El arbitraje que padeció el albinegro contra Villa Mitre en el empate sin goles el último domingo es una muestra más de lo que pasa en el fútbol argentino.
Después de la gran campaña de Cipo en la fase regular del Federal A, la pregunta era hasta dónde iba a llegar. Porque en el fútbol argentino no solo hay que jugar bien y meter goles, sino que lo deportivo está marcado a fuego por las decisiones arbitrales. Y a medida que se va bajando de categoría, esa influencia es cada vez más flagrante.
Así pasó el domingo en La Visera, donde el clima se fue calentando de a poco por las decisiones de Cristian Rubiano. Extrañamente, el juez cuestionado no integra la galería de colegiados que acumulan desempeños escandalosos, pero en la tarde del domingo su tarea y la del línea Martín Nardelli incidieron en el resultado.
Imaginemos qué hubiese pasado si venían los del tren fantasma, ya conocidos por todos.
El análisis del arbitraje
En las redes sociales suelen circular las jugadas puntuales y en este caso fueron dos goles anulados. Pero lo que ocurrió en el estadio de la calle O'Higgins no se limitó solo fallos concretos, sino a una forma de conducir el partido.
Desde la platea o la popular, el comentario llegó a ser que no había forma que Cipo se quede con los tres puntos. En este fútbol de ascenso, que obviamente se jugara sin VAR, "las chiquitas" están a la orden del día y llegó un punto del cotejo del domingo que todas las divididas iban para el mismo lado.
Uno de los puntos a corregir del albinegro en la zona Campeonato es la falta de contundencia. Pero incluso hacer hincapié en ese análisis sería injusto, porque el equipo del Chango Cravero fue claramente superior a Villa Mitre y anotó dos goles.
La supuesta mano de Cristian Ibarra fue polémica. El jugador juró y jura no haber tocado la pelota con el brazo, pero incluso viendo varias repeticiones, no hay evidencia incontrastable.
Lo que vino después no dejó lugar a dudas. No porque no sea habitual, sino por lo burdo del "fuera de juego" que Nardelli le cobró a Andrés Almirón. El volante ofensivo de Cipo estaba más de un metro y medio habilitado y el juez de línea levantó la bandera, parado a la misma altura que el futbolista que recibe el balón.
Más tarde vendría la expulsión de Ricardo Dichiara, una muestra más de lo "rigurosos" que son los árbitros cuando llegan a Cipo. Lo mismo había pasado con Nicolás Parodi ante Kimberley.
Una muestra más
En el fútbol de la AFA de Tapia y Toviggino todo parece estar bastante claro.
Central, Riestra, Barracas, Central Córdoba de Santiago. En la Primera Nacional, Güemes de Santiago del Estero y Gimnasia de Mendoza.
Así lo viene reflejando este medio en distintas notas de este año y en temporadas anteriores.
Los que tienen "buenas sensaciones" en el Federal A de este año empiezan por Bolívar. El gol fantasma que le otorgaron al equipo bonaerense contra Rincón así lo demuestra.
Otro punto crítico es Costa Brava de General Pico, que viene de ascender con un escándalo ante la CAI de Comodoro en Viedma y en la próxima fecha será rival del conjunto rionegrino.
Lo que pasó el fin de semana no se le puede achacar a Villa Mitre, que nunca fue un equipo del poder. De hecho, lo ultrajaron en la final del 2021 contra el mencionado Güemes en Córdoba.
Acá la sensación es que las decisiones van para frenar a un candidato que se armó de menor a mayor, con un plantel austero y que se ganó el rótulo de "favorito" de manera legítima.
El albinegro ilusionó a sus hinchas y a los futboleros de la región con su buen fútbol y los resultados que logró en la etapa regular.
No fue poca la gente que se fue de La Visera con la fea sensación de algo que venía circulando en el ambiente: "a Cipo ya lo bajaron".
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