Con salarios récord, un sector privado que empuja y un Estado sobredimensionado, Neuquén enfrenta un dilema que arrastra desde hace casi medio siglo: sostener el modelo o animarse a cambiarlo.
Neuquén se encuentra en una paradoja muy complicada. La provincia muestra el que, quizás, sea el presente con mejor desempeño económico respecto del resto del país, pero al mismo tiempo exhibe tensiones estructurales que se profundizan y amenazan la paz social.
Finalizadas las elecciones de octubre y apagados los parlantes de la discusión político-electoral, empiezan a escucharse los ruidos de datos que permiten ver con claridad una situación muy inusual: prometedora, pero a la vez incómoda. Dos motores potentes —el sector privado y el empleo público— avanzan sin coordinación en un modelo que entrará en discusión en la segunda mitad del Gobierno de Rolando Figueroa.
Un informe del Instituto de Estudios Económicos sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) ubica a Neuquén como la segunda provincia con mayor empleo privado por habitante de la Argentina, con 211 asalariados cada 1.000 habitantes, detrás de CABA (488) y muy por encima del promedio nacional de 119. La expansión de Vaca Muerta y el efecto derrame sobre servicios, logística, comercio y construcción explican buena parte de este dinamismo.
Sin embargo, como contracara de este prometedor dato, aparece que el sector público se encuentra sobredimensionado, limitando los efectos positivos del desarrollo del sector privado.
De acuerdo con la información más reciente de la Dirección Nacional de Asuntos Provinciales (DNAP), procesada por la consultora ECOSUR, en diciembre de 2024 Neuquén está entre las provincias con mayor cantidad de empleados públicos por habitante, con alrededor de 105 cada 1.000 habitantes, mientras que el promedio nacional es de 50 empleados cada 1.000 habitantes.
A la enorme proporción de empleo público de la provincia, debe sumarse que Neuquén paga los salarios estatales más altos del país, con un promedio que bordea los $3 millones mensuales, muy, pero muy por encima de las demás provincias, que promedian $1.8 millones.
El dato final es muy llamativo: con muchos empleados y con altos salarios (al menos respecto de las demás provincias), Neuquén es la provincia que más gasto en personal público tiene en Argentina, con 4.2 millones anuales per cápita, cuando el promedio nacional es de 1.2 millones.
Con la sumatoria de los salarios de ambos sectores, público y privado, obtenemos la foto final publicada la semana pasada por el Índice Interbanking que tanto revuelo generó en los medios de comunicación: el salario promedio en Neuquén alcanza los $2,06 millones, un 50% por encima de la media nacional. Un diferencial que funciona como un arma de doble filo: sostiene el consumo y tracciona actividad económica, pero también genera una inflación anual al menos 20% por encima de la nacional, tensionando las expectativas salariales de todos los sectores, público y privado.
La tensión que ya no se puede disimular
Como reflejo de la discusión entre Gobierno y gremios que parece recién estar comenzando, se dio un interesante cruce en redes sociales entre el presidente de la Agencia de Inversiones Neuquén (ADI), Leandro López, y el secretario general de ATE, Carlos Quintriqueo. El ex diputado y actual funcionario del gobierno provincial, posteó en su cuenta personal de X (exTwitter), como es de su estilo, una picante reflexión sobre las obras en relación al empleo público.
“La cuenta era simple: 2 Empleados Públicos te cuestan, por año, lo mismo que hacer una vivienda (50 millones de pesos aprox.)”. Luego preguntó a sus seguidores “¿Qué prefieren del Estado? 1) que tenga 10 mil empleados más 2) que haga 5 mil viviendas por año”.
Quintriqueo rápidamente salió al cruce de este análisis y le respondió. "En 2 años de gestión de 'tolerancia cero' no hay 10 mil empleados más (faltan médicos, policías, enfermeros, etc). ¿Por qué tu gobierno no hizo 10 mil viviendas?". Continuó en un tono aún más politizado: "¿Las vas a hacer vos cuando seas intendente, como aspirás?". Y para rematar agregó: " Se puede hacer la cuenta en funcionarios inútiles también".
Sin dudas estamos ante una economía caliente, un Estado que intenta desarrollar la obra pública que el crecimiento exige, pero muy limitado por la gran cantidad de gasto en personal.
Frente a esto, una negociación salarial atada al IPC que Provincia intentará modificar. El gobierno busca desprenderse de la indexación automática para cumplir con las metas fiscales que exige Nación. Los gremios, por su parte, no están dispuestos a resignar el mecanismo que permitió sostener el poder adquisitivo en años de inflación alta.
Si el gobierno avanza sin los gremios, corre el riesgo de un conflicto extendido. Si cede, compromete la sostenibilidad fiscal en el corto plazo y limita la obra pública.
Neuquén enfrenta ahora la advertencia que uno de los principales pensadores del Estado Moderno, Tomas Hobbes, realizó en su legendaria obra “El Leviatan”: “Los hombres construyen al Estado para protegerse, pero si no se lo limita, el Estado crece hasta volverse un monstruo que los devora”.
La provincia ingresa en una zona donde la política ya no podrá gambetear las preguntas difíciles. Entre la comodidad del presente y la responsabilidad del futuro, Neuquén deberá elegir. Y esa elección —inevitable, compleja y profundamente política— probablemente definirá los próximos veinte o treinta años de la provincia.
Te puede interesar...











Dejá tu comentario