¿Cómo preparar los mejores buñuelos de manzana?
Una receta para disfrutar de ricos buñuelos de manzana. Livianos, esponjosos y perfumados, un viaje de ida para las tardes frías.
Buñuelo remite a hogar. Un mate circulando y un aroma a cocina casera que invade todos los ambientes. Se pueden hacer buñuelos de diversas frutas, pero creemos que la manzana cumple con un par de requisitos claves. Buena textura y azúcar justa. En los días frescos nada mejor que tener a mano una fuente de buñuelos de manzana. Esta receta es sencilla, si se presta atención quedarán geniales. Esta receta suma banana a la tradicional.
Ingredientes buñuelos de manzana
2 tazas de harina leudante
1/4 taza de azúcar
2 huevos
80 cc de leche
1 cucharadita de esencia de vainilla o algún licor
Ralladura de 1 naranja
1 manzana
1 banana
1 cucharada de pasas de uva sin semillas
Aceite para freír
Azúcar para espolvorear
Desarrollo
- Colocar en un bowl la harina leudante previamente tamizada y el azúcar, hacer un hueco en el centro y colocar los huevos, la leche, la esencia de vainilla y la ralladura de naranja para perfumar.
- Revolver lentamente, hasta conseguir una preparación suave y lisa.
- Pelar la manzana y la banana y cortarlas en trozos, agregarlas a la preparación anterior junto con las pasas de uva.
- En una sartén profunda, calentar el aceite a fuego medio e ir introduciendo la pasta con las frutas de a cucharadas dentro del aceite, cocinar hasta que los buñuelos se noten dorados. Retirarlos y colocarlos sobre papel absorbente. Luego pasar por el azúcar y servir.
Origen del buñuelo
Los buñuelos están emparentados con la Antigua Roma, donde se preparaban versiones de masas fritas llamadas “globuli”.
Catón el Viejo, incluyó una receta de buñuelos en su libro de agricultura escrito en II A.C.
Durante la edad media se popularizaron como una golosina frita elaborada con harina, huevos y leche.
Si bien se conocen en todo el mundo, los buñuelos tienen raíces que se hunden profundamente en la historia de la península ibérica. Se cree que su origen se remonta a la época de los moriscos en España entre los siglos VIII y XV, quienes mezclaban harina, agua y levadura, dando vida a una receta que perdurará a lo largo de los siglos. En 1492 los moriscos fueron expulsados de la península y tras esa fecha los buñuelos ganaron popularidad en la población cristiana.
El toque de miel y azúcar en todas las recetas proviene de la cocina árabe.
Con el paso del tiempo y la globalización, los buñuelos cruzaron mares y montañas, encontrando hogar en diferentes culturas. En México, por ejemplo, los buñuelos se convirtieron en una tradición durante las festividades de Día de Muertos. En estas festividades, los buñuelos son un elemento esencial. En Colombia y otros países de América Latina, los buñuelos de yuca y queso son un imprescindible en la mesa navideña.
El encanto de los buñuelos radica, en parte, en su versatilidad. A lo largo y ancho del globo, encontramos fascinantes variaciones de esta receta. En Turquía, los “lokma” son buñuelos bañados en un almíbar fragante, mientras que en Francia, los “beignets“ conquistan paladares con su suave relleno de crema pastelera.
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