León XIV, el francisquista moderado que muy pocos vieron venir
En el Vaticano coinciden en que era el tapado con mejores posibilidades. El legado de Francisco y el camino que buscará construir en su papado.
Este jueves, en distintos rincones de Perú y Estados Unidos, se vivió el mismo hormiguero que se experimentó en Buenos Aires, cuando Jorge Mario Bergoglio fue electo papa el 13 de marzo de 2013. Han pasado 12 años de aquel conclave que designó al primer pontífice jesuita, latinoamericano y argentino de la historia.
Este 8 de mayo, 20 días después de su muerte, los 133 cardenales que se habían encerrado en la Capilla Sixtina desde el miércoles, eligieron al nuevo jefe de la Iglesia Católica. Se trata de Robert Francis Prevost, nacido en Chicago, con 20 años de residencia en Perú y 69 de edad. Eligió llamarse León XIV y es el segundo papa de origen americano, el primero de Estados Unidos y, a la vez, el primero de la comunidad hispana que reside en ese país.
Fue un cónclave veloz, de 48 horas, con cuatro votaciones sin acuerdo y una quinta, que alcanzó los dos tercios necesarios para elegir al sucesor de Bergoglio. Fue la decisión de un colegio cardenalicio que tiene el 80% de sus integrantes designados por Francisco. La votación final no se demoró, sino que se concretó en menos de 48 horas. Una decisión sin demoras a favor del nuevo papa, pero también un examen para el dispositivo de poder que Francisco armó y que podría haber fallado si en esta elección era electo un pontífice de signo opuesto.
El nombramiento de Prevost no implicará una restauración conservadora para revertir el legado bergogliano, pero la orientación del nuevo papado se conocerá con el correr de los días. Después de la fumata blanca, León XIV asomó a la Plaza San Pedro con los atributos papales que Bergoglio había decidido no usar. Los gestos encierran una definición, pero la incógnita está en las decisiones y en las definiciones que adopte el nuevo papa de ahora en adelante.
La relación del Vaticano con Estados Unidos
Curiosamente, Estados Unidos estuvo presente en los últimos días de Bergoglio. El 20 de abril recibió en Santa Marta al vicepresidente norteamericano James David Vance. El segundo de Donald Trump mantuvo en encuentro privado con el papa argentino. Su contenido no trascendió, pero el propio Bergoglio se encargó de sumar algunos párrafos a la homilía que leyeron ese mismo día en la Plaza San Pedro, para el domingo Santo. Estuvieron concentradas en cuestionar las políticas contra los migrantes. Al parecer fue lo que más le llamó la atención de Vance: la cerrada defensa y reivindicación de la deportación de residentes ilegales de los Estados Unidos. Fue el último domingo de Francisco. A pesar de su frágil estado de salud, puso el cuerpo para estar presente en Semana Santa y falleció al día siguiente de un derrame cerebral.
Esos últimos momentos no perdieron vigencia. El presidente norteamericano viajó a Roma, estuvo en las exequias de Bergoglio y después utilizó su cuenta de x para bromear. Difundió una foto de sí mismo realizado con inteligencia artificial, donde aparece vestido de papa. Quizás tenía información de que uno de los tapados era de origen estadounidense o fue solo una intervención oportunista en las redes. Lo cierto es que la designación de Prevost implica un freno para Trump y la entronización de un representante de la comunidad hispana en los Estados Unidos que continuará el legado de su antecesor.
En Roma, quienes siguieron de cerca el cónclave, confiaron a LMNeuquén que en medio de las tensiones posteriores a la muerte de Bergoglio, Prevost había aparecido como un candidato ideal, lejos de las posiciones extremas de la derecha, pero a la vez más mesurado que su antecesor. Era el tapado con mejores posibilidades y quizás por eso fueron muy pocos los que se animaron a darlo por confirmado como el candidato con más chances.
Quienes defienden sus antecedentes, reivindican sus veinte años en Perú, su regreso en 2013 a los Estados Unidos y su posterior envío a Roma para formar parte, por decisión de Francisco, del Dicasterio para los Obispos, una de las áreas más importantes del gabinete bergogliano. Su nombre se impuso a las chances que tenían dos cardenales italianos como Pietro Parolin y Mateo Zuppi y clausuró esta vez una nueva oportunidad para que la Iglesia de ese país regrese al control del las riendas del Vaticano.
León XIV y el legado de Francisco
"Un francisquista, pero moderado", lo definió una sotana con residencia en Roma. Eligió el nombre de León XIV, en honor a León XIII, el impulsor de la Doctrina Social de la Iglesia y de la Encíclica Rerum Norarum. Se opone a la pena de muerte, no coincide con el matrimonio homosexual, tampoco con la clericalización de las mujeres y es posible que se enfrente con la misma fuerza de Bergoglio contra la guerra y los dramas de las poblaciones migrantes en todo el mundo.
Ahora llegó el momento de imprimirle su estilo a la conducción vaticana, poner a prueba los pronósticos y también las promesas que pactó con quienes lo eligeron bajo llave en la Capilla Sixtina.
"Las fuerzas del cielo han dado su veredicto de modo claro. No más palabras señor Juez. Fin", escribió el presidente Javier Milei para celebrar la designación de Prevost. La clave no es la frase, sino la foto, donde aparece un león con la sotana papal. Fue una forma de celebrar que el nuevo papa eligió llamarse León XIV y su origen nortamericano.
Una forma elíptica del presidente para reivindicar al león que utiliza para simbolizar su orientación ideológica de ultraderecha. También un guiño para seguir con la frecuencia trumpista. Milei y Trump volverán a encontrarse en Roma para la ceremonia que protagonizará el nuevo papa. Ambos tendrán poco para celebrar porque es muy posible que el nuevo pontífice los contradiga o, al menos, no piense como ellos. Todo lo contrario a lo que esperaban, con información o sin ella.
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