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Román, el abogado que no fue, que hace 37 años se encarga de cuidar al público y a los artistas

Llegó desde Capital Federal cuando tenía 12 años y dejó la carrera de Derecho en Roca para dedicarse al control y prevención en los boliches y espectáculos masivos.

Para muchos neuquinos es una cara conocida. Y para los noctámbulos que salen a divertirse a los boliches y no se pierden ningún fin de semana su rostro es bastante familiar. Inclusive cuando son parte del público y van a ver a algún artista. Desde chico, cuando vivía y cursaba la primaria en Capital Federal, visitaba el Alto Valle junto con a su familia. “Veníamos cuando caían las heladas y en las temporadas de verano”, dirá.

Su padre, Alberto, se había convertido en uno de los tantos productores de fruta en la zona. Eso viajes se volvieron cansadores y en 1980 su papá (en la década del ’60 se retiró como ex inspector de la Policía Federal) decidió que era hora de quedarse en esta parte de la Patagonia y continuar con ese emprendimiento.

Así fue que curso el secundario en el colegio Manuel Belgrano y como buen amante de la música se convirtió en baterista y supo tener su banda. Por esas cosas del destino y de la vida, Román Darrieux, hace 37 años es quien se ocupa de cuidar al público y prevenir cualquier tipo de desmanes en boliches, recitales, fiestas provinciales y eventos que incluya algún tipo de espectáculo.

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“Tocaba la batería y junto con otros chicos hacíamos un rejunte y nos presentábamos en el colegio. Jano Castillo tocaba muy bien el órgano, Adriana Besadón cataban hermosamente y dábamos recitales en el salón de eventos del Manuel Belgrano (por el colegio)”, reveló y, agregó: “Después estuve participando con los chicos de Nos, un grupo de música que era trío. Después por cosas de la vida dejé de tocar la batería, pero amo la batería”.

Padre de dos hijos (Matías, de 29 años y Bárbara, de 24) e hijo de Alberto y María Teresa, la familia de Román se completa con Daniel (Periodista) y Silvina, productora y maestra jubilada. “Mi padre era productor (de frutas) y tenía galón de empaque junto a mi tío. Cuando terminé el colegio primario en Capital Federal mi papá tomó la decisión de irnos a vivir a Cipolletti. Hasta el día de hoy vivimos en las chacras que tenemos de toda la vida”, contó el hombre que transita en plenitud sus 57 años.

Precisamente, además de tener su foco en su profesión que “ama”, Román está al frente de Patagonia Césped, emprendimiento destinado a resolver diferentes superficies en los patios de hogares u otros espacios. “Toda mi vida he sido chacarero y hemos ido mutando acorde a la necesidad. Ahora hacemos césped”, afirmó.

Elección de vida y protector por naturaleza

Durante su adolescencia, el más chico de los Darrieux cuando finalizó sus estudios secundarios comenzó a estudiar la carrera de Derecho algo que más tarde dejaría de lado. El fallecimiento de su papá, hizo que junto con sus hermanos se hicieran cargo de la chacra. En ese periodo doloroso para la familia, Román viajó con su madre a Estados Unidos para reunirse con su tía que residía en ese país. “Vendí la batería para comprarme el pasaje y tener algo para la estadía. Unos de mis primos fue guardaespaldas de Luis Miguel y Britney Spears. Y otro de mis primos es sheriff en California”, reveló.

Más allá del empleo que les tocaba hacer en ese momento a sus parientes, el porteño siempre tuvo en su naturaleza el cuidado hacia el prójimo. “Siempre me gustó el tema de cuidar a la familia, a la gente, más que ser policía. Me gustaba ese sentido de protección, que me pasaba con mi familia. Cuando había una situación de determinado aspecto siempre recurrían a mí”, confesó.

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En familia. Román junto a su mamá, María Teresa, y sus hermanos Daniel (Periodista) y Silvina, productora y maestra jubilada.

En familia. Román junto a su mamá, María Teresa, y sus hermanos Daniel (Periodista) y Silvina, productora y maestra jubilada.

Ese cuidado sobre los vínculos o personas allegadas finalmente lo plasmó cuando comenzó a trabajar de seguridad. Román durante mucho tiempo hizo Tempo Karate, en donde encontró a Patricio Delgado, su profesor. “Él había comenzado a trabajar en uno de los boliches de Cipolletti. Y como era uno de sus alumnos más avanzados me sumó a su equipo”, reveló. Patricio durante mucho tiempo fue el encargado de seguridad de Ballotaje (ex Zakoga), situado en Ruta 22 km 1214. Luego en ese lugar funcionaría La Viga y Kimika.

“Empecé a los 21 años y paralelamente estaba también con el tema de la chacra. Me tuve que abocar a eso y ahí quedaron a un lado los tres años de abogacía. Estudiaba en la universidad de Roca”.

“A partir de ahí no pare de trabajar (en seguridad), solo tuve un intervalo cuando nació uno de mis hijos (Matías). La verdad que lo extrañe mucho (el trabajo); de repente vos sentís que naces para hacer algo. Y bueno, a las pruebas me remito porque ya pasaron varios años”, sentenció.

Su camino y postura

Román tomó más notoriedad con el retiro de unos de los jefes de seguridad de Kimika. A cargo de un equipo de protección, una productora neuquina que participó en un evento aniversario del boliche, le abrió las puertas para que trabajara en los recitales, ya que solamente estaban abocados a lo que era los reductos bailables. “Empezamos a salir al estadio Ruca Che, Espacio Duam casino con shows muy importantes”, señaló.

En tiempo en que la información era escaza sobre cómo una persona debía proceder en temas de protección dentro de algún recinto, el cuidador ya tenía una postura tomada: “Había que cuidar al cliente y no actuar de manera represiva sobre la consecuencia. Había que estar un paso antes para solucionar las cosas de una forma no traumática o violenta para el cliente”, sostuvo.

En ese camino de adquirir conocimientos comenzó a transitar por diferentes cursos de capacitación en lo que tiene que ver con resolución de conflictos con la gente del INADI (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo).

Lo que es seguridad está aplicado a otro tipo de tareas. Lo gente tiene que entender que nosotros nos dedicamos al control en eventos de masiva concurrencia. Es estar atento a las situaciones para prevenir y actuar en el momento que se puede generar un disturbio. Fundamentalmente, evitar que haya lastimados porque la gente cuando se pelea se termina lastimando”, sostuvo.

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 Darrieux, de 57 años, resaltó que el público debe entender que nosotros (su equipo de trabajo) nos dedicamos al control en eventos de masiva concurrencia.

Darrieux, de 57 años, resaltó que el público debe entender que nosotros (su equipo de trabajo) nos dedicamos al control en eventos de masiva concurrencia. "Nosotros estamos para prevenir y no reprimir una situación e ir a golpear a la gente", afirmó.

Darrieux resaltó que están distantes de esa figura polémica de Patovica (persona musculosa que trabaja generalmente en boliches), que en muchos casos años atrás han tomado estado público por golpear a otras personas de forma violenta.

“La imagen que tratamos de trasmitirle como equipo a la gente es que nosotros estamos para prevenir y no reprimir una situación e ir a golpear a la gente. Cuando uno llega al trabajo la idea es tener una noche lo más tranquila posible. Que el cliente se divierta y llegue bien a su casa”, explicó.

“Uno tiene que entender que en esa diversión se puede dar una situación confusa en donde uno tiene que tener la madurez y equilibrio para llegar a una resolución. Siempre hacemos hincapié en eso. Y no ser esa imagen del patovica golpeador”, resaltó.

Situaciones límites

Román afirmó que ha tenido un montón de situaciones “agresivas”. Inclusive ha recibido golpes en su rostro de personas que no han estado en sus cabales debido al consumo de alcohol o sustancias. “Uno no debe generar un daño a la persona sino utilizar técnicas de neutralización y luego poner al agresor a disposición del personal policial. Creo que siempre debería estar en los accesos de los eventos masivos, ya sea en un boliche o recitales. Soy de la idea que el personal policial y de salud siempre tienen que estar presentes”, sostuvo.

“Uno siempre tratar de estar encima de las situaciones para que el conflicto no escale y se pueda resolver de la mejor forma. Tenemos que logra que la gente se mantenga contenta. Tenemos la suerte de trabajar con todas las productoras y municipios de la zona y estamos felices, somos agradecidos que eso suceda porque estamos en el camino de la buena senda”, acotó.

Según el guardián de la noche indicó que hubo una baja de violencia luego de la pandemia. Y reveló que los disturbios violentos siempre se dan entre personas alcoholizadas: “Muchas veces el problema ya viene de afuera y luego se desencadena adentro (del boliche) en donde también se pueden sumar más actores. Esa es loa más común”, reveló.

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Román confesó que todo su equipo tiene la suerte de trabajar con todas las productoras y municipios de la zona.

Román confesó que todo su equipo tiene la suerte de trabajar con todas las productoras y municipios de la zona. "Estamos felices, somos agradecidos que eso suceda porque estamos en el camino de la buena senda”, manifestó.

También muchas veces las situaciones de parejas se tornan violentas. Ante este tipo de contexto la gente ayuda y da aviso. La gente está atenta a estas cosas y muchas veces nos ha tocado acompañar a personas a su casa para que no haya más inconvenientes. A veces hemos tenido que llamar padres porque algún joven se excedió tomando alcohol”, describió y, resaltó: “Tenemos un protocolo que es no dejar que nadie se vaya del boliche en un estado inconsciente y no sepa cómo está actuando o que esté con una persona a la cual no le puede poner un límite”.

De todos modos, Román indicó que todo depende del alcohol o sustancia que consuma cada individuo: “Es lamentable decirlo, pero es así. Pero todo va de la mano de los excesos. Uno puede saber más o menos como llega (la persona) pero nunca se sabe cómo puede terminar”.

Baja de violencia y empatía con la gente

“Antes de pandemia y algunos años atrás se armaban tremendas bataholas afuera del boliche. Por suerte hemos notado que la gente ya no tiene tanto ese tipo de actitudes. Nosotros ahora tenemos la suerte que la gente conoce nuestro equipo de control y nos produce alegría que podemos interactuar con ese público. A mí me encanta meterme entre medio de la gente y me sirve muchísimo para evaluar el clima que hay en el evento. Hay muchísima gente que nos conoce porque logramos mantener una relación. A veces uno se saca fotos con los chicos y cada vez son más los que nos saludan. Eso ayuda que el público sepa que estamos en ese lugar de prevención para que ellos se diviertan. A mí me divierte cuando ese público toma contacto con el artista y llega a emocionarse”, reveló.

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Abel Pintos y  un momento para el humor junto con el personal de control.

Abel Pintos y un momento para el humor junto con el personal de control. "Con Abel tenemos una relación hermosa. Nos conocen y están tranquilos porque saben de nuestro laburo", afirmó Román.

De acuerdo a la magnitud que tenga el evento, el número de los integrantes va variando: “Cuando vino La Renga a Fernández Oro éramos 250 personas. Igual para la Fiesta de la Confluencia, en donde hicimos un trabajo maratónico por la cantidad de gente que asistió. En este caso nos nutrimos de otra gente que nos hace saber que quiere sumare para trabajar. Un equipo fijo puede ir de 30 a 60 integrantes. A partir de ahí delego diferentes responsabilidades de acuerdo a la experiencia que tenga”, contó.

En el plano económico el oficio no está muy bien pago como debería ser. La situación económica está “difícil y no ayuda mucho: “Buscamos que se reconozcan los años de trabajo y experiencias que tenemos. Hay determinadas producciones que priorizan el precio y no esa experiencia. Gracias a dios no hemos tenido ningún problema grave”.

Artistas, Maradona y el “Perón” de Abel Pintos

Si de aristas hay que hablar están los que tiene la mejor “onda” y otros que se muestran “distantes” y apáticos. “Aprendí a disfrutar como la gente se emociona con lo que canta cada artista. Estamos en un lugar privilegiado que es cuidar a la gente y a la vez cuidar del artista para que no se sienta invadido por algún fan que pueda tener una acción desmedida”, contó.

A modo de ejemplo, Román, quien es hincha de River Plate, reveló que en 25 de Mayo (La Pampa) una chica se lanzó corriendo desde 15 metros cuando vio bajar del micro a Abel Pintos. “Por suerte vimos la acción porque venía corriendo muy fuerte. Sino no la hubiéramos interceptado, Abel, termina en el piso. Nunca se sabe puede pasar ante esas situaciones porque el artista puede resultar lastimado o agredido”.

En cuanto al vínculo que se puede llegar con determinados cantantes reveló que hay algunos son muy “secotes”. “L-Gante y Ke Personajes son muy cortante respecto al trabajo que hacemos nosotros. No los quiero matar, pero prácticamente te ignoran”, reveló.

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“Después están esos artistas, músicos, que nos conocen y están tranquilos porque saben de nuestro laburo. Con la gente de Abel Pintos tenemos una relación hermosa. Nos han puesto hasta sobrenombre. A Mario, mi mano derecha, lo encuentran muy parecido a Perón (Juan Domingo). Y ha pasado que en las pruebas de sonido cuando lo ven (a Mario) le cantan ‘Perdón Perón, Perón, Perón’. Cuando llegan (a Neuquén) lo primero que hacen es preguntar por él”, reveló con humor.

“Con las Pastillas del Abuelo pasa lo mismo. Porque termina el show y lo primero que hacen es bajarse del escenario para darte un abrazo y agradecerte. En el caso de artistas como Lali o Tini tratamos de estar lejos porque son muy reservados. Si llegó a ver a alguien del equipo con el celular en la mano lo mato. No hay chances de una selfie porque nosotros no estemos para eso. Está totalmente prohibido 100%, sobre todo en la parte de los camarines.”, acotó.

EL público joven y los artistas

En este momento el público que les demandado más atención y trabajo son los chicos fanáticos de YSY A o Duki. “Es un público mucho más joven que muchas veces viene mal comido y deshidratados. Son chicos que hacen la fila de ingreso desde muy temprano o vienen de la noche anterior y hacen la ‘cola’ desde la madrugada”, reveló

“A veces tenemos que saltar (el vallado) al rescate de a gente. Con este tipo de artista tenés que tenerlos ojos encima de las personas desde que arranca la primera nota. Uno ya tiene un ojo clínico cuando transita el vallado viendo quien necesita ayuda o está cerca de descompensarse”.

Román, el abogado que no fue, que hace 37 años se encarga de cuidar al público y a los artistas

El guardia, que es hincha de River, sostuvo que con el público joven hay que tener un ojo "encima" por la poca experiencia que puden tener al moverse en un show. “A veces tenemos que saltar (el vallado) al rescate de a gente", reveló.

En 2008, Diego Maradona participó en partidos de showbol contra Brasil en el estadio Ruca Che, que se vio desbordado de fanáticos del Diez. En su visita a la ciudad, Darrieux, cuidó las espaldas el ex capitán del seleccionado Nacional. “Maradona nos ignoró (a todo el personal de custodia de ese momento) pero a la vez fue una satisfacción. Cuando nos convocaron fue muy lindo y en ese instante no lo dimensionas hasta que pasan un montón de años porque él (Maradona) era una figura muy grande. Y además por lo que sigue significando. Uno ve la foto ahora y me doy cuenta que el huevón que estaba atrás de él soy yo”, opinó.

La familia y los amigos

Román se separó hace unas dos décadas de la madre de sus hijos. Si bien ha tenido otros compromisos “esporádicos” es muy difícil que la otra parte se adapte a sus horarios de laburo, salvo que trabaje en un ambiente similar. “Para hacer un Ruca Che me voy a la una del mediodía para hacer una avanzada. Hago todo el recital y después me vengo al boliche. Llegó a mi casa a las ocho de la mañana”, ejemplificó.

“Cuando estaba con mi familia solo dormía un par de horas porque al mediodía había que compartir la mesa. Para las fiestas de fin de año casi nunca estaba presente porque tenía que trabajar. Además, e pagan doble. Es todo un tema hacer este trabajo”, acotó.

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Román tiene dos hijos,  Matías, de 29 años y Bárbara, de 24 (le queda un año para recibirse de psicóloga), con li cuales tiene una relación

Román tiene dos hijos, Matías, de 29 años y Bárbara, de 24 (le queda un año para recibirse de psicóloga), con li cuales tiene una relación "hermosa". "Están orgullosos. Mi hijo con 17 años cuando llegaba al boliche con sus compañeros me veía y me abrazaba, no le daba vergüenza", reveló.

El hombre que se ocupa del control de Mood prácticamente no pude dejar de lado su labor ni hasta cuando sale a dispersarse a tomar una birra con su grupo de amigos: “Voy a cualquier bar y tengo que sentarme mirando la puerta, sino me la paso mirando los movimientos que hay en el lugar. Siempre quiero saber quién entra y qué pasa. Mis amigos me dicen ‘Dale gordo, relaja’ y la verdad es yo estoy fantástico”.

Sobre la relación con sus dos hijos contó que se sienten súper “orgullosos”. “Con este tipo de trabajo suele pasar que los chicos se ponen reacios por la ausencia o no estar presente en determinados eventos. Con ellos nunca me pasó. Mi hijo con 17 años cuando llegaba al boliche con sus compañeros me veía y me abrazaba, no le daba vergüenza. Se me subía hasta a caballito. Ahora con 29 años sigue haciendo lo mismo. Siempre tuvimos una relación amorosa”, explicó.

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 Con 37 años de experiencia al cuidado del publicó a Román Darrieux ni se le cruza por la cabeza dejar su profesión.

Con 37 años de experiencia al cuidado del publicó a Román Darrieux ni se le cruza por la cabeza dejar su profesión. "Me me van a tener que sacar con los pies para adelante”, confesó.

Román confiesa que el día que no haga su trabajo sentirá un gran “vacío” pero es algo que ni se le cruza por la cabeza: “Hay chicos que regresan de estudiar afuera y cuando me ven me dicen ‘Estás igual, cuándo vas a dejar de trabajar’. La respuesta es ‘Nunca’ porque me van a tener que sacar con los pies para adelante”.

“No me molesta que por ahí me digan ‘Patova’. Yo me identifico con el bueno, con el buen sentido de esa palabra. Amo que me digan ‘Patova’ porque hace tantos años que lo hago… en un principio fue así. No se lo conocía de otra forma. Ante un conflicto siempre les comunicó (a la persona) que estoy para resolver y no para generar un problema. Nuestro lema es claro ‘Que nada invada tu diversión. Estamos para cuidarte’”, concluyó.

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