Sofía y Federico son campeones del último selectivo nacional de la especialidad. Fueron convocados a llevar la bandera argentina a lo más alto del deporte mundial.
El Breaking no es sólo una disciplina de danza y deporte, es comunidad, una forma de habitar la vida. Federico Lorenzo Díaz, “B Boy Hunter” y Sofía Flores Montañas, “B Girl Soflix”, lo saben desde muy pequeños, cuando comenzaron a participar en eventos de Hip Hop junto a sus familias.
El papá de Fede es un referente de la movida urbana en Neuquén y tanto la mamá, como el papá de Sofi, son grandes bailarines de Breaking. Lo llevan en la sangre; para ambos es una forma de conectar con los suyos, pero también con sus entornos: su barrio, su ciudad y esa inmensa cantidad de pibes que todos los días construyen una cultura a los márgenes, sin que podamos percibirla del todo.
Comenzaron a bailar cerca de los 4 años, cada uno por su lado, pero compartiendo el sueño de poder representar a Neuquén algún día. Y aunque siempre entrenaron duro, con extrema disciplina, lo que no imaginaron es que una instancia nacional consagraría a ambos neuquinos simultáneamente, campeones en su categoría, y que serían elegidos para representar a Argentina en los Juegos Olímpicos de la Juventud Dakar 2026.
Para lograrlo, una de las condiciones que exige la organización, es que hayan participado al menos de un torneo mundial organizado por la World Dance Sport Federetion (WDSF). La oportunidad es ahora, el 28 de agosto en Oporto, Portugal, Sofí y Fede van a llevar la bandera de nuestro país al Campeonato Mundial Juvenil de Breaking WDSF 2025 que reúne a los b-boys y las b-girls más sobresalientes del mundo.
El mayor obstáculo para ambos es que deben juntar mucho dinero en poco tiempo para poder correr con la inversión en pasajes y estadía. Todo lo hacen y lo vienen haciendo a pulmón desde siempre, pero ahora el desafío va mucho más allá. Para eso iniciaron una campaña solidaria con rifas y donaciones que se pueden hacer a los alias sofi.portugal y hunter.a.portugal o en los instagram @bgirl.soflix y @the_hunter_093
Un largo camino
Fede empezó a bailar a los 4 años de junto a su papá, que hasta el día de hoy es su entrenador, con un grupo de breaking de Rincón de los Sauces. Un tiempo después se radicaron en la capital neuquina. “El poder representar a Neuquén y a Argentina el sueño por el que trabajo hace 11 años, mucho esfuerzo y mucho apoyo de los amigos, la gente que uno va conociendo, eso es lo más lindo, las conexiones que se arman”, explica.
El recorrido de Sofi fue muy similar. Nacida y criada en Neuquén, fue de la mano de su mamá y papá explorando y conociendo el mundo del hip hop. Hasta los 12 se dedicó completamente al breaking, pero luego fue incorporando gimnasia artística, circo, danza contemporánea, teatro. “Esas experiencias que viví son las que conforman mi danza en el Breaking hoy, siento que me nutrieron un montón. La danza me ha aportado seguridad y confianza en mí y con mis vínculos. Cuando se hacen cyphers se hace una ronda de un montón de b girls y b boys, los de fuera van alentando y me parece muy lindo eso, conocer personas de diferentes lugares que bailan. También fortalece el vínculo con mi mamá y mi papá, bailar es una forma de estar con ellos, de expresarme, de sacar mi lado extrovertido. Y también conectar con el disfrute, que es una sensación re linda”, dice. Y agrega: “La verdad que un honor representar a Neuquén sino a toda Argentina en el exterior. Mostrar cómo es la danza en el sur”.
Mucho más que una danza
El breaking es un estilo de danza urbana que nació en Bronx, Nueva York a principios de los años 70, como uno de los pilares del Hip Hop, exaltando sus valores y códigos, basados en el respeto y construcción de comunidad.
A mediados de los 80, comenzó a andar un camino modesto en Argentina. Sin embargo, durante la última década estalló, generando el surgimiento de Crews (tribus de bailarines) en todo el país. No fue un fenómeno aislado, por el contrario, fue creciendo con el enorme universo que se construyeron los pibes desde los márgenes con la cultura urbana, donde conviven el rap, trap, el freestyle, las riñas de gallo.
“Nosotras con mi hermana empezamos a bailar cuando éramos chiquitas y grabábamos las canciones de la radio para hacer coreografías. Después fui a un tallercito que daban de baile en el Barrio Confluencia y a partir de eso empecé a ir a reuniones en el centro donde nos juntábamos con un montón de chicas y chicos a rapear y a hacer breaking todos los domingos. Mi familia es de bajos recursos, no tenían para mandarme a ninguna institución a aprender, la danza me acogió a mí de una forma más callejera. Eso mismo es lo que hoy yo imparto. Ahora doy clases en la Muni mi taller es gratis para infancias, adolescencias y juventudes”, cuenta Daniela Montaña, mamá de Sofi. Y agrega: “Hoy la danza urbana en Neuquén está en un momento de crecimiento, siempre es lindo ver nuevas generaciones en el ámbito. Las danzas del under cada vez van ganando más espacios. La cultura hip hop siempre estuvo en los barrios, pero ahora está llegando a las academias y le dan visibilidad, encuentro de jóvenes. Todo enriquece la cultura de este territorio y me gusta ver como las nuevas generaciones le meten mucho newen a eso, lo hacen con pasión, con dedicación”.
En el mismo sentido, Darío agrega: “Tanto la ciudad como la provincia tiene mucho potencial con la cultura urbana, lo vemos a diario. Para mí es un orgullo poder ser parte de esto, brindando espacios como las clases que doy desde la subsecretaría de Cultura de la Provincia para un montón de chicos. Ahí siempre explico que el breaking es el arte de dominar tu cuerpo al ritmo de la música”.
Una oportunidad para brillar
El breaking sigue empujando. Logró ser reconocido como deporte, cada día suma presencia en competencias nacionales e internacionales, como el ingreso de la disciplina al mundo olímpico, que tuvo su debut en los Juegos de la Juventud en Buenos Aires en 2018 y en los Juegos Olímpicos de París el año pasado.
Pero, sobre todo, logró colarse aquí, en medio de esta diversidad cultural que somos, que aprendió a hacerse en el encuentro con lo ajeno, que toma lo mejor del breaking para darle sello propio: una mirada, un paisaje, un territorio y una forma de habitarlo en la danza.
Sofi y Fede están haciendo historia, son parte de una generación que se crió en los barrios, educando su cuerpo, haciendo de eso una forma de expresión y de conexión con otros, construyendo comunidad y valores. Un recorrido inmenso para dos adolescentes que hoy tienen la oportunidad de mostrarle al mundo de qué están hechos Neuquén y Argentina, dos pibes nuestros que le ponen el cuerpo a una identidad y que necesitamos acompañar.
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