La hegemonía del gobierno nacional en su discurso para las redes sociales, pero una llamativa debilidad territorial. En contraste, la adultez política de la dirigencia neuquina y su posicionamiento de cara a las elecciones de octubre.
En la última semana, el escenario político argentino se vio atravesado por episodios de tensión que dejaron al descubierto una contradicción central de la política actual: la distancia entre el discurso agresivo en público y la convivencia en privado.
El espacio político gobernante atraviesa un momento delicado. Aunque carece de poder territorial sólido, ha hecho de la dialéctica su principal arma. Esto quedó expuesto en distintos actos donde, frente a agresiones y hostilidad, referentes como la secretaria general de Presidencia de la Nación, Karina Milei; el presidente de la Cámara de Diputados de la Nación, Martín Menem; y el presidente de la Nación, Javier Milei, se vieron obligados a suspender actividades proselitistas, en Corrientes y Lomas de Zamora, respectivamente.
Lo que ocurre en las redes sociales —un terreno fértil para la confrontación verbal— termina repercutiendo en la calle y alimentando un clima de violencia política.
Nadia Márquez: “Las diferencias no son personales”
En medio de este clima, las declaraciones de la diputada nacional de La Libertad Avanza y candidata a senadora nacional por Neuquén, Nadia Márquez, aportaron un momento de sensatez. Márquez relató que, pese a las diferencias ideológicas profundas, en el ámbito legislativo mantiene relaciones cordiales con dirigentes de otros espacios, como Pablo Todero, y el resto de sus pares coterráneos.
La legisladora y candidata libertaria relató que, pese a las diferencias ideológicas profundas, en el ámbito legislativo mantiene relaciones cordiales con dirigentes de otros espacios.
La otra cara
“En la Cámara solemos saludarnos y mantener la cordialidad, más allá de las diferencias políticas”, explicó, y dio ejemplos concretos. Se refirió a un llamado telefónico que recibió de parte del actual ministro Jefe de Gabinete de la provincia de Neuquén -candidato a senador nacional en segundo lugar por La Neuquinidad- Juan Luis “Pepé” Ousset, para desearle una buena campaña. También hizo referencia a encuentros distendidos con Pablo Todero en el Congreso. “A veces hago declaraciones fuertes en términos políticos, pero eso no significa agresión personal”, aclaró.
Su testimonio pone en evidencia algo esencial: gran parte del lenguaje agresivo de la política es performativo. Es parte del montaje electoral y del folclore de campaña, pero no necesariamente refleja las relaciones personales entre los dirigentes.
El juego político y la puesta en escena
La política argentina funciona como un escenario en el que la confrontación es parte del guión. Discursos subidos de tono, cruces en redes y actos cargados de tensión forman parte de una estrategia. Sin embargo, como reveló Márquez, tras bambalinas las relaciones suelen ser más humanas y hasta amistosas.
Este contraste invita a reflexionar: ¿qué parte del enfrentamiento es real y qué parte es un montaje pensado para movilizar emociones y votos?
Un llamado a bajar el odio
El minuto de sinceridad de Nadia Márquez revela una verdad que la ciudadanía debería tener presente: no todo lo que se dice en política es literal ni personal. El discurso puede ser fuerte, pero no debería trasladarse al plano social como odio entre ciudadanos.
Entender esta diferencia es clave para no caer en la trampa de la confrontación permanente y recuperar un espacio de diálogo más genuino, donde las diferencias no signifiquen enemistad.
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