Salieron a la luz tras fuertes tormentas. Las especulaciones hablan de posibles mensajes de advertencia.
Un fenómeno poco frecuente sorprendió a arqueólogos, habitantes y visitantes, momentos previos a la alerta de tsunami por el terremoto de magnitud 8,8 que sacudió una zona en alta mar al este de la península rusa de Kamchatka este miércoles, que puso en riesgo las costas de Alaska, Hawái y Japón.
En esos momentos, una misteriosa aparición impactó a todos en Hawái. Veintiséis petroglifos tallados en roca arenisca y mayormente ocultos bajo la arena, quedaron al descubierto tras la acción del oleaje y las mareas cambiantes.
La última vez que el panel completo estuvo visible fue en 2016, cuando visitantes de un centro recreativo del Ejército de Estados Unidos lo observaron por última vez. Desde entonces, solo fragmentos emergían en distintas épocas del año, pero en julio de 2024, después de varias tormentas, la totalidad de las tallas volvió a la superficie.
Estas figuras, la mayoría representando formas humanas esquemáticas, son un testimonio antiguo y silencioso de las comunidades polinesias que habitaron Oahu.
La visibilidad de los petroglifos hawaianos en la bahía de Pka constituye un hecho poco frecuente. El panel, tallado en roca arenisca y habitualmente cubierto por arena, se extiende a lo largo de aproximadamente 35 metros y contiene principalmente figuras humanas esquemáticas, conocidas como figuras de palitos.
Un patrimonio con raíces milenarias y una conexión con la naturaleza
La antigüedad de estos petroglifos se calcula entre 600 y 1.000 años, aunque establecer una fecha exacta resulta difícil. Un yacimiento cercano confirma que la región fue ocupada por primeros asentamientos polinesios con una historia que supera el milenio.
La figura humana predominante, tallada en forma de palitos, presenta detalles variados, como indicios de genitales masculinos en algunas tallas, mientras otras permanecen neutras en cuanto a género.
La exposición total del panel depende de la dinámica natural de la playa, que se modifica año tras año por la fuerza del mar y las tormentas. Esta fluctuación crea ciclos en los que las tallas emergen o desaparecen, mostrando la interacción constante entre el patrimonio cultural y el medio ambiente.
Un mensaje ancestral ante los cambios actuales
Para la comunidad nativa hawaiana, estos petroglifos no son solo un vestigio arqueológico sino un aviso cargado de significado. Glen Kila, descendiente directo de familias aborígenes de Waianae y asesor cultural del Ejército, interpreta la aparición renovada del panel como una señal de alerta sobre la elevación del nivel del mar y las transformaciones que enfrenta el entorno natural.
Según sus relatos, los grabados cuentan una historia ceremonial y religiosa, donde la figura más grande simboliza el ciclo del sol, con una mano levantada y otra señalando hacia abajo, evocando el amanecer y el ocaso.
Si bien los arqueólogos reconocen que el significado exacto de estas imágenes permanece incierto por la falta de registros escritos, la lectura cultural aporta un sentido profundo que cobra relevancia en momentos de inquietud por fenómenos naturales recientes, como el terremoto en Rusia o las alertas de tsunami en Hawái.
La reaparición del panel invita a reflexionar sobre la relación entre las culturas ancestrales y el mundo natural, subrayando que las advertencias grabadas en piedra pueden seguir resonando hoy, en un paisaje que continúa cambiando bajo la fuerza del tsunami.
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