Tras tres décadas de historia, cierra un clásico del bajo neuquino
Los dueños de Kamasutra se despiden con una gran liquidación mientras ofrecen el fondo de comercio a quien quiera continuar el proyecto.
Con los corazones algo estrujados por momentos pero -como siempre- palpitando abiertos y con sabiduría. Perceptivos y conscientes de las señales del universo que traspasan el cuerpo y en sintonía, Eliana Rey y Eduardo Seleme caminan tomados de la mano hacia una nueva realidad, mientras poco a poco se despiden de lo que fue una de las etapas más importantes de sus vidas y de un clásico del bajo neuquino, referente de la cultura holística en la región.
Es que luego de casi tres décadas, Kamasutra, el local de indumentaria, accesorios y otros productos de la cultura hindú, dejará de tenerlos a ellos como principales motores y hasta posiblemente cierre sus puertas definitivamente si nadie toma la posta para adquirir la marca y darle continuidad al proyecto.
Mientras continúa liquidando el stock invernal e iniciando la última temporada primavera-verano con descuentos importantes a modo de despedida, Eliana se hace un tiempo para hacer un recorrido por su historia y la del espacio que nutrió su vida y la de su familia a lo largo de 29 años.
La fuerza del destino unió a Eliana y a Eduardo en Córdoba. Ella de Cinco Saltos, él catamarqueño, se conocieron en el ámbito universitario mientras estudiaban fonoaudiología. Con sus respectivos títulos en mano, a mediados de los 80' apostaron a las posibilidades laborales que les ofrecía en ese momento Comodoro Rivadavia, ciudad en la que ejercieron su profesión durante casi ocho años y donde tuvieron a sus dos hijos.
En 1994, los afectos y el clima del Alto Valle inclinaron la balanza hacia otro cambio de vida, que incluyó no solo una mudanza en otra geografía, sino también la incursión hacia un mundo completamente desconocido.
"Un 15 de julio nos sumergimos en el área comercial, dejando atrás nuestra profesión en el área de la salud. Al principio trabajamos como fonoaudiólogos durante unos meses hasta que se presentó la oportunidad de comprar el fondo de comercio de Kamasutra. En ese entonces era un local pequeño, situado en el Paseo del Parque que tenía una entrada por Sarmiento y otra por San Luis. Se había inaugurado unos seis meses antes, junto con esa galería que era muy bonita. Recuerdo que tenía una fuente central con flores. Hoy ya no existe, ahora son locales comerciales que dan a la calle", describió Eliana con una cautivante voz de locutora radial, de esas que destilan dulzura, armonía y claridad.
El salto hacia otra realidad lo hicieron enganchados con la propuesta de Kamasutra y siguiendo la intuición. "Éramos clientes y cuando nos enteramos que estaba en venta decidimos comprarlo. Ese tipo de artículos poco convencionales ya formaban parte de nosotros: la vestimenta, los accesorios, los aromas, la decoración. El germen del cambio a nivel mundial se iba instaurando lentamente sobre formas de vida, alimentación, prácticas holísticas de diferentes tipos y orígenes. Comenzaban a resonar fuertemente en un segmento poblacional, de la mano de una demanda de indumentaria acorde al estilo que ofrecíamos. Somos bastante mutables y era emprender algo que removía las energías", argumentó Eliana.
"Por otro lado, la fonoaudiología era un proceso agotado, no estábamos trabajando de la manera que queríamos. Se planteó como un proyecto familiar en el cual compartimos todas las actividades y los roles para no desatender el crecimiento de nuestros hijos. Ellos crecieron a la par del negocio", sostuvo, antes de hacer mención a un nuevo cambio que se dio apenas unos meses después, cuando decidieron alquilar y mudarse a Alcorta 86.
"Nos entusiasmó la idea de tener un local más amplio y más expuesto. El otro espacio era pequeñito. Vimos la posibilidad y seguimos nuestra intuición una vez más", recordó.
El giro laboral que emprendieron "fue totalmente novedoso". "No veníamos de ese rubro, así que aprendimos muchísimo. Creemos que la vida es un crecimiento y un descubrimiento de cosas. Somos aptos para cualquier situación que se nos presente. Siempre te vas adaptando. Fue un proceso lento pero sostenido y nos encantó el contacto con el cliente. Siempre tuvimos la consigna de escuchar cuáles eran sus requerimientos y necesidades y trabajar para satisfacerlos. Hasta el día de hoy me llena de felicidad verlos que se van contentos con lo que se llevan en la bolsa", subrayó.
Además de empaparse de los gajes del oficio, Eliana y Eduardo supieron navegar con Kamasutra aún en los periodos más difíciles de la Argentina a lo largo de 30 años. "Una mirada atrás nos hace considerar el tiempo transcurrido como tiempo ganado, durante el que crecimos, decrecimos, nos mantuvimos, nos reinventamos, para superar cada etapa que atravesaba el país. En un momento donde la situación económica era crítica, tuvimos que achicarnos. Funcionaba la mitad del local porque no teníamos mucha mercadería", deslizó.
Abriendo caminos y estrechando lazos
Con particular estilo étnico y artesanal, Kamasutra se convirtió en un clásico de Neuquén. Además de ser una fuente de prendas y accesorios, con sus esencias naturales abrió un camino en términos de aromaterapia, antes de que la tendencia se popularizara. "Ese fue un descubrimiento que actualmente sostenemos también con los sahumerios y aceites. Además ayudamos a muchas personas que buscaban abrir un espacio holístico con nuestras mantas, tapices y adornos", comentó Eliana.
"Fueron más de 29 años de siembra constante y recolección lenta y sostenida de una clientela con la que establecimos vínculos que hasta hoy existen. Nos debemos a ellos y por siempre les estaremos agradecidos. Brindarles nuestro servicio fue enriquecedor en todos los aspectos, casi lo podríamos considerar hasta nutritivo al recordar largas conversaciones con muchos de ellos. Muchos son de la región y otros tantos de diferentes puntos del país que conocieron el local y cada vez que vuelven a Neuquén lo visitan. Personas adorables, uno va haciendo un feedback enriquecedor, experiencias distintas de las que aprendes. Eso es lo que más rescato, junto a la fidelidad del público", recalcó.
"Ese intercambio cotidiano no hubiera sido posible sin el apoyo incondicional de nuestros queridos hijos/empleados, con quienes la integración fue absoluta. Muchos de ellos permanecieron durante largos períodos en Kamasutra, decidiendo luego volar para forjar su futuro en diferentes actividades. Entendieron nuestra consigna: formar un gran equipo para regalarle al cliente la atención personalizada que merecían", agregó.
Desapego con gratitud y el deseo de pasar la posta
Actualmente Eliana y Eduardo disfrutan de cada jornada en su local, una rutina que les es familiar pero con ese sabor singular de lo finito y perentorio.
"Hace un par de meses que venimos procesando el cierre de un ciclo en nuestras vidas. Lo vas masticando lentamente hasta que vas tomando la decisión. A veces es más tranquilizador que esto sea una decisión conjunta. Consideramos que hay que desapegarse y flexibilizarse de alguna manera para lo que venga. Estamos haciendo este proceso con mucha gratitud", sostuvo Eliana, antes de precisar cuál fue el impulsor del reseteo.
"En poco más de un mes caduca el contrato de alquiler y muchas veces se necesita de esos disparadores que te hacen plantearte tu futuro. A veces si no tenés esos puntos que establecen un límite, seguís. Por nuestro reloj interno intuimos que este es el momento adecuado, son muchos años de atención al comercio", explicó.
La idea es que el proyecto trascienda. "Vendemos Kamasutra con su marca, con su equipamiento, con el stock que quede en el momento de cerrar un acuerdo. Nosotros proponemos acompañar en el inicio a quien lo compre y brindarle asesoramiento", contó antes de enfatizar: "Nuestra intención y deseo es que Kamasutra no se desintegre, que prosiga, que los clientes no queden huérfanos".
Precisamente, la comunidad que con los años creó el espacio está revolucionada con la noticia. "Muchos vienen preocupados a preguntar qué sucedió y se lamentan porque pierden un espacio que durante muchos años los contuvo. Para nosotros es muy movilizante, son muchos años. Uno trata de manejarlo con entereza, con una sonrisa, con muy buena energía, pero sí, te mueve cositas adentro", reconoció emocionada.
"Algunas personas nos dicen que esto es como una jubilación y cuando nos preguntan qué vamos a hacer, tenemos una frase que expresa lo que sentimos: consideramos que hay que crear vacío para que entren cosas nuevas. Si tuviéramos otro proyecto lo diría. Este es un momento en nuestras vidas en el que vamos a mantenernos un poco silenciados del mundo comercial. Vamos a ver qué surge, estamos en edades productivas todavía", concluyó.
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