Mientras el invierno azota a la Argentina, Europa arde: muertes, récords térmicos y alerta roja
Mientras el termómetro se ubica por debajo de cero en casi todo el país, ciudades europeas enfrentan temperaturas de hasta 63° en espacios cerrados.
El cambio estacional marcó esta semana un contraste impactante entre el hemisferio sur y el norte: mientras la Argentina sufre una de las olas polares más intensas de los últimos años, Europa enfrenta una crisis por calor extremo que ya se cobró varias vidas y activó alertas en diversos países.
Uno de los datos más llamativos provino de París, donde una cronista que cubría el fenómeno en un restaurante francés ingresó a la cocina con un termómetro y detectó una sensación térmica de 63,5°C. La imagen se volvió viral y se convirtió en símbolo de la gravedad de la situación.
En Francia, el martes fue calificado como el día más crítico de la semana. Las temperaturas superaron los 40°C en varias zonas y el gobierno emitió una alerta roja por calor, la primera en los últimos cinco años. El Ministerio de Transición Ecológica informó el fallecimiento de dos personas por cuadros derivados del calor, mientras que más de 300 ciudadanos debieron ser asistidos por equipos de emergencia.
La ministra Agnès Pannier-Runacher confirmó los decesos e hizo un llamado urgente a tomar precauciones. Se espera que el episodio extremo se desplace hacia el este del continente, aunque el alivio aún no llegó para muchas regiones.
En Italia, la situación también es alarmante. Tres personas fallecieron en distintos puntos del país por causas vinculadas a las altas temperaturas. En Cerdeña, donde los termómetros marcaron más de 42°C, murieron dos hombres: uno en una playa y otro mientras practicaba snorkel. La tercera víctima, una mujer, colapsó en la vía pública en Palermo.
En España, además de los estragos sanitarios, la ola de calor desencadenó una tragedia ambiental. Un incendio forestal, alimentado por las temperaturas extremas, provocó la muerte de dos agricultores que intentaban escapar en un vehículo, según confirmaron las autoridades locales.
El impacto no se limita a la salud ni a los incendios: infraestructuras críticas también se ven comprometidas. En Suiza, una planta nuclear se vio obligada a apagar uno de sus reactores debido a que el agua del río Aar, utilizada para refrigeración, se calentó por encima de los niveles seguros.
Alemania, por su parte, atraviesa este miércoles la jornada más calurosa del año. Las previsiones apuntan a temperaturas cercanas a los 40°C en algunas regiones, especialmente en el oeste y suroeste. En Baviera, el martes se alcanzaron 37,8°C, y todo indica que el récord anual podría ser superado. No obstante, el récord histórico alemán aún sigue en pie desde junio de 2019, cuando se llegó a los 41,2°C en Renania del Norte-Westfalia.
Ante la sofocante situación, algunas ciudades europeas buscan alternativas para mitigar el impacto. En Berlín, por ejemplo, se sugiere a turistas y residentes refugiarse en la estación de metro de Brandeburger Tor, ubicada a 17 metros bajo tierra, donde las temperaturas se mantienen considerablemente más frescas.
Argentina atraviesa su invierno más frío en una década
El escenario en ambos hemisferios, aunque opuesto en cuanto a temperaturas, revela una misma problemática: los extremos climáticos están golpeando con mayor intensidad, dejando en evidencia la vulnerabilidad de las ciudades frente a fenómenos meteorológicos cada vez más frecuentes y agresivos.
Mientras Europa combate incendios, olas de calor y muertes por deshidratación, en Argentina millones de personas enfrentan bajas históricas, crisis energéticas por alta demanda y una creciente preocupación por el impacto del frío extremo en los sectores más vulnerables. El invierno y el verano, en sus versiones más crudas, marcan un mismo mensaje: el cambio climático no da tregua.
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