Cómo es el súper deportivo con el que reviven la marca de autos más antigua de la Argentina
Sólo fabricarán cinco unidades en Rosario, de manera artesanal. Se trata de la marca pionera de la industria nacional automotriz.
La mítica Anasagasti —la primera automotriz nacional fundada en 1909— vuelve a rugir más de un siglo después con un proyecto que combina tradición e innovación. El nuevo Anasagasti Catana promete honrar la gesta pionera de Horacio Anasagasti con un deportivo de producción artesanal, alma analógica y prestaciones de súper deportivo.
En un mercado dominado por la digitalización y la electrificación, el Catana apuesta por recuperar la conducción pura: motor V8 atmosférico en posición central, caja manual, tracción trasera y un chasis monocasco de fibra de carbono. Serán apenas cinco unidades al año, ensambladas en talleres de Rosario con el foco puesto en la exclusividad y la excelencia artesanal.
La iniciativa lleva el sello del diseñador argentino Antonio Marinella, que se planteó “una celebración al automovilismo auténtico” con líneas musculosas inspiradas en los clásicos europeos de los años 60 y 70, pero reforzadas por tecnología de punta. La carrocería combina metal trabajado a mano, paneles internos de madera y tapizados de cuero argentino de la mejor calidad, un guiño a la elegancia criolla que caracterizó a la marca en sus inicios.
Más allá de la potencia y el diseño, el Catana será el emblema que reactive una denominación legendaria para la industria local. “Creemos que hay belleza atemporal en perfeccionar la experiencia de manejo analógica”, explican desde la nueva firma, convencidos de que la historia puede ser un motor hacia el futuro.
"Creemos que, a medida que el mundo se vuelve cada vez más digital y eléctrico, existe una belleza eterna en celebrar y perfeccionar la experiencia de conducción analógica sin filtros. El clic de una palanca de cambios con compuertas. La respuesta directa de la carretera. El sutil y dulce aroma del cuero. La belleza de los diales analógicos. Una artesanía inmaculada. Un chasis fabricado en carrocería. El diseño del motor central. El sonido de un rugiente motor V8. Esto es Anasagasti", describen desde la marca.
Anasagasti: la historia de la marca más antigua de la Argentina
El origen se remonta al ingeniero Horacio Anasagasti, porteño de adopción y vasco de sangre, que en 1909 fundó la primera fábrica argentina de automóviles de serie. Con piezas importadas de Francia y carrocerías nacionales, presentó su prototipo en 1911 y comenzó a vender el Doble Phaeton en enero de 1912 a 6 500 pesos, con la posibilidad —revolucionaria para la época— de financiarlo en cuotas.
Entre 1912 y 1913 el ingeniero llevó tres unidades a Europa para competir en el Tour de France y en la prestigiosa Coupe de l’Auto, cosechando triunfos que pusieron a la bandera argentina en lo más alto y enfrentando de igual a igual a Bugatti, Fiat o Mercedes-Benz.
La producción totalizó unas 50 unidades antes de que la Primera Guerra Mundial interrumpiera el suministro de piezas y forzara el cierre de la planta en 1915. Muchos de aquellos autos continuaron prestando servicio como taxis en Buenos Aires durante décadas, prueba de su robustez y del oficio criollo.
Hoy sobreviven dos ejemplares: uno pertenece al Museo Nacional de Aeronáutica y otro al Club de Automóviles Clásicos, verdaderos tesoros rodantes que testimonian la osadía del primer emprendedor automotriz del país.
Del pasado glorioso al futuro artesanal
Diseño retro-futurista: la silueta del Catana evoca a los superdeportivos de los 60 y 70, con proporciones clásicas y detalles contemporáneos.
Mecánica visceral: V8 sin turbo, alrededor de 500 CV (dato estimado), caja manual y tracción trasera para una conexión directa entre piloto y máquina.
Producción limitada: 5 unidades por año, numeradas y personalizadas; cada una demandará cientos de horas de trabajo a mano.
Artesanía local: materiales nobles -madera, cuero argentino y aluminio- ensamblados en Rosario.
Visión conservadora: rescatar la herencia mecánica y el placer de conducir en tiempos de autos autónomos y eléctricos.
Por qué el nombre Catana
El nombre “Catana” es una referencia al seudónimo de competición de Horacio Anasagasti, “El Samurái”. Horacio utilizó este nombre por primera vez cuando ganó la prestigiosa carrera de larga distancia Rosario-Córdoba-Rosario de 1600 km en 1911.
Ganar en la primera carrera competitiva con un prototipo Anasagasti es considerado uno de los grandes logros del automovilismo argentino.
“Catana” es la palabra en español para “Katana”, la espada principal utilizada por un samurái. "En nuestro esfuerzo por revivir Anasagasti en todo su esplendor, creemos que este nombre es un homenaje adecuado a la forma en que Horacio probablemente se percibía en la competición automovilística: un guerrero estoico, fiel a un código no escrito de honor, respeto, coraje y valentía. El auto de carreras Anasagasti, su arma", explican desde Anasagasti.
Las raíces criollas, también en el color
Erythrina crista-galli, también conocida como Ceibo en español, es un árbol floreciente nativo de Argentina. Tiene una gran importancia como el árbol nacional, celebrado anualmente el 22 de noviembre.
Una leyenda cautivadora cuenta el origen del árbol de Ceibo en Argentina. Anahí, una mujer guaraní, fue injustamente quemada en la hoguera por brujería por los conquistadores españoles. Su espíritu se transformó en el majestuoso árbol de Ceibo, cuyas flores rojas aterciopeladas simbolizan su inquebrantable valentía y poder.
La leyenda de Anahí y el vibrante color rojo de las flores del Ceibo sirven como el color de lanzamiento ideal para el Anasagasti Catana.
La nueva Anasagasti no fijó precio oficial ni fecha exacta de lanzamiento, primero deberán superarse todas las homologaciones. El objetivo es vender las cinco unidades anuales a coleccionistas locales y extranjeros que compartan la filosofía de la marca: menos es más cuando se trata de alma mecánica.
Mientras tanto, cada avance del proyecto va tejiendo un puente entre el legado de Horacio Anasagasti y las futuras generaciones de fanáticos que verán renacer, sobre asfalto argentino, la automotriz más antigua del país. "Juntos podemos preservar, celebrar y seguir innovando el automovilismo auténtico", sostienen en Anasagasti. Que así sea.
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