Omar Alexis Moya muestra la ciudad desde el aire y sus videos cosechan miles de likes en redes sociales. Cómo se inició en un hobby que ya se hizo parte de su vida.
Las dos palabras que mejor describen a Omar Alexis Moya son "neuquino" y "multifacético". Aunque se escurre con fluidez entre una variedad amplia de hobbies, trabajos y ocupaciones, nunca deja de lado su identidad, marcada a pura geografía. Su amor por la ciudad de Neuquén lo llevó a sumar millones de reproducciones con los videos virales que produce como piloto de drone pero, pese a la creciente popularidad, afirma que nada se compara con la emoción de redescubrir desde lo alto algún rinconcito de su tierra.
Su perfil de Instagram ya suma más de 60 mil seguidores y algunos de sus videos superaron el millón de visitas en redes sociales. Sin embargo, esa faceta de Omar como piloto de drone surgió de forma casual, cuando se animó a comprarse un equipo algo más sofisticado para sumar calidad a esas tomas que hacía con su teléfono celular durante sus viajes en moto. Ahora, lo llaman de todos lados: desde familias que celebran cumpleaños hasta gobiernos, inmobiliarias o compañías de Vaca Muerta que quieren registrar los yacimientos desde el aire.
"Al principio mostraba más la Patagonia, porque viajaba mucho, y me gustaba hacer grabaciones de El Bolsón o Caviahue", dijo y recordó uno de los primeros videos que grabó y que fue un imán para los algoritmos: "yo tenía el sueño de filmar el Salto del Agrio con nieve, pero cuando fui estaban todos los caminos cortados y la gente me decía que no se podía acceder", relató.
"Yo, de porfiado, seguí averiguando para encontrar un camino alternativo; me metí por un terreno difícil, con mucho esfuerzo, pero cuando llegué tenía una vista espectacular", recordó. Sus tomas capturaron el famoso salto del río Agrio, en Caviahue, entre la nieve y con un arcoíris de fondo. "Era una escena de película", agregó, todavía maravillado con los paisajes que registraron tanto su retina como la lente del drone.
En una entrevista con LMNeuquén, Omar aclaró que todo cambió cuando se decidió a enfocarse en una sola ciudad. Y no encontró una mejor que la suya: Neuquén capital. "Yo vivo acá y veía que no había mucho contenido de la ciudad. Si buscás imágenes de San Martín de los Andes o de la Patagonia en general, aparecen muchas, pero había muy poco de Neuquén, y la ciudad tiene mucho para mostrar", afirmó.
Las repercusiones de sus videos fueron inmediatas. Omar no apuntaba a seducir a un algoritmo enfocándose en una especificidad, tal como sugieren los gurús de las redes sociales. Por el contrario, su inquietud genuina demostró su efectividad de forma inmediata: con los videos de Neuquén capital, recibía cientos de nuevos seguidores cada semana y los comentarios más alentadores. "Me decían: 'por fin alguien que muestra Neuquén desde arriba' y ahí vi cuánto hacía falta", contó.
Un hobby que se hizo piel
Omar, de 47 años, es pastelero de profesión. Trabaja elaborando masas finas y otros panificados en un supermercado, desde las 6 de la mañana hasta las 2 de la tarde. Después de una siesta reparadora en su casa, dedica la tarde a sus pasiones, que son muchas.
"Tengo una mezcla hermosa", dijo entre risas, porque, además de su trabajo, tiene una banda de rock, es fanático de los viajes en moto y, por supuesto, de la fotografía. Aunque siempre le gustaron las fotos y combinó cursos formales con cientos de horas de tutoriales de YouTube, hoy se dedica de lleno a volar con los drones.
"Viajaba en moto y sacaba fotos y videos. Tenía unos celulares bastante fieros, hasta que me compré la GoPro2. Yo la ponía en el casco y sentía que era un lujo", recordó. Cuando se decidió a invertir un poco más, se compró un drone usado, que se estrelló en uno de sus primeros vuelos. "Creo que ya venía con fallas, así que tuve que comprar otro", afirmó.
Cada vez que ahorraba, apostaba por subir la calidad. Cuando ya pudo filmar en 4K, sintió el salto diferencial. "Hace un mes y medio me compré un segundo drone, que vuela como un ave suelta, se puede meter entre los edificios, dentro de las casas de un bar, mientras que los anteriores sólo se mueven vertical y horizontal", explicó el piloto, que ya salió a su amado río Limay a hacer las primeras pruebas.
"Al mediodía no me gusta filmar porque el sol está demasiado fuerte y salen todas las imágenes quemadas", dijo y aclaró que prefiere el sol suave del final de la tarde para hacer sus filmaciones. Por lo general, le dedica unos 20 minutos a los registros; después, se mete de lleno en la edición, la tarea más demandante para los creadores de contenido en redes sociales.
El Paseo Costero, su rincón de la ciudad
Aunque está convencido de que cada rincón de la ciudad es digno de hacerse viral, el piloto de drones tiene un rincón preferido de la ciudad: el paseo de la Costa y todo el curso del río Limay. Por eso, suele visitar esa zona todas las semanas, solo o con compañía, pero siempre con el mate.
"Una vez que ya filmás el río, tenés que pensar en formas de innovar para mostrar otra cosa", dijo sobre sus producciones, que incluyen vuelos nocturnos o en distintas estaciones y que demuestran que el Paseo Costero es tan multifacético como el propio Omar.
"Un día de otoño, que estaba lloviendo, me decidí a ir igual", relató. "Dejó de llover por tres minutos, y ahí hice el vuelo para mostrar todos los tonos amarillos", dijo sobre uno de los contenidos más virales de su acervo: ya tiene más de 1,2, millones de reproducciones en Instagram.
"Con el que esté, el que sale conmigo me conoce, salimos a tomar algo y voy a andar con la carterita, me voy a correr a la barda con los perros y lo llevo a ver si veo una toma buena", aseguró el creador de videos que es, además, un cazador de arcoíris. "Cuando está por dejar de llover siempre salgo, porque sé que por algún lado voy a encontrar un arcoíris", afirmó.
La disciplina con la que Omar planifica sus grabaciones -día por medio y atento al pronóstico meteorológico- lo ayudaron a obtener tomas impresionantes de algunos sitios de Neuquén, pero también cosechó críticas y suspicacia. "Algunos me dicen que los arcoíris son truchos, que los hago con Inteligencia Artificial", dijo entre risas, al admitir que ya tiene sus primeros haters en redes sociales.
Una excusa para conectar
Los videos que Omar graba con su drone son también una herramienta para conectar con los neuquinos. Como sale día por medio a grabar, su presencia con los equipos ya se hizo cotidiana para los vecinos, que se acercan a preguntarle por la actividad. "Sobre todo los chicos, se interesan mucho, y quieren tener ellos su drone para filmar", dijo y aclaró que suele filmar también a los jóvenes que hacen piruetas con sus bicicletas o que navegan por el río Limay en tablas de SUP.
"Un montón de gente me escribe de Buenos Aires y de otros países, gente de México, de España. Me sigue gente de Texas y, cuando subí videos del nodo vial de Doctor Ramón, me mandaban fotos de los nodos de ellos, que son una locura", contó.
Y agregó que también le escriben muchos neuquinos que están alejados de la ciudad y que encuentran, en sus contenidos, un bálsamo para la nostalgia. "Son muchos, pero trato de contestar a todos", indicó.
Del hobby a la profesión
Hasta ahora, filmar la ciudad de Neuquén es un pasatiempo para después del trabajo. Sin embargo, la viralización de sus videos abrió las puertas para muchas oportunidades laborales y su teléfono suena cada vez más con pedidos que, en algunas ocasiones, tiene que rechazar por falta de tiempo.
Omar no descarta la posibilidad de ser un piloto de drones a tiempo completo. "Me encantaría dedicarme a eso. Filmar me apasiona y lo que me falta es el tiempo para la edición", dijo y agregó que, si bien hay mucha competencia en Neuquén, también surgen de forma constante nuevas oportunidades para los que filman desde el aire.
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