Este miércoles se lleva adelante el velatorio. Una docente brindó un conmovedor testimonio y dijo que la mujer "no tuvo las mismas oportunidades".
El Centro de Formación Profesional 3, de Colonia Rural Nueva Esperanza, está atravesado por el dolor tras el femicidio de Jessica Scarione, quien estudió allí durante al menos 11 años. Este miércoles permanece cerrado mientras se lleva adelante el velorio en la sala de CALF de calle Godoy.
Catalina Riggo fue docente de Jessica hasta el 2022, pero después de ese año siguió en contacto con ella, como suele ocurrir muchas veces con los vínculos docentes-estudiantes, que trascienden lo académico. Quizás por eso todavía se quiebra, conmueve y hasta le cuesta hablar de ella: porque no la conoció solo como alumna sino como mujer, madre y víctima de violencia, atravesada por múltiples dificultades y "abandonada por el sistema".
"Jessica es una piba que desde muy chiquitita vivió en situación de calle, subsistiendo y resistiendo como pudo la vida. Se ha encontrado con gente que la acompañó y se ha encontrado con gente que le hizo muy mal", señaló. La docente contó que "de muy chica estuvo de hogar en hogar, y después de refugio en refugio". Por eso, sostuvo que estuvo inmersa en un "sistema que es pan para hoy y hambre para mañana, porque yo no digo que no la hayan acompañado, pero no fue el acompañamiento necesario, porque ella nunca pudo salir de ese círculo de violencia".
En el CFP 3, Jessica cursó la escuela primaria por la mañana y durante la tarde asistía a talleres de todo tipo: huerta, cocina, género, salud, conservas. Catalina la recordó como "una piba como cualquier otra piba, con muchísimos sueños" y de inmediato recordó una actividad escolar que hicieron en 2019, en la que debían escribir cuáles eran sus deseos. "En el caso de Jessica decía que quería que pase un cole por Cuenca XV, que quería su casa propia, que quería terminar la escuela y todos los talleres; y ella siempre quiso volver a ver a sus hijos".
Jessica hizo una denuncia por violencia contra Luis Alberto Espinoza -su pareja, principal sospechoso y quien permanece prófugo- el pasado 24 de agosto. El Juzgado de Familia dispuso medidas en su protección, al tiempo que se le brindó lugar en un refugio. En un comunicado oficial difundido a los medios, el organismo judicial informó que "se le otorgó el botón antipánico que se negó a retirar" y que "se retiró voluntariamente del refugio para retomar la convivencia con Espinoza".
Como es recurrente en muchos casos de violencia de género, Catalina manifiesta que es evidente la dificultad que tuvo Jessica para salir de ese círculo de violencia y por eso insiste con que "fue una piba que no tuvo las oportunidades que tuvimos todos".
Sostuvo, también, que la Justicia había fechado una cita con ella para noviembre. Pero fue tarde. "No puedo creer cómo el sistema le sigue dando la espalda a las mujeres y que no haya solución o que no haya un acompañamiento un poquito más minucioso para casos que así lo requieren", reclamó.
Tampoco puede dejar de evitar "esta sensación de angustia, de bronca, de indignación y hasta de culpa. De culpa porque ¿qué más podríamos haber hecho? Eso es lo que siempre nos preguntamos".
Por último, pidió "justicia, que se haga justicia por Jessica y por todas las mujeres y que no haya más víctimas".
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