La científica cipoleña que estudia el magnetismo de la Tierra y las tormentas del sol
La geóloga María Inés Gil es la única empleada que quedó en la Estación Meteorológica local. Estudia el campo magnético de la Tierra, sus cambios, anomalías y fenómenos vinculados.
La geóloga María Inés Gil está siempre muy atenta a su trabajo, en particular, cuando se producen tormentas geomagnéticas causadas por una mayor actividad solar. Justamente, para este viernes 8 algunos reportes científicos prevén un evento espacial de estas características, el que podría afectar a la Tierra con una intensidad más alta que la estimada inicialmente.
La profesional está a cargo de la Estación Magnética (EM) de Cipolletti, que funciona en instalaciones de la vieja Estación Meteorológica, en Kennedy e Yrigoyen. Allí, con un artefacto de medición especial, denominado Magnetómetro de Precesión Protónica (PPM) y el auxilio de computadoras, sigue el comportamiento que tiene el campo magnético terrestre, su evolución y los cambios que experimenta.
María Inés, nacida en Tigre, provincia de Buenos Aires, se afincó en la ciudad en 2015. Unos años antes, se había recibido en la Universidad Nacional de Córdoba. Casada y madre de dos hijos, desarrolla su trabajo cotidiano con vocación y con rigor técnico y metodológico. Sus conocimientos y dedicación le permitieron, en 2023, ganar el concurso público para desempeñar su actividad como parte del personal permanente del Estado.
Por lo que ella sabe, fue el último concurso de ese tipo antes de que asumiera el actual gobierno nacional, que congeló los ingresos al Estado, además de implementar una política de ajustes y recortes que han impactado en numerosas reparticiones y organismos públicos. Entre ellos, el Servicio Meteorológico Nacional (SMN), del que depende la EM local.
De hecho, la Estación Meteorológica de Cipolletti (EMC) ha dejado de funcionar, ya que el último empleado de la institución, el meteorólogo Rodolfo Merlino, se jubiló hace un año y no ha sido reemplazado, sin visos de que sea nombrado un sucesor, por lo menos, en lo inmediato. La situación ha impactado negativamente en la comunidad, pero los tiempos que corren no son los mejores para el progreso científico y tecnológico de la Argentina.
Como consecuencia, la geóloga trabaja sola en el lugar, efectuando las mediciones diarias que corresponden y completando informes mensuales para el SMN. No hay ningún otro empleado en las instalaciones de la EMC, ni siquiera personal que concrete tareas de mantenimiento y limpieza. Ella misma, en ocasiones con la colaboración de su esposo, dedica parte de su atención a labores de aseo de las dependencias que resultan imprescindibles.
La ciencia, en camillas hospitalarias
Pero el paulatino deterioro del viejo inmueble, tanto en su interior como en su exterior, se va tornando cada vez más evidente, al igual que en el mobiliario. Provoca cierta sorpresa que un par de mesas de su oficina sean, en realidad, camillas hospitalarias, adecuadas a los propósitos que el desarrollo de la ciencia, mínimamente, necesita.
Lo que es el terreno que rodea a la sede de la EMC no causa mejor impresión. Es mucho peor, con yuyos que crecen y se expanden a sus anchas, mientras que la vegetación de jardín y algunos árboles pareciera que no tienen un buen destino, sino todo lo contrario. Mandan los yuyales, de proporciones selváticas.
Atención en el Atlántico Sur
Sin embargo, María Inés, pese a los contratiempos, se mantiene firme en el cumplimiento de sus responsabilidades, sin importar las contingencias climáticas. Máxime que sus registros y reportes ayudan a seguir el comportamiento y la evolución de la Anomalía Magnética del Atlántico Sur, uno de los fenómenos naturales que más interrogantes despiertan en la comunidad científica mundial, sin que exista todavía una explicación convincente sobre sus causas y potenciales consecuencias para el magnetismo y la vida en el planeta.
La anomalía es una región de América del Sur y del Atlántico Sur en la que se viene observando una disminución en la intensidad del campo magnético terrestre. La región tiende a expandirse y moverse, en particular, en dirección hacia el oeste del continente sudamericano. En la Argentina, los datos muestran que el fenómeno abarca cada vez más territorio, desde el norte, donde es más apreciable, hacia el sur, donde está creciendo. En la Patagonia Norte, los registros marcan que la reducción magnética adquiere cada vez más notoriedad.
Al presente, se considera que esta manifestación de la Naturaleza no sería perjudicial para la salud. El debilitamiento del magnetismo permite una mayor entrada de partículas eléctricas generadas por la actividad solar, pero, en enorme proporción, su flujo es detenido en capas altas de la atmósfera y es un mínimo lo que alcanza la superficie donde se desarrolla la vida en el planeta.
Eventualmente, las partículas podrían causar alguna alteración genética en los seres humanos y demás especies vivientes, pero esto es todavía materia de estudios profundos. Además, se debe tener en cuenta la pequeña fracción que llega al nivel atmosférico más bajo.
El magnetismo de la Tierra
Sin embargo, los efectos pueden multiplicarse en ocasión de las tormentas solares que cada tanto se ciernen sobre el campo magnético que protege a la Tierra de la radiación del espacio exterior. En particular, cuando tales tormentas resultan ser muy poderosas. El año pasado, se enfrentó una de gran intensidad y su impacto lo sintieron las redes eléctricas y los aparatos de comunicación de distintos lugares del planeta, al igual que unos cuantos satélites.
Ahora, María Inés tendrá que estar muy atenta porque hay algunos reportes científicos que están previendo un evento que podría alcanzar una magnitud significativa. Estiman que no sería menor a otro ocurrido hace dos meses, aunque todo dependerá de las condiciones ciertas que finalmente se den. Con frecuencia, la realidad se encarga de desvirtuar hasta los más seguros pronósticos.
Nube de plasma solar
Pues bien, en el Laboratorio de Astronomía Solar que pertenece al Instituto de Investigación Espacial de la Academia de Ciencias de Rusia, han advertido que una reciente eyección de masa solar podría tener consecuencias magnéticas más apreciables de lo que se suponía. Según se pudo recalcular, la nube de plasma proveniente del Sol no se topará de lado con la magnetósfera terrestre, sino en un plano más directo.
Así, el astrónomo Sergei Bogachev le dijo al medio ruso Ria Novosti que los modelos de cálculo proyectan que el planeta sería impactado por el núcleo de alta velocidad de la nube y el impacto en el campo magnético podría ser mucho más fuerte de lo que se pensó en su momento.
Viento de partículas
De concretarse las previsiones, en la EM cipoleña se debería detectar una disminución más acentuada del magnetismo en la región. El campo magnético, afectado por el viento solar, se reduciría y permitiría que las partículas eléctricas se adentraran más en la atmósfera, con consecuencias más notables.
Para María Inés, la de este viernes será una jornada de labor habitual o, tal vez, más animada por un nuevo fenómeno de la Naturaleza. Se verá. Ella continuará con sus registros e investigaciones. El comportamiento del magnetismo en la Tierra merece la atención permanente de los científicos.
El núcleo y la inversión de los polos
Los interrogantes sobre la Anomalía Magnética del Atlántico Sur se mantienen, y podrían tener relación, por ejemplo con ciertos cambios en el núcleo del planeta y en una eventual inversión de los polos magnéticos terrestres, una circunstancia, que de darse efectivamente, se desconoce las transformaciones o las perturbaciones que podría originar. Pero, así como tal evento podría darse en el presente, podría ocurrir dentro de algunos años, siglos o muchos milenios más.
Sobre todos estos fenómenos, contribuye a echar luz la labor de la geóloga que se desempeña en soledad en la EM, en el predio de la venerable y casi condenada al olvido EMC. Los científicos cumplen funciones fundamentales para la sociedad actual. Hasta en campos vinculados con la actividad económica, por ejemplo, la prospección petrolera. Su aporte debería ser siempre reconocido y nunca menospreciado o ninguneado. Las generaciones futuras lo tendrán en cuenta.
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