La comunidad está ubicada a 30 kilómetros de Villa La Angostura y exige ser vista por el Estado. No tienen servicios básicos ni reconocimiento institucional.
A pocos kilómetros del paso Cardenal Samoré y a 30 kilómetros de Villa La Angostura, en el corazón de la cordillera neuquina, se encuentra el paraje El Rincón, una comunidad con más de 120 años de historia que - aseguran sus vecinos- permanece invisibilizada por el Estado. Aunque forma parte del territorio provincial, y sus habitantes pagan impuestos, no reciben servicios básicos ni son reconocidos como una jurisdicción formal.
“El paraje nació alrededor del año 1900, cuando empezaron a asentarse las primeras familias. En 1953 se lo reconoció como villa, pero nunca se avanzó en su institucionalización. Hoy somos unas 300 personas que vivimos aquí, y para las autoridades no existimos”, contó Silvia Regazoni, vecina del lugar, en diálogo con LU5.
El Rincón está enclavado en tierras de dominio del Parque Nacional Nahuel Huapi, lo que ha sumado obstáculos legales y burocráticos al reconocimiento de la comunidad. Pese a eso, las familias que allí viven tienen documentación, pagan impuestos inmobiliarios a la provincia y muchas de ellas son descendientes directas de los primeros pobladores, como Don Francisco Granja, quien fue designado como el primer policía fronterizo del paraje.
Sin servicios
La vida cotidiana en El Rincón está atravesada por la precariedad. No cuentan con agua corriente ni electricidad, tampoco con servicios de salud permanentes, transporte público o recolección de residuos. Todo lo que en cualquier localidad se da por sentado, allí es un desafío diario.
“El agua llega por mangueras conectadas a vertientes, pero suele estar contaminada por los animales. En invierno se congela, lo que agrava la situación. Cocinamos y nos calefaccionamos con leña o con garrafas, pero cada vez cuesta más conseguir”, detalló Regazoni. La leña, en muchos casos, proviene de árboles caídos dentro del Parque Nacional, pero el aumento de la población y las restricciones legales dificultan su acceso.
En cuanto a salud, los habitantes solo reciben una visita médica mensual. Si se presenta una urgencia, deben trasladarse por sus propios medios a Villa La Angostura, la localidad más cercana. “Ni siquiera tenemos una sala de primeros auxilios. Se había gestionado un SUM (salón de usos múltiples) que iba a tener espacio para salud y seguridad, pero desde Parques Nacionales no nos cedieron un lugar para construirlo”, relató.
El acceso a la educación también depende del pueblo más cercano, pero sin transporte público, muchas familias se ven obligadas a trasladarse a dedo o en vehículos particulares, si los tienen.
“No existimos para el Estado”
La comunidad de El Rincón no está incluida en el ejido municipal de Villa La Angostura, y al mismo tiempo, no forma parte de ninguna otra jurisdicción organizada. Es, literalmente, un territorio habitado pero no administrado. “Parece el triángulo de las Bermudas: cada vez somos más, pero para el Estado no existimos”, expresó Regazoni con ironía y también con frustración.
Esa falta de reconocimiento tiene consecuencias prácticas. Los vecinos no pueden votar en elecciones provinciales (solo en las nacionales), no reciben obras, ni pueden acceder a planes sociales o de infraestructura local. Tampoco tienen una autoridad territorial que los represente formalmente.
“Somos una asociación civil, pero eso no nos da herramientas para gestionar nada. Necesitamos ser reconocidos como comisión de fomento, al menos, para poder organizarnos territorialmente, tener presupuesto y representación”, explicó.
El pedido llegó a la Legislatura
En los últimos días, los vecinos formalizaron su reclamo. Presentaron un petitorio en la Legislatura de Neuquén solicitando el reconocimiento de El Rincón como comisión de fomento. La nota fue firmada por Fidelia Granja, heredera directa de uno de los primeros pobladores, y fue ingresada en la sesión para luego pasar a comisión.
“Esperamos que el gobernador intervenga. Ya se le envió una nota con este pedido. Queremos que nos escuchen, que nos visiten, que vean cómo vivimos. Sabemos que hay obstáculos por estar dentro del Parque Nacional, pero creemos que no hay problema que no se pueda resolver. Necesitamos una solución”, enfatizó Regazoni.
Según relató la vecina fue el intendente Bustillo, en 1900, quien "hablaba de argentinizar las fronteras". "Eso es lo que estamos haciendo: sostener nuestra tierra, nuestras raíces, pero necesitamos que nos reconozcan”, concluyó la vecina.
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