Accidentes laborales en el petróleo: asesoramiento legal, indemnizaciones y algo de lo que poco se habla
Nicolás Schick es abogado especialista en accidentes laborales, sobre todo en las grandes industrias. Datos de las indemnizaciones y los plazos de los juicios.
En la Patagonia, la industria del petróleo se presenta como símbolo de progreso y desarrollo económico, sobre todo en Vaca Muerta. Pero detrás de las cifras récord y los anuncios oficiales, hay una realidad mucho menos visible. Es la de cientos de trabajadores que resultan heridos, discapacitados o excluidos del sistema tras sufrir accidentes laborales. Muchos no conocen sus derechos. Otros, directamente, tienen miedo de reclamar.
Nicolás Schick es abogado especializado en Derecho Laboral desde hace más de 20 años y ha trabajado con más de mil casos en los sectores petrolero, pesquero y minero. Con varios casos en Neuquén, Trelew y Puerto Madryn, conoce a fondo los conflictos que atraviesan los trabajadores de las industrias de mayor siniestralidad del país.
“La industria petrolera está dentro de las tres actividades con mayor siniestralidad laboral en Argentina. Los trabajadores están sometidos a riesgos físicos, químicos y mecánicos de manera constante, y no siempre se cuenta con las medidas de seguridad adecuadas para protegerlos”, explica.
Accidentes laborales: una radiografía de la industria
Según la definición legal, un accidente de trabajo es “todo hecho súbito y violento ocurrido por el hecho o en ocasión del trabajo”. Pero para Schick, lo importante está en comprender que muchos de esos hechos, aunque imprevistos, son evitables.
“En el área petrolera se trabaja levantando peso, en posiciones forzadas, con exposición a químicos, gases, explosiones, ruidos extremos. Con el tiempo, esto va deteriorando la salud de los trabajadores. Y muchas veces, cuando sucede un accidente, no hay respuesta. No hay prevención ni seguridad. Se sigue trabajando igual que antes”, advierte.
Para Schick, prevenir implica más que equipar con cascos y overoles. Requiere controles médicos pre-ocupacionales, exámenes periódicos, capacitación adecuada, protocolos de seguridad detallados y un control efectivo por parte de las ART.
“El control tiene que empezar antes de que el trabajador suba a una torre. La ART debe garantizar que esté apto físicamente, que tenga el entrenamiento necesario, y luego debe hacer controles regulares. Pero muchas veces eso no pasa. Y cuando detectan que alguien está enfermo o no rinde, directamente lo despiden”, señala.
La presión de las ART para ocultar los accidentes
Uno de los problemas más serios del sistema, según Schick, es que las ART evitan registrar accidentes para no elevar la calificación de riesgo de las empresas.
“Cuando una empresa acumula muchas denuncias de accidentes, las ART le suben la alícuota, que puede llegar hasta el 7% del salario bruto por trabajador. Entonces, lo que hacen es no denunciar. Y lo que hacen algunas empresas, cuando un trabajador se accidenta, es ofrecerle un arreglo económico para que no inicie acciones formales”, denuncia el abogado.
Esa presión recae directamente sobre los trabajadores, que muchas veces son inducidos a firmar acuerdos sin asesoramiento, renunciando a derechos fundamentales.
“Es muy común que se firmen acuerdos voluntarios sin que el trabajador entienda qué está firmando. Por eso siempre insisto, que antes de firmar cualquier cosa, hay que consultar con un abogado. Se trata de que ese acuerdo respete el salario real, la antigüedad, la categoría, el tipo de tarea. Todo eso debe estar contemplado y garantizado”, advierte Schick.
El caso de las comisiones médicas: un proceso desigual
Uno de los obstáculos más complejos que vivencian los trabajadores accidentados es la instancia de evaluación médica que determina el grado de incapacidad y la reparación económica que les corresponde. Esa evaluación inicial se realiza ante comisiones médicas dependientes de la Superintendencia de Riesgos del Trabajo.
“El problema es que esas comisiones no son imparciales. El trabajador comparece solo, sin defensa técnica. Y los médicos actúan como si fueran jueces. En mis más de 20 años de ejercicio, jamás vi que una comisión médica otorgue una incapacidad superior a la que luego reconoce un juez laboral”, señala Schick.
La diferencia no es menor. Mientras las comisiones se limitan a evaluar el daño físico, los jueces pueden contemplar también el daño psicológico, el lucro cesante, el daño moral, e incluso aplicar indemnizaciones punitivas cuando hay responsabilidad agravada del empleador.
Accidentes reales que se ocultan
Schick ha trabajado con casos que resultan impactantes en la industria pesquera y petrolera. “Tuvimos un trabajador en Neuquén al que le explotó una válvula en la cara. Le atravesó el cráneo y sobrevivió de milagro. A otro, en un barco, se le cayó soda cáustica en la espalda mientras dormía. Tuvo que ser operado más de diez veces”.
En la industria pesquera, la situación también es grave. “Los barcos pasan 30 o 40 días en altamar. He visto marineros que cayeron al agua, que sufrieron fracturas expuestas por golpes en cubierta, y muchos de esos accidentes tampoco se denuncian”.
Los accidentes “in itinere” —es decir, en el trayecto desde el domicilio al lugar de trabajo— también son comunes en el petróleo.
Indemnizaciones: cuánto le corresponde a un trabajador
Las prestaciones económicas que deben recibir los trabajadores accidentados se calculan a partir de una fórmula legal, que contempla el salario promedio de los últimos 12 meses, la edad de la persona (a menor edad, mayor valor de la reparación) y el porcentaje de incapacidad.
“Una persona joven con un salario alto puede acceder a una reparación significativa. Pero ese cálculo inicial no siempre refleja lo que corresponde realmente. Por eso muchas veces hay que ir a la justicia. Porque las ART tienden a fijar porcentajes bajos de incapacidad y ofrecen montos insuficientes”, explica Schick.
Además, remarca que “los jueces especializados conocen cómo se valora el daño en estos sectores de alto riesgo. Y las sentencias incluyen también intereses desde la fecha del accidente, lo cual compensa en parte la demora judicial”.
¿Por qué los juicios laborales demoran tanto?
Schick reconoce que el sistema judicial hoy está sobrecargado y con pocos recursos. “Hay una falta estructural de jueces y personal. Eso genera demoras de hasta tres años para resolver un juicio laboral. Pero cuando el caso es urgente, como la necesidad de una prótesis o tratamiento médico, se puede iniciar una acción de amparo o una medida cautelar para que la atención no se detenga”.
Qué hacer si sufrís un accidente laboral
El abogado recomienda actuar con rapidez y sin miedo:
- Informar el accidente de inmediato a la ART y al empleador.
- Solicitar atención médica urgente y registrar todo por escrito.
- No firmar nada sin asesoramiento legal.
- Conservar la documentación médica, partes de accidente, certificados, y si es posible, obtener testigos del hecho.
- Consultar con un abogado especializado en Derecho Laboral para evaluar opciones.
“En Vaca Muerta hay cada vez más actividad, y eso significa también más riesgos. Lo importante es que los trabajadores sepan que no están solos. Que no tienen que aceptar acuerdos a ciegas. Que tienen derechos y que pueden reclamarlos sin miedo”, concluye Schick.
Contacto
Por una consulta por el abogado, requiere contacto directo con el cliente para entrevista. Contacto: Nicolás Schick +54 9 11 5107-0687 www.schicknicolas.com.ar IG: @abogado_nicolasschick
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