Del boom a la meseta: el gin argentino y una caída esperable
Cae el consumo de gin en el país: el contexto económico y la sobreoferta obligan a repensar estrategias y priorizar la calidad.
Durante años, el gin fue sinónimo de sofisticación, novedad y descubrimiento. Desde los bares más cool de Buenos Aires hasta reuniones en casa, el gin tonic se convirtió en el trago estrella de una generación. El auge fue tan intenso como veloz. Pero hoy, con un mercado que se retrae y consumidores más cautos, la industria enfrenta un nuevo escenario: el del reacomodamiento.
Franco Moretti, destilador, biólogo y fundador —junto a su hermano Bruno— de Destilería Moretti, lo dice sin vueltas: “El gin dejó de ser una novedad. Entramos en una etapa más madura. Ahora el desafío es sostener el producto y construir marca a largo plazo”.
Comienzos de Destilería Moretti
La historia de Moretti es, en parte, la del gin argentino. Empezó en 2016 como un experimento entre hermanos en una microdestilería sin experiencia previa en el mundo de las bebidas, pero con un conocimiento sólido en química y física. “No teníamos ni idea del mercado. Solo sabíamos que queríamos hacer un producto que nos gustara a nosotros. Y al principio fue muy de nicho: había que explicarle a cada persona qué era el gin, cómo se hacía y en qué se diferenciaba de un vodka”, recuerda.
Gin y pandemia
Todo cambió con la pandemia. Con más tiempo libre, consumo hogareño y curiosidad, el gin explotó: aparecieron más de 500 marcas nuevas en menos de dos años. El boom fue total. “Fue una locura. Nadie lo esperaba. De venderle a nuestros amigos pasamos a tener un bar propio en el Barrio Chino y ganar premios internacionales”, cuenta Franco.
Sin embargo, como pasó con la cerveza artesanal, el auge vino acompañado de una sobreoferta. “El problema no es la variedad, sino cuando se entra en una competencia por precio a costa de la calidad. Eso genera desconfianza. Si una semana tu gin favorito sabe distinto, dejás de confiar. Y si muchos hacen eso, la categoría entera se resiente”, advierte.
Moretti traza un paralelismo con el boom cervecero de hace una década: “Al principio todo el mundo hacía birra, se abrían bares por todos lados. Después vino la meseta, y quedaron los que habían hecho bien las cosas. Con el gin está pasando algo similar, pero todavía estamos a tiempo de evitar que la mala calidad arruine la imagen del producto”.
Baja del consumo
La caída en el consumo no es exclusiva del gin. “Se vendieron menos pañales, menos vino, menos de todo. Hay una situación económica que impacta en todas las categorías”, señala. Aun así, reconoce que el furor se desinfló. “Ahora hay que trabajar más para sostener el interés. La etapa actual no es de vender por vender, sino de pensar estrategias quirúrgicas”.
¿Cuáles son esas estrategias? Según Moretti, todo empieza y termina en la calidad. “El gin que hacíamos en 2017 tiene que ser el mismo que se tome en 2030. No se negocia la calidad. Eso es lo que fideliza a largo plazo”. También apuesta por volver a prácticas comerciales más tradicionales: visitar clientes, organizar degustaciones, establecer vínculos duraderos. “Ya no alcanza con resolver todo por WhatsApp. Hay que volver a mirar a los ojos”.
Además, Destilería Moretti refuerza la experiencia desde su bar en Buenos Aires, donde los consumidores pueden probar, comparar y descubrir las sutilezas del gin argentino. “Una buena copa de gin tonic arranca con mucho hielo, tónica fría y un gin que se pueda tomar solo. Si el gin puro es rico, es porque está bien hecho. Lo demás, la decoración, es opcional”, dice Franco, y recomienda evitar las exageraciones: “Una rodajita de pomelo o lima basta. No hace falta hacer una ensalada”.
A pesar del contexto, la destilería sigue sumando premios. En 2024, una de sus etiquetas fue reconocida con medalla de oro en Londres, compitiendo con marcas de todo el mundo. Y eso habla de un potencial que trasciende la coyuntura.
“Esto no se trata de subirse a la ola, sino de remar”, concluye Moretti. “El mercado se está depurando y lo que quede va a ser lo que tenga valor real. Si seguimos haciendo las cosas bien, el gin argentino no solo va a mantenerse, va a crecer con más solidez que antes”.
+ Info: @destileriamoretti
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