El cirujano de bicicletas que también fabrica las suyas para recorrer rincones ocultos de Neuquén
Muestra lo mejor de cada barrio y de ciudades cercanas con sus videos de cicloturismo. Como profesor de Soldadura, incentiva a los jóvenes a formarse para crear sus propias bicis.
Para Abel Parrilla, las proezas más llamativas son sólo una sucesión de pequeñas acciones cotidianas. Por eso, unió su amor por el ciclismo con su paso por la educación técnica y su insaciable curiosidad para lanzar un proyecto que cautiva a los neuquinos: fabrica sus propias bicicletas con diseños inusuales y las usa para recorrer cada barrio de Neuquén capital, donde captura los rincones más lindos y promueve el turismo y la vida saludable en contacto con la naturaleza.
Su partida de nacimiento afirma que es mendocino. Pero él no se acuerda de una vida anterior a la de su infancia en el barrio Maronese. "Me trajeron de muy chiquito, desde que yo me acuerdo, siempre estuve en Neuquén", aseguró sobre una vida que transcurrió siempre en la misma casa. Una casa que siempre tuvo un patio; y un patio que siempre tuvo bicicletas.
"De chicos teníamos unas bicicletas, creo que se llamaban Aurorita, y aprendimos a andar ahí, en el patio de casa, con mis hermanos mayores y mi papá", aclaró Abel, que hoy tiene 39 años y da clases de Soldadura en dos escuelas técnicas de Neuquén capital.
Como las bicis eran altas, su aprendizaje no fue otra cosa que una sucesión de caídas y golpes. "Nos pegábamos muchos porrazos", se rio. "Pero cuando, aprendimos, ya andábamos para todos lados, no paramos más", agregó.
Arriba de su bicicleta, los límites del barrio Maronese se abrían hasta el infinito para sus horizontes infantiles. Abel ansiaba salir de la escuela para subirse a la bici y pedalear más allá de la cuadra, en un Oeste neuquino que aún estaba en vías de consolidación. Y así, el paisaje de su casa se transformaba en la aridez de la meseta, en los canales de riesgo y en un eterno arenal salpicado de puestos y chancherías.
Sus pupilas lo absorbían todo. Y hoy, tres décadas más tarde, Abel sabe más de la ciudad, más de ciclismo y más de mecánica de bicicletas, pero sigue observando cada rincón de Neuquén capital con esos ojos de niño, que se sorprenden como si vieran el mundo por primera vez.
"En todos los lugares, en cada rincón de cada barrio, hay algo hermoso para mostrar", dijo y agregó: "A veces veo un árbol torcido, un brazo del río espectacular, la fachada de una casa, y no puedo dejar de mostrarlo en mis videos". Y así, hasta las piedras del camino o el mercadito de la esquina se convierten en atractivos visuales que su público espera.
De docente a youtuber
Fiel a sus ansias de aprenderlo todo, Abel se formó primero en una escuela técnica y pasó por distintas carreras universitarias. Se graduó como maestro de primaria y docente de nivel inicial, pero echó raíces en la escuela media, donde ya daba clases de Soldadura y logró titularizar horas.
Hoy, dicta clases en los talleres de las EPET 14 y 17, donde algunos de sus alumnos reconocen ese costado desconocido de su profesor: un youtuber que recorre Neuquén a bordo de curiosas bicicletas, que incluyen formatos dobles, de gran altura o hasta de dos pisos.
"Muchos me han encontrado en las redes sociales, en Instagram, en TikTok, y me dicen 'me contaron que usted es youtuber, mi mamá o mi papá lo siguen'. Yo no les comento porque uno se dedica a dar clases y trato de no salirme de ese rol, pero en los pasillos se empiezan a conectar los chicos", explicó durante una entrevista con LMNeuquén.
Abel tiene claro que su pequeña fábrica casera de bicicletas y sus salidas urbanas son sólo un hobby, por lo que nunca propone crear bicicletas en el taller de la escuela, ya que impulsar ese tipo de proyectos podría desviar la atención de sus alumnos de los contenidos básicos que forman parte de la currícula.
Sin embargo, cada vez que puede, aprovecha para sembrar la semilla del oficio de soldador. En uno de sus videos más virales, cuando recorre el barrio Z1 a bordo de su bicicleta de dos pisos, unos niños se aproximan a admirar el vehículo y le preguntan dónde la consiguió. "No, está la construí yo. Tienen que ir a la escuela técnica, ahí les vamos a enseñar a soldar y se pueden hacer su propia bici", les dice.
Es que su sola presencia es mucho más que una bici llamativa en un barrio cualquiera de la ciudad: es su oportunidad de contagiar valores positivos a los demás. "A todos les digo que la bici es mucho más que un medio de transporte, es una forma de tener una vida sana, haciendo actividad física y respetando el entorno, y trato de llevar ese mensaje", afirmó.
Soldador y cirujano de bicicletas
Y así, la bici de dos pisos se convierte en el anzuelo para interesar a los más chicos por el oficio que, según Abel, es una llave para una buena salida laboral a futuro. "Yo me puse cirujano de bicicletas, pero no porque sea cirujano sino porque soy ciruja", dijo con una sonrisa. "Encuentro en contenedores pedazos de bicis y mis compañeros de trabajo o conocidos me regalan bicis viejas, voy cortando, armando diferentes bicis", relató.
Así, con material reutilizable, armó algunas de las bicicletas que integran su colección y que le permitieron descubrir distintos puntos del Alto Valle y cada rincón de Neuquén capital. Abel las distingue por colores y, sobre todo, por la utilidad, ya que algunas lo acompañan en las travesías más largas, otras sirven para paseos cortos y hasta tiene modelos para carreras o acrobacias.
"Tengo una mountain bike anaranjada rodado 29 para los circuitos largos, la negra de dos pisos, que ya es viral y una roja más alta que la de dos pisos, que sólo la uso cuando salgo temprano a la mañana y con menos tránsito, porque es difícil de manejarla", afirmó. "Además, tengo una bicicleta tándem para dos personas, una BMX para salir a la barda y hacer piruetas, y una bici de carrera, de ruedas finitas, que ya no uso tanto porque no salgo a competir", expresó.
Y Abel ya trabaja en un nuevo ejemplar para su colección, que irá acompañado también de otra proeza de cicloturismo. "Estoy armando una bicicleta para recorrer el río Limay desde adentro", se entusiasmó. "Es acuática, como una bici común, pero en lugar de llevar transmisión hacia una rueda lo lleva a una hélice con flotadores de fibra de vidrio", dijo y agregó que quiere recorrer el río desde Arroyito hasta el Paseo la Costa, en Neuquén capital.
Su paso por la universidad y su contacto diario con ingenieros que también dan clases en la escuela técnica le permitió nutrir su perfil autodidacta. "Fui a una escuela técnica y tuve muy buena base de mecánica, y de ahí ya estudié un poco en la universidad, que me ayudó muchísimo a poder meterme en los libros y sitios web de afuera", dijo el neuquino, que aprende de videos y documentales.
"Voy sacando ideas, si algo no lo entiendo recurro a alguien que tiene la respuesta, algún compañero de trabajo, como otros profes que son ingenieros", explicó.
Cicloturismo, del barrio al Alto Valle
Aunque las bicicletas le gustaron desde la infancia, había abandonado la práctica cuando los compromisos laborales ganaron protagonismo en su rutina. En 2020, la pandemia de coronavirus fue el detonante para revincularse con el ciclismo y, sobre todo, convertir ese pasatiempo en una actividad compartida con una comunidad que ya suma miles de seguidores en redes sociales.
"En la pandemia retomé la bici porque estábamos encerrados y era la forma de salir a algún lado", dijo y agregó que así pudo conocer otros lugares de la ciudad y también a otras personas amantes del ciclismo, que tenían nuevas historias para compartir.
Al principio, sus grabaciones eran intuitivas. Cada vez que se fascinaba con un lugar, lo grababa y lo subía a sus redes sociales. Pronto, la comunidad empezó a crecer y hoy diagrama sus contenidos de manera interactiva, con los pedidos de otros usuarios que le piden que visite su barrio o les muestre un punto particular de la ciudad.
Abel quiere mostrar al cicloturismo como un modo de vida en el que se prioriza la vida saludable y el contacto con la naturaleza. Para él, pedalear es un cable a tierra, y también un modo de descubrir nuevos lugares, lejos de las atracciones masivas. "A veces muestro un brazo del río, o un mirador de la barda, lugares que se visitan gratis y no dejan de ser especiales", aseguró.
Cada tarde libre, el docente sale con su bicicleta a recorrer barrios de la ciudad y sus seguidores le proponen rincones para descubrir. "Los voy arrobando y me dicen por dónde les gustaría que pase", aseguró. Así, muchos reconocen la fachada de su casa o el almacén del barrio y se suman a sus transmisiones. "A muchos les gusta ver sus lugares de origen, gente de otras provincias que vino de vacaciones o se acuerda, o gente que se fue", afirmó.
Abel suele buscar compañeros para las travesías más largas, que hace en verano, cuando las horas de luz le permiten viajar lejos y regresar en el día. "Siempre me respetan mucho en la ruta, y voy con luces y el chaleco refractario, pero siempre es más seguro pedalear con luz", dijo el youtuber, que registró sus viajes a Cutral Co, a General Roca, a Villa El Chocón o el Lago Mari Menuco.
Desde su primer video, en los Acantilados de Balsa Las Perlas, hasta los viajes más largos, su presencia en redes sociales fue creciendo y adaptándose a los pedidos de su comunidad, que ya suma 20 mil seguidores en TikTok y 10 mil en Instagram. Sus seguidores, de todas las edades, son en su mayoría del Alto Valle, pero también hay quienes lo acompañan desde otros países como Chile, México, Perú o España.
Algunos de ellos incluso le proponen pedalear con él. "Hay muchos chicos que se quieren sumar, pero por un tema de responsabilidad civil, les digo que tienen que ir sí o sí acompañados por un adulto. Los que son mayores sí, se pueden sumar y vamos todos juntos", contó.
Pese a que su canal de cicloturismo todavía es un hobby, él quiere hacer crecer su proyecto con la incorporación de auspiciantes que lo ayuden a cumplir un gran sueño: recorrer toda la ruta 40, de Norte a Sur, en bicicleta.
Si bien es un proyecto que lo alejaría por un tiempo de las aulas Abel cree que también pedaleando tiene mucho para enseñar. Lejos del taller y de la soldadura, pero cerca de los paisajes, de la gente y del entusiasmo por mantenerse siempre en movimiento, como a bordo de una bicicleta.
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