El primer Volkswagen: cómo reconstruyeron el Escarabajo más viejo del mundo
Se trata del único ejemplar que sobrevivió de los 30 prototipos iniciales que se fabricaron, a fines de la década del 30.
Arrancó como un sueño mecánico de preguerra y terminó convertido en una leyenda sobre ruedas. El hallazgo y la restauración del Volkswagen Escarabajo más antiguo que se conoce -el prototipo W30 #26 fabricado a fines de 1936- devuelve a la vida un pedazo fundamental de la historia automotriz alemana y mundial.
Antes de ser el auto popular que motorizó a medio planeta, el Volkswagen Escarabajo atravesó un duro proceso de gestación. Solo 30 unidades de prueba salieron de la planta de Daimler-Benz en Sindelfingen con la sigla W30, destinadas a recorrer miles de kilómetros para pulir diseño, confiabilidad y costos. Ese lote pionero marcó el paso entre los primeros bocetos de Ferdinand Porsche (para el modelo presentado formalmente en 1938) y la línea de producción que se estrenaría tras la Segunda Guerra Mundial.
La mayoría de aquellos prototipos fue destruida por órdenes militares en 1942, pero el chasis #26 escapó milagrosamente a los sopletes. Su ruta fue tan tortuosa como apasionante: apareció en un desguace austríaco en los sesenta, pasó por manos privadas y recién en 1998 un historiador de Volkswagen identificó sus rasgos únicos —capot sin ranuras y frontal reforzado— que lo vinculaban con la serie perdida.
El responsable de rescatarlo definitivamente fue el coleccionista alemán Christian Gründmann, un obsesivo de la marca que negoció el chasis por un Schwimmwagen (el anfibio militar de VW) y se embarcó en una restauración “pieza por pieza”. Su meta: dejarlo tal cual rodó en 1936, sin concesiones a la modernidad. Un desafío colosal que insumió más de cinco años de relevamientos fotográficos, digitalizaciones y trabajos artesanales de repujado y soldadura.
Algunas piezas originales sobrevivieron -suspensión, bastidor, parte del instrumental-, pero la carrocería tuvo que rehacerse completa. Según se determinó luego, aquel chasis (W30 IIIA 37026) del prototipo número 26 perdió su carrocería en alguna instancia de las pruebas, pero sobrevivió a la destrucción porque fue utilizado para el montaje de un Kübelwagen, el vehículo militar alemán de guerra.
Para lograr la forma exacta se construyó primero un “esqueleto” de madera, luego moldes de cartón y finalmente paneles de chapa batidos a martillo, igual que en los años treinta. El primer resultado, presentado sin motor y aún sin el color definitivo en el Vintage Volkswagen Show de Hessisch-Oldendorf 2022, dejó boquiabiertos a puristas y curiosos por su fidelidad histórica.
Volkswagen Escarabajo: un Santo Grial sobre ruedas
A diferencia del Escarabajo de posguerra que todos recordamos, el prototipo W30 carece de luneta trasera -en su lugar muestra dos rejillas metálicas-, monta un tanque de 25 litros bajo el asiento trasero y se impulsa con un motor E60 bóxer refrigerado por aire. Aquella configuración, simple y barata, respondía al mandato de construir un “auto del pueblo” que pudiera desplazarse a 100 km/h, circular por caminos rurales y mantenerse con repuestos mínimos.
Durante las pruebas oficiales, los 30 prototipos W30 acumularon más de 2,4 millones de kilómetros sobre todo tipo de terrenos: de las rutas alpinas a la trama urbano. Ese castigo sirvió para depurar fallas y desembocó en la generación siguiente de preseries VW38 y VW39, que ya lucían la silueta definitiva del Escarabajo. Lamentablemente, la guerra llevó a que la gran mayoría fuera desguazada para reciclar acero, sellando un destino que hoy ensalza aún más el valor cultural del único superviviente.
El proceso de restauración combinó tradición y tecnología. Gründmann digitalizó los planos originales, imprimió piezas en 3D para validar formas y luego recurrió a técnicas clásicas de soldadura autógena para unir las chapas. El equipo incluso reprodujo tornillos con la rosca y el logotipo correctos, fiel al estándar DIN previo a 1940. Esa atención al detalle explica por qué pulieron la pintura negra semimate original: “Debe lucir trabajada, no perfecta”, explicó el coleccionista.
Para los amantes de las raíces industriales, ver al Volkswagen Escarabajo primigenio rodar nuevamente fue un viaje al génesis de la movilidad popular. Gründmann finalizó la restauración completa del W30 #26 y acaba de mostrarlo en Techno Classica 2025, una muestra de autos clásicos que se llevó a cabo en abril en la ciudad alemana de Essen.
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