Fue un gran alivio para los complejos de esquí y para la proyección de agua para el verano, pero trajo muchas complicaciones en el tránsito y en las rutas.
La nieve que se precipitó sobre Neuquén y que cubrió gran parte de la provincia, incluida la capital, fue tan esperada como necesaria, aunque volvió a dejar al descubierto las dos caras de una misma postal y esto generó distintas reacciones y consecuencias en distintos sectores de la sociedad.
Por un lado, la cara amable de la nieve: los centros invernales respiraron aliviados. El manto blanco salvó parte de la temporada y con ella, las fuentes de trabajo de miles de familias que dependen del turismo. En localidades como Caviahue, Villa La Angostura o San Martín de los Andes, los prestadores están celebrando la llegada de visitantes con esquíes, trineos y cámaras fotográficas listas para capturar postales invernales. Para ellos, la nieve no es solo un espectáculo, es economía en movimiento. Tienen motivos más que suficientes para festejar cada vez que cae la nieve de manera intensa.
La nieve y el agua tan necesaria y urgente
Lo mismo ocurrió con la Autoridad Interjurisdiccional de Cuencas (AIC), el organismo que monitorea los embalses y administra los caudales de agua. La acumulación de nieve en la cordillera es una garantía de deshielo y abastecimiento hídrico para los meses de calor. En un contexto de crisis climática, cada centímetro de nieve representa un alivio frente al fantasma del bajo caudal en los ríos, la tensión energética que eso puede provocar y la humedad de los bosques, siempre en riesgo durante los veranos ante la amenaza de los incendios forestales como los del año pasado que devastaron miles de hectáreas. Aunque es bien cierto que las nevadas que vienen cayendo en la cordillera en los últimos días no van a ser la solución definitiva, es una señal más que esperanzadora. El invierno, por fin, empezó a cumplir su función natural.
La nieve y sus efectos para el tránsito
Pero como suele suceder con estos eventos climáticos, no todo fue positivo y motivo de alegría y festejos. Las mismas condiciones climáticas que alegraron a algunos generaron serios problemas para otros: rutas cubiertas de hielo, algunas localidades complicadas, cortes de energía eléctrica, rutas intransitables y accidentes graves.
En la capital de Neuquén, la postal invernal pronto se volvió un obstáculo para el tránsito de vehículos con calles tan resbaladizas como peligrosas y un frío extremo que golpeó -como suele ocurrir- en los barrios más vulnerables, muchos de los cuales ni siquiera cuentan con calefacción y condiciones mínimas para vivir dignamente.
En general, no hubo grandes complicaciones en la ciudad porque estas precipitaciones se hicieron presentes un sábado, con muy baja actividad laboral (un día hábil hubiera sido peor). El lado positivo fue la felicidad que trajo en los niños, principalmente, que junto a sus familias no dudaron en salir a la calle para jugar y tomar fotos para que quede inmortalizado este acontecimiento.
Lo que para algunos fue postal de bienvenida, para otros fue señal de alarma, por lo que el fenómeno meteorológico recuerda, una vez más, que el clima no distingue entre lo que se quiere, se necesita y lo que se puede afrontar. Y que, en estos tiempos, festejar una nevada implica también prepararse para sus consecuencias.
Te puede interesar...
Dejá tu comentario