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La Mañana pileta

Compró una pileta, vino rota y nadie le respondió: ahora la empresa deberá pagar

Un vecina de Cipolletti compró una pileta, vino con fallas y la empresa no respondió. La Justicia ordenó indemnizarla por los daños económicos y emocionales.

Una pileta mal instalada, un calvario de reclamos sin respuesta y una sentencia judicial que reconoce el derecho a ser reparada. Ese fue el derrotero que vivió una vecina de Cipolletti tras contratar a una empresa para colocar una piscina de fibra de vidrio en su vivienda. El producto, lejos de ofrecer un disfrute inmediato, se convirtió en un problema estructural y emocional que debió resolverse en los tribunales.

El día que la empresa instaló la pileta, la mujer notó que algo no estaba bien. La estructura sobresalía del suelo y presentaba una rotura visible. No dudó en advertirlo de inmediato a los responsables. A partir de ese momento, lejos de solucionarse, los problemas se agravaron. Las paredes comenzaron a deformarse, el agua se filtraba y la bomba instalada no funcionaba correctamente.

Ante la falta de respuestas claras por parte de la empresa, la mujer decidió encarar las reparaciones por su cuenta. Sin embargo, las fallas eran tan profundas que finalmente acudió al fuero civil de Cipolletti en busca de justicia.

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Fallos estructurales y una sentencia contundente

La Justicia civil local dictó una sentencia de primera instancia, aún no firme, en la que ordenó indemnizar a la compradora por los daños y perjuicios sufridos. El fallo consideró acreditado que la pileta fue instalada con vicios estructurales y que la empresa no ofreció soluciones eficaces ante los reclamos realizados.

Durante el proceso judicial se produjeron múltiples pruebas técnicas y documentales. Una constatación notarial verificó la existencia de grietas visibles, mientras que una pericia arquitectónica fue clave para entender la magnitud del problema. El informe detalló ondulaciones en las paredes, zonas ahuecadas en el suelo y un alto riesgo de pérdida de agua. La causa, según concluyó la pericia, era una mala compactación del terreno durante la instalación.

También fue relevante una pericia informática que logró recuperar los mensajes que la mujer envió al personal de la empresa desde el mismo día de la colocación. Los textos, audios y fotos enviados por mensajería fueron valorados como prueba válida para demostrar que los reclamos fueron hechos en tiempo y forma, lo que desestimó una de las principales defensas de la firma.

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Daño moral y responsabilidad empresarial

El fallo judicial no solo reconoció el derecho a un resarcimiento económico por los gastos de reparación que la mujer debió afrontar, sino que también hizo lugar al reclamo por daño moral. La jueza interviniente consideró que la incertidumbre prolongada, la angustia generada por la falta de respuestas y el deterioro emocional que provocó el incumplimiento contractual merecían ser compensados.

Por su parte, la empresa alegó haber realizado la instalación conforme a las condiciones del terreno y aseguró que las cañerías eran adecuadas. Además, sostuvo que la clienta no había realizado los reclamos dentro del plazo legal establecido. Pero la magistrada rechazó esa postura y afirmó que las pruebas aportadas demostraron claramente lo contrario: la empresa fue notificada desde el primer momento y no actuó de manera diligente.

Un fallo que puede sentar precedente

La sentencia concluyó que la pileta fue entregada con defectos que impidieron su uso pleno, que la empresa incumplió sus obligaciones contractuales y que su intervención posterior no fue suficiente para subsanar los problemas. Si bien la resolución es de primera instancia y puede ser apelada, marca un precedente importante en cuanto a la responsabilidad de los proveedores de servicios y la necesidad de brindar respuestas eficaces ante el incumplimiento.

El caso visibiliza una situación común en el rubro de las instalaciones domiciliarias, donde muchas veces los reclamos quedan sin respuesta y los consumidores deben asumir el costo económico y emocional de lo que otros deberían garantizar, un servicio de calidad y la posibilidad de disfrutarlo sin contratiempos.

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