Advierten que más de cuatro millones de personas podrían estar expuestas. Cuáles son las provincias que estarían afectadas.
Un estudio del Instituto Tecnológico de Buenos Aires (ITBA) encendió una alerta sanitaria en distintas zonas del país. Más de 350 muestras de agua subterránea y superficial recolectadas en varias provincias mostraron valores de arsénico que superan los parámetros recomendados por la Organización Mundial de la Salud.
Según ese relevamiento, más de cuatro millones de personas podrían estar expuestas a concentraciones que requieren atención, análisis y medidas preventivas.
El informe remarca que la presencia de arsénico en el ambiente responde a una característica geológica: el elemento se encuentra en el territorio desde la formación de la Cordillera de los Andes, por lo que no se trata de una contaminación industrial, sino de un fenómeno natural.
Un mapa que revela una situación extendida en el país
El Instituto elaboró un mapa interactivo que monitorea en tiempo real la presencia de arsénico en distintas fuentes de agua. Esa herramienta permitió confirmar que el problema ya no se limita a algunas zonas puntuales del interior bonaerense, sino que se extendió hacia varias provincias del país.
Las muestras revelaron niveles de arsénico que obligan a revisar la seguridad del agua en distintas regiones.
Los especialistas explican que la exposición sostenida al arsénico puede provocar Hidroarsenicismo Crónico Regional Endémico (HACRE), una afección que, si no recibe tratamiento, puede derivar en cáncer de pulmón, cáncer de laringe, fibrosis pulmonar y otros trastornos respiratorios.
El riesgo aumenta en regiones donde la población depende de perforaciones o pozos particulares. En esas áreas, los controles suelen ser esporádicos o directamente inexistentes, lo que expone a familias que consumen agua sin análisis previos. El ITBA remarcó que la profundidad del pozo influye en los niveles de arsénico, por lo que dos viviendas cercanas pueden presentar concentraciones distintas.
Agua con arsénico: el comunicado de AySA
Aguas y Saneamientos Argentinos (AySA) emitió un comunicado luego de la difusión del informe. La empresa aclaró que en su área de concesión los valores de arsénico se encuentran por debajo del límite regulado y que el agua distribuida no representa riesgo para la salud.
En el documento, la compañía afirmó que la calidad del suministro es uno de sus compromisos y que el monitoreo se realiza de manera continua, desde la toma del recurso en el río hasta la llegada a los domicilios. También subrayó que las perforaciones particulares quedan fuera de esos controles, por lo que no se recomienda utilizar esa agua para consumo sin un análisis previo.
Mientras tanto, los especialistas insisten en que los municipios y sistemas locales deben reforzar los controles, especialmente en zonas rurales o pequeñas localidades donde la población depende de pozos y cisternas familiares.
Localidades con niveles elevados y zonas que requieren atención urgente
El estudio del ITBA dividió las muestras en tres categorías para facilitar su lectura.
- El nivel verde corresponde a registros inferiores a 10 partes por billón (ppb), considerados seguros.
- La franja amarilla, entre 10 y 50 ppb, exige precaución y estudios complementarios.
- El nivel rojo, superior a 50 ppb, indica riesgo elevado y recomienda evitar el consumo.
Los valores más altos aparecen no solo en la provincia de Buenos Aires, sino también en Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Santiago del Estero, Tucumán y La Pampa. La presencia elevada de arsénico se repite en distintas localidades de esas jurisdicciones, lo que confirma que la problemática atraviesa varias regiones del país.
En territorio bonaerense, numerosos municipios superan los 50 ppb por litro, límite sugerido por parámetros sanitarios. Entre ellos figuran Tres Arroyos, Balcarce, Junín, Mar de Ajó, Tres Algarrobos, General Las Heras, Monte, Lobos, Navarro, Suipacha, Cañuelas, Villarino, Necochea, Mar del Plata, Coronel Suárez, Pehuajó, Olavarría, Azul, Tandil, Ayacucho, 25 de Mayo, La Plata, San Nicolás, Arrecifes y Zárate.
El estudio concluye que la situación exige mayor monitoreo, acceso a información pública y soluciones adaptadas a cada región. El desafío radica en garantizar agua segura, especialmente en zonas donde los controles dependen de recursos locales limitados.
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