Se registró una explosión en el avión mientras cruzaban el Atlántico, y tuvieron que aterrizar de urgencia. Qué fue lo que sucedió con los pasajeros.
Un vuelo transatlántico de Delta Air Lines debió desviar su trayecto original por un problema mecánico que obligó a aterrizar de emergencia. El avión, un Airbus A330-300 con matrícula N805NW, había despegado del aeropuerto de Madrid-Barajas con destino a Nueva York.
Sin embargo, cuatro horas después se activaron los protocolos de emergencia cuando el motor derecho mostró una falla en pleno vuelo sobre el océano Atlántico.
Según testigos a bordo, se escuchó un fuerte ruido y apareció un olor a quemado en la cabina. La tripulación tomó la decisión de alterar el itinerario y desviar el vuelo hacia la isla Terceira, en el archipiélago portugués de las Azores. El aterrizaje se realizó en la base aérea de Lajes, una instalación con uso militar y civil, que cuenta con una pista apta para recibir aviones de gran porte.
El avión aterrizó sin mayores complicaciones a las 15:55 (hora local). Los 282 pasajeros y los 13 tripulantes descendieron por escaleras móviles, sin necesidad de asistencia médica. La compañía informó que todos fueron alojados en hoteles de la isla mientras se organizaba un nuevo vuelo hacia los Estados Unidos.
Espera en Terceira y vuelo de reemplazo
La experiencia en tierra duró casi 29 horas. Recién en la madrugada del lunes 7 de julio, Delta envió otra aeronave desde Nueva York para completar el traslado de los pasajeros. El vuelo de reemplazo también fue un Airbus A330, que aterrizó en Terceira cerca de las 2 de la mañana. Luego de embarcar, el grupo afectado pudo finalmente reanudar su viaje y aterrizó en Estados Unidos con más de 31 horas de demora respecto al cronograma original.
A través de un comunicado, la empresa indicó que el procedimiento se ajustó a los protocolos establecidos para estos casos, y que la decisión de aterrizar en la isla respondió a la necesidad de garantizar la seguridad de los ocupantes. Además, Delta pidió disculpas por la demora y comunicó que se pondrá en contacto con cada pasajero para ofrecer compensaciones.
A pesar del susto, no se registraron heridos ni situaciones de riesgo adicionales durante la maniobra o la estadía en la isla. Sin embargo, varios pasajeros contaron que el episodio generó mucha preocupación, sobre todo por la sensación de estar sobre el mar sin saber con precisión lo que estaba ocurriendo.
Un caso que reabre el debate sobre seguridad aérea
El incidente llamó la atención no sólo por la falla en pleno vuelo, sino por el lugar elegido para el aterrizaje: una isla de origen volcánico, en medio del Atlántico, con recursos limitados para atender emergencias de vuelos internacionales. Aún así, el procedimiento se ejecutó sin complicaciones mayores y el personal de tierra actuó con rapidez.
El avión que presentó el problema en el motor continúa en la base de Lajes, sometido a tareas de inspección y diagnóstico técnico. No se revelaron detalles específicos sobre la falla del motor. Se trata de una aeronave fabricada en 2009 que forma parte de la flota de largo alcance de la aerolínea estadounidense.
Consultado por medios de comunicación norteamericanos, el secretario de Transporte de Estados Unidos, Sean Duffy, señaló que la aviación sigue siendo “el medio de transporte más seguro del país”, y que su departamento se encuentra reforzando las inversiones en infraestructura, sistemas de control aéreo y mecanismos de prevención.
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