La pareja tuvo que mudarse e instalar un sanatorio móvil en su casa por las dificultades de salud de la nena, que hoy tiene dos años. Aseguran que la obstetra no estaba en la sala de partos y daba órdenes por WhatsApp.
El nacimiento de su hija Sophia se convirtió en un inesperado calvario para una pareja de San Patricio del Chañar. Tras una serie de problemas en el parto, la familia tuvo que mudarse a Neuquén capital e instalar un sanatorio móvil para proveerle cuidados básicos a la niña, que hoy tiene dos años y sufre de parálisis cerebral luego de haber pasado 20 minutos sin signos vitales por una asfixia durante el parto. Por eso, sus padres iniciaron acciones legales por mala praxis contra la ginecóloga de una clínica privada de Neuquén.
Para los abogados que representan a la familia, la denuncia busca no sólo resolver este caso concreto en Neuquén sino visibilizar una práctica que es habitual en centros de salud privados: la violencia obstétrica. En este caso, consideraron que el hecho se dio a partir de un "parto respetado" mal entendido, ya que la profesional a cargo del procedimiento insistió en practicar un parto natural sin intervenciones pese al pedido de la paciente y el riesgo que corría la bebé por nacer.
"El problema mayor es que la profesional no estaba en la clínica. Las parteras le mandaban las mediciones de Ivana por WhatsApp y se manejaba por ahí, al punto de que Ivana en varias ocasiones le va avisando su estado -estando internada e inducida al parto- a la profesional", expresó Alejandro Monzani, uno de los abogados que representa el caso. Agregó que esta práctica se repite en distintos centros de salud de la región, con médicos de cabecera que aparecen sólo en el momento del parto, y dejan la atención en manos de licenciadas en obstetricia, lo que amplía el factor de riesgo para los nacimientos.
El nacimiento de Sophia y los efectos de un parto no respetado
Ivana fue internada el 25 de octubre de 2022. Para los abogados, la internación se dio "sin que existan parámetros médicos que lo sugieran" ya que no se habían realizado los controles adecuados. "La historia clínica era un desastre, y en la mayoría de los casos intervenían las parteras y no la ginecóloga", aseguró Monzani.
Para inducir el parto, la mujer fue medicada con misoprostol. Según la denuncia "se lo dan de forma irregular, con dosis mayores a las que le debían dar y sin respetar formas de suministro y sin hacer monitoreos fetales", lo que la llevó a pasar dos días internada en la clínica con contracciones pero sin la dilatación suficiente para poder seguir con el parto de forma natural.
Ese 25 de octubre, ya agotada de las contracciones, pidió tener a su hija por cesárea, ya que no veía efectos en la dilatación. En la denuncia aseguran que los profesionales de salud le negaron esta posibilidad y decidieron esperar un día más para darle tiempo a la droga de hacer su efecto. El día 26, después de otra dosis de misoprostol, la mujer sólo tenía sólo 3 centímetros de dilatación del cuello uterino, por lo que una de las parteras realiza una maniobra para "romper la bolsa de forma manual".
Como la ginecóloga de cabecera no estaba presente, Ivana se comunicó tres veces por WhatsApp para solicitar una cesárea. Sin embargo, no tuvo respuesta a su pedido y se quedó internada. Tras la rotura de bolsa que indujo el parto, pasó 3 o 4 horas sin asistencia ni controles, hasta que su esposo Cristian fue a reclamar ayuda por el intenso dolor que sufría la mujer.
La situación más grave ocurrió después. "Por la falta de dilatación del canal de parto, la bebé quedó atrapada en el canal vaginal y sufre hipoxia (es decir, no le entra oxígeno)", relataron los denunciantes. "Ivana la pide a los gritos a la médica que le haga un corte llamado episiotomía (una incisión en la zona del perineo) para facilitar la expulsión del bebé pero la médica le respondió que no lo hacía hacía tres años", expresaron. "Tampoco usaron vaccum, ventosas u otro instrumento para ayudarla a salir", explicaron.
Aunque la denuncia indica que finalmente se practicó la episiotomía, los denunciantes aclararon que "la bebé nació sin signos vitales y después de 20 minutos en el servicio de neonatología lograron revivirla". En el expediente también se ven problemas de registro: la historia clínica indica que nació con vida, lo que contradice el informe de los neonatólogos.
"Hoy, la pequeña Sophia sufre de parálisis cerebral total, tiene una traqueotomía, no la pueden ni sacar afuera porque al mínimo contacto con virus o bacterias se arriesga su vida; fue intervenida de urgencia al menos 5 veces después de su nacimiento", agregaron.
En diálogo con LMNeuquén, Ivana, su mamá, contó cómo siguió Sophia después del parto. "Nosotros sospechábamos que algo andaba mal, pero no nos decían nada", explicó. Así, la beba pasó cinco meses internada y sus padres realizaron estudios para saber si había alguna razón genética que hubiera causado esa afección. "Hicimos estudios en Alemania, en Brasil, y todos daban negativo; todos los problemas son por la hipoxia durante el parto", aclaró.
Por su cuadro, los tres tuvieron que mudarse de San Patricio del Chañar a Neuquén para tener mayor acceso a servicios médicos y paliativos. Así, profesionales de la salud visitan su casa todos los días para acompañar a la niña, que hoy tiene dos años y cuyo cuadro se agravó en los últimos meses. "Ella tiene un botón gástrico y una traqueotomía, pero ahora sumaron un respirador que respira por ella", expresó.
"Esperamos cuatro meses en neonatología para por fin escucharla llorar", dijo Cristian, que vivió ese hábito infantil casi como un milagro. "Y unas semanas después nos dijeron que tenían que hacer la traqueotomía y ahí ya no la escuchamos nunca más", afirmó.
La denuncia que impulsan los abogados
"A Ivana y Cristian les queda sólo la posibilidad de buscar justicia, tanto por lo que padeció y padece su hija, como lo que padecieron ellos a título personal; de la misma manera, buscan que la justicia permita indemnizar por tales daños y, de alguna manera, con ello garantizar cierta calidad de vida para ellos y -especialmente- para Sophia", reza el expediente, que reclama una compensación multimillonaria a la clínica, las profesionales que intervinieron en el parto y la aseguradora que tenían contratada.
Pese a que el pago de una indemnización podría ayudar a solventar parte de los extensos gastos médicos que demanda la beba, Ivana aclaró: "Nosotros lo que queremos es Justicia por lo que le hicieron a nuestra hija". "Esperábamos una bebé sana y esto nos cambió la vida, no queremos que ninguna familia ni ningún bebé sufra lo que sufrimos nosotros".
Cristian explicó que recurrieron a todos los estudios para comprobar si había alguna causa que hubiera ocasionado esos problemas de salud. "Llevamos todos los estudios de enfermedades raras que daban negativo y le dije al médico de neo en la cara que sólo podía ser un caso de mala praxis", afirmó Cristian.
Los abogados aseguraron que la pareja quiso buscar respuestas de lo sucedido. "Pero se toparon con el silencio absoluto de la doctora, quien después de lo acontecido nunca más volvió a mostrarse frente a ellos. Poco se pudo saber de la clínica, quien negó rotundamente que la impericia de la profesional sea la causante del daño, y estableció la orden al personal de no filtrar información sobre lo sucedido ni tener trato con los padres de Sophia", agregaron.
Ivana añadió: "Yo tenía un médico en Río Negro y la elegí a ella por una recomendación, porque quería que mi hija naciera en Neuquén. Íbamos dos o tres veces por mes de Chañar a Neuquén para verla, y después del parto no volvió a vernos, no me atendió en la sanidad postparto y tampoco preguntó cómo estaba la nena".
"Ni en esta demanda ni en la denuncia penal se dice que las demandadas obraron con voluntad expresa de dañar a Sophia. Lo que sí se está diciendo en esta demanda y en la denuncia penal, es que la falta de diligencia profesional que han tenido para con Sophia es grotesca y manifiesta. Y que tal falta calificada, responsable de la actual realidad de Sophia, Ivana y Cristian, no solo debe ser reparada para con estos, sino que se debe impedir que tales profesionales continúen ejerciendo sus labores dándose estas licencias en su praxis", reza la denuncia.
Cómo es hoy la vida de la familia
Antes del nacimiento de Sophia, Ivana trabajaba como docente de Biología con carga horaria completa en el CPEM Nº 31 Y EPEA 3 en San Patricio del Chañar. Además, participaba de proyectos institucionales, ayudaba a su esposo, Cristian, en el trabajo en su emprendimiento: una mueblería de muebles rústicos que había instalado en la localidad. Los dos asistían a una iglesia en Campo Grande para dar contención religiosa a adolescentes y pasaban los fines de semana al aire libre, practicando kayak o pesca, visitando amigos o en escapadas a zonas turísticas cercanas.
Aunque su ilusión era incorporar a Sophia a este estilo de vida, sus complicaciones de salud cambiaron los planes. "No hubo post parto, no hubo colecho ni mimos en la cama, no hubo contacto piel a piel de mamá con bebe, ni tampoco cantos de cuna", se lamentó la mujer. Hoy, su rutina está atada al estado de salud de la niña, que ya pasó por numerosas cirugías e internaciones en terapia intensiva.
"No entiendo a la vida y me cuesta aceptar esta nueva etapa de ser mamá casi enfermera, miro a mi hija (que es a quien más amo en el mundo) y sufro, me gustaría estar en su lugar y ser yo la que sufre. La incertidumbre de no saber qué va a pasar a futuro con su salud es terrible, desesperante. Me aterra pensar que no pueda lograr alguna función a futuro", expresó la mujer.
"Nuestra realidad actual es dura. Cada día es una lucha, una batalla emocional y física que no cesa. Todo lo que éramos, todo lo que soñábamos, quedó en el pasado. Ahora vivimos con la incertidumbre permanente de no saber qué evolución tendrá Sophia, con el miedo constante de que cada crisis sea la última", añadió Cristian, el papá de la beba, que tuvo que cerrar su empresa de muebles y buscar un trabajo en la industria petrolera para sostenerse, con un diagrama de 14x7 que la aleja dos semanas completas de su hija.
"En el medio se nos fue un auto, se nos fue nuestro negocio, pero estamos dejando todo para tener abogados y buscar justicia, porque hay muchas parejas que pasan por esto y no se quejan o no tienen los recursos para indagar en lo que pasó", agregó el hombre.
"Me hubiese gustado ser un poco más rebelde y determinante de cuando pedimos la cesárea, no haber perdido la convicción", se lamentó él. "Yo veía que algo estaba mal, cuando ella estuvo dos días ahí sufriendo, y mi dolor es como hombre o como papá de no haberlas protegido", expresó.
Cristian aseguró que durante el parto y en los años posteriores se sintieron manoseados. "Los médicos siempre tuvieron una actitud paternalista y no nos dejaron intervenir", se lamentó sobre un hecho que cambió sus vidas para siempre. "Nuestra casa es un hogar porque día a día nos esforzamos por seguir siendo una familia, pero tenemos enfermeras y profesionales todos los días, que nuestra casa se convirtió en una clínica", agregó.
"Sabemos que no es el único caso, que hay muchas parejas que tuvieron problemas así y no se animan a denunciar. También sabemos que estamos peleando contra un monopolio de médicos que se tapan entre ellos, pero no queremos que este sufrimiento lo vuelva a vivir otra familia", cerró Ivana.
Te puede interesar...
Lo más leído
Leé más
¿La mejor cerveza del mundo se hace en Patagonia? La historia de Kürüf
Cómo se construyó la rama lateral más extensa de Vaca Muerta
-
TAGS
- cesárea
- parto
- mala praxis
- Neuquén
Noticias relacionadas
Dejá tu comentario