexo en palabras
—¿Cada día hay más personas que se animan a hablar de sexo?
—Hace 20 años atrás no estaríamos teniendo esta conversación. Eso también habla de algo bueno que está pasando a nivel social, ¿no? De que haya interés, de que haya consulta, de que haya gente que quiera tener mejor sexualidad, de que quiera disfrutar más, que se animen, que se animen a hablar de lo que les pasa, que no sólo quede entre amigos, que no sea googlear o preguntarle a la inteligencia artificial qué es lo que me pasa, sino que vengan, que consulten. Eso me parece que está bueno porque es parte de la salud. Es tan importante el saber disfrutar de la sexualidad, poder elegir con quién tengo relaciones sexuales como el poder elegir la comida que como, la actividad física que hago, la cantidad de horas que duermo. Pero también hay un montón de cuestiones que están medio invisibilizadas todavía y es importante abordar.
—¿A mayor información mejores prácticas?
—Es relativo. Por ejemplo, vos sabés que si vas a tener relaciones sexuales tenés que usar preservativo. No cuando vas a penetrar, no cuando estás por acabar: tenés que usar preservativo o campo de látex siempre. Porque es un método de protección, de barrera, que te va a prevenir no sólo el embarazo no deseado, te va a prevenir un montón de enfermedades de transmisión sexual. Eso está clarísimo, todo el mundo lo sabe. Los preservativos se entren gratis en los hospitales, en las salitas. Ahora, se incrementó la cantidad de gente que tiene sífilis, sobre todo los adolescentes. Los adolescentes que viven con el teléfono en la mano, que tienen acceso a información 24/7 que nosotras en nuestra época no teníamos. Entonces hay algo ahí que no está funcionando. ¿Y qué es lo que funciona? La información llega y no es bien aceptada, no está llegando de la manera que tiene que llegar, no están siendo claras las campañas. Si las campañas no son claras, tenemos un problema. Si hay cuidado, el disfrute es compartido, es para todos. Por eso que es tan importante hablar de sexualidad en términos integrales, no sólo es cantidad, es calidad. Mejor hablado, mejor llevado, entendido desde la zona de la salud, de la calidad de vida.
La importancia de cuidarnos
—Abrís un tema apasionante ¿Por qué no nos cuidamos? ¿Qué nos sucede con eso?
—Es un tema muy complejo. Se me ocurren algunas respuestas. En mi consultorio tengo afuera una fuente hermosa llena de preservativos, así como tengo los caramelos. Pero no se los llevan, no agarran un forro, ni las mujeres, ni los hombres. Nadie agarra preservativos. Caramelitos sí, pero preservativos no. Creo que no hay una buena introducción del preservativo a la relación sexual, que la información está, pero no llega bien, que estamos llenos de prejuicios, que hay creencias erradas, y que estamos peleando contra el individualismo. Es fundamental abordarlo como corresponde, porque después, incluso te lo digo hasta en términos económicos, a nadie le conviene tener gente enferma, ¿entendés? a nadie le conviene enfermarse. Si tenemos que trabajar más en intervención es porque se trabaja menos en prevención. Si vos trabajabas en prevención, invertís menos en tratamiento. Es una cuestión hasta lógica.
—¿Qué más se esconde detrás de ese descuido?
—Un poco la creencia de que a mí no me va a pasar, he tenido muchos pacientes que juegan con eso. En definitiva es una cuestión impulsiva. Tengo relaciones ahora, pero no estoy pensando en el después, no estoy pensando en que me voy a querer dar la cabeza contra la pared, ni en las consecuencias que puede tener que no uses ese preservativo o ese campo de látex. Tengo pacientes que tienen varias conductas de descuido, quizá no ésta en particular y entonces les digo: ¿vos le prestarías un millón de dólares a alguien que recién conoces? La primera respuesta es no. Obvio que no, ni a palos. Entonces, ¿vos sos capaz de confiar tu salud a una persona que no conocés, pero no sos capaz de confiarle un millón de dólares a una persona que no conocés? Es fantástico. ¿Cuáles son los valores que están dando vuelta acá? Porque te preocupa que no te devuelvan la plata, pero no pensás en los riesgos que puede tener esta chica que se ve muy linda, muy correcta, no sé qué más cosas dicen, porque también hay un prejuicio enorme y un desconocimiento preocupante con las infecciones de transmisión sexual, como si escáner visual habilitara. Es muy grave. Yo los llevo siempre a ejemplos extremos porque me parece que es más fácil identificarlo, pero es parte de lo que hacemos cotidianamente cuando cometemos conductas de este estilo y no las registramos.
Ser amante es compartirse
—¿Además del auto cuidado, de cuidar de la otra persona, por qué necesitamos hablar más de sexo?
—Porque es fundamental trabajar en la prevención en todo sentido, después es tarde. La gente cuando viene a la consulta, viene porque ya hay que intervenir, porque ya está el síntoma, ya está el malestar. Y es una pena porque hay muchas cuestiones que se pueden ir trabajando antes. Si llegaste por una disfunción -que es lo que más veo- y empezás a indagar un poco, lo más posible es que haya un cuadro de ansiedad tremendo de base. Vuelvo a lo mismo: ¿vos no te podés conectar con vos, cómo te vas a conectar con otro? Además de las presiones, claro: tenés que rendir, tu erección tiene que ser de determinada manera y durar tanto tiempo ¿Cómo entrás en situación erótica con todas estas ideas dándote vueltas en la cabeza?
—¿El disfrute también se construye?
—Hay un montón de cuestiones que tienen que ver con que tengamos o no tengamos satisfacción sexual. El sexo se mejora, el sexo se trabaja, el sexo se construye, como se construye el erotismo. Te hablo del orden de lo no patológico, después el mundo patológico es mucho más grande. Cuando empezás a tomar conciencia de uno mismo, empezás a conocer lo que te gusta, lo que querés, lo que no querés, lo podés empezar a poner en palabras. Que sea sexo casual no significa que no haya amorosidad en el encuentro con el otro. Uno reserva la ternura a determinado tipo de vínculo. Es una forma de vincular con el otro. Es muy importante conocer qué tipo de amante soy yo y cómo me gusta ser amada, no en términos de amor, sino cómo me gusta ser compartida o compartirme con el otro. Con restricciones y con apuro nadie disfruta.
—¿Qué llevamos y que ponemos en cada encuentro sexual?
—En esencia más que el cuerpo. En el encuentro sexual uno se encuentra. Cada encuentro es parte de una experiencia que uno va construyendo. No somos los mismos. Incluso estando con otras personas cada encuentro es particular y único. Se lleva la experiencia, los miedos, las limitaciones, el placer, el disfrute, crecimiento y hay que llevar preservativo, fundamentalmente. Cada encuentro sexual es único y te puede pasar de en corto tiempo estar con distintas personas y tenés distintas experiencias. De una persona te gusta algo, de otra persona te gusta otra cosa. Es tanto lo que se pone y tanto lo que se deja… A veces hay desencuentros, pero siempre hay algo que queda de eso, por eso está bueno que lo que quede sea en el orden del disfrute, del placer y sobre todo del auto cuidado.
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