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La Mañana eutanasia

La Justicia analiza el pedido de eutanasia de una mujer que está postrada hace 7 años: su estremecedora historia

María del Carmen tiene 63 años y no quiere vivir más en el estado en que se encuentra, con dolores insoportables sin poder moverse. Su dramático testimonio.

Después de años de padecimiento y de una larga batalla judicial, María del Carmen Ludueña volvió a sentir esperanza. La Suprema Corte de Justicia bonaerense resolvió que su pedido de acceder a la eutanasia debe ser analizado, lo que marca un paso clave en un debate ético y legal que aún no tiene regulación en la Argentina.

La mujer sufre una enfermedad autoinmune que la mantiene inmovilizada y con dolores constantes: “Cualquiera que pase 24 horas como yo pediría lo mismo”, aseguró.

María vive en La Reja, Moreno y decidió contar su historia mediante una entrevista que le brindó a Infobae. Desde hace siete años está postrada en su cama: tienen que acomodarle los almohadones y el cuerpo para que pueda dormir, cortarle la comida bien chiquita o esperar a que las galletitas se disuelvan en el café con leche, darle de comer y de tomar en la boca, cambiarle los pañales y el canal del televisor.

Su parálisis es la consecuencia del deterioro irreversible que le produce la artritis reumatoidea poliarticular, seropositiva y erosiva en curso grave, resistente a antiinflamatorios, corticoides e hidroxicloroquina que le diagnosticaron en 2001, después de varios años de incertidumbre sobre los dolores articulares que no paraban de crecer. Esos dolores se volvieron resistentes a la analgesia con el correr de los años: María los siente todos los días, a todas las horas.

MAría. Eutanasia
María, antes de su enfermedad, junto a su hija, quien hoy la acompaña en su padecimiento.

María, antes de su enfermedad, junto a su hija, quien hoy la acompaña en su padecimiento.

En noviembre de 2024, a través de un defensor oficial, presentó un recurso de amparo para acceder a la eutanasia, es decir, la asistencia médica para morir. La solicitud fue rechazada en primera y en segunda instancia.

En ambos casos, el rechazo fue in limine, es decir, de antemano y porque no existe legislación que avale la práctica de la eutanasia en Argentina. Se desestimó el pedido sin que ninguno de los dos tribunales analizara el escenario particular y concreto de María.

Pero, la buena noticia para María es que, la Suprema Corte provincial acaba de instar a que eso cambie. Más allá de que no haya una ley que prevea el acceso a asistencia médica para morir, el máximo tribunal bonaerense ordenó que se examine el caso particular de la solicitante.

La decisión de la Justicia

En el documento, la Corte se refiere a que “las especiales y desdichadas circunstancias que rodean al caso, en definitiva, comprometen prerrogativas constitucionales de primerísimo orden que hacen al derecho a la vida, a la autonomía de la voluntad y a la dignidad humana”.

“Denegar de forma liminar -como aquí- la apertura de la jurisdicción debe considerarse una flagrante violación del acceso a la justicia y al debido proceso”, suma la argumentación emitida por el máximo tribunal de la Provincia.

“Era la mejor noticia que podíamos recibir en esta instancia, donde lo que la Corte debía definir era si avalaba que se analice el caso de María o ratificaba el rechazo in limine de las instancias anteriores”, sostiene en Edgardo Pablo Molins, defensor oficial de Ludueña.

El fallo ordenó que sea un juzgado del fuero Contencioso Administrativo el que revise la solicitud de María, contemplando su caso particular. Y como en la sección judicial que le corresponde, que es la de General Rodríguez, no hay un juzgado abierto en ese fuero, la causa seguirá su curso en la sección judicial de Mercedes, donde deberá tomarla el juez Luis Oscar Laserna.

Cuidar enfermo

En la Argentina, hay cinco proyectos de ley presentados en el Congreso para legalizar la asistencia médica para morir: todos a fines de este año

A diferencia de lo que ocurrió hasta ahora, esta vez María y sus abogados tendrán la oportunidad de presentar documentación para sostener su pedido. La Justicia tendrá delante de sí todas las pruebas ofrecidas por la defensa de María originalmente, que hasta ahora no habían sido evaluadas en ninguna instancia. Son historias clínicas, descripciones de los tratamientos que atraviesa y solicitudes para que los centros sanitarios que la atendieron presten la información necesaria sobre su cuadro.

Además, se prevé que declaren familiares, médicos y enfermeras que acompañan y acompañaron a Ludueña en todos estos años, así como una pericia médica, psiquiátrica y psicológica que determine su capacidad para decidir y su inequívoca voluntad a la hora de solicitar el acceso a la asistencia médica para morir.

La Justicia, según ordenó la Corte, debería evaluar los informes sobre el escenario actual y el pronóstico de María, y estimar la gravedad, intensidad y cronicidad de sus padecimientos físicos y psíquicos.

"Esto no es vida, es una tortura"

La propia María describió su padecimiento: “¿Quién me puede decir que esto es vida? Esto no es vida, esto es una tortura. Me hablan de darme las mejores condiciones para que tenga la mayor calidad de vida posible, ¿Qué calidad de vida? Esto es un calvario, yo lo único que pido es clemencia, que alguien me escuche y me ayude”.

eutanasia
Hace siete años que María está postrada en una cama, sin poder moverse.

Hace siete años que María está postrada en una cama, sin poder moverse.

“Cualquiera que pase 24 horas como yo pediría lo mismo”, expresó Ludueña hace apenas unos días, desde la cama de la que no puede moverse -y en la que no puede moverse sin ayuda- desde hace siete años. “Por desgracia mi mente es muy lúcida. Porque si al menos tuviera algún problema mental que me tuviera más perdida, no me daría cuenta de todo lo que pasa. Pero me doy cuenta de todo”, sumó María, acompañada por su hija Mariela, quien la cuida.

“Creo que el momento de morir sería un momento feliz. Que me iría contenta y que libraría mucho a mi hija. Por eso pido que alguien me escuche y se ponga de mi lado (...) Siento un cansancio de cuerpo y de mente que no puedo describir, por eso quisiera cerrar los ojos e irme. No sé qué me espera después de eso, pero creo que va a ser mejor que lo que tengo ahora”, reflexionó María.

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