Son vinos con la urgencia de lo efímero. Beberlos es un rito de estación, como las cerezas o los damascos.
Los vinos rosados forman una categoría que, según cuán amplia se la entienda, abarca desde ejemplares sencillos y frutados hasta otros casi tintos, con hondura y estructura. También reúne vinos jóvenes y ligeros junto con rosados de guarda, aquellos que pasan años de crianza y ganan una sorprendente vida en botella. Dicho sin rodeos: el universo de los rosados puede ser un mundo en sí mismo.
Claro que el grueso del mercado se concentra en los vinos del año, joviales y frescos. Pero eso no significa que la categoría pierda profundidad. Todo lo contrario. Baste contrastar dos extremos franceses: si los rosados de Provenza son pura energía pop y juventud, los de Bandol –una denominación contenida dentro de Provenza– son serios, cerebrales y de notable hondura. Comparar un Whispering Angel con un Domaine Tempier ilustra, por sí solo, esa diferencia de enfoque.
Vale detenerse un momento en esos segundos rosados: los que juegan en otra liga. Los he probado con veinte años de botella en Rioja –como sucede con Viña Tondonia– y el resultado está muy lejos de un vino de música ligera. Son rosados que alcanzan otra profundidad y que, con toda justicia, deberían tener su propia taxonomía dentro de los vinos de guarda. En la Argentina, es una vertiente poco explorada, aunque algunos espumosos rosados, como Barón B Héritage 005 –que combina añadas 2014, 2016 y 2018–, demuestran que no todo rosado es simple o circunstancial.
Rosados de una noche
Pero como decía Groucho Marx: “Estos son mis principios; si no le gustan, tengo otros”. Así que volvamos a los rosados de temporada, esas copas prêt-à-porter que perfuman cada primavera e inicio del verano. Hablamos, claro, de los estilos provenzales: rosados ligeros, etéreos y vibrantes, que van del cereza pálido al tono piel de bebé y, en algunos casos, a un rosado flamenco más intenso.
Son vinos con la urgencia de lo efímero. Beberlos es un rito de estación, como las cerezas o los damascos. Llegan al mercado y conviene disfrutarlos antes de que el verano se lleve su frescura. Como flores del desierto, son rosados de una noche. Y ahí reside parte de su encanto.
Crocantes, de frescura elevada y un perfil que combina fruta, hierbas y flores, los rosados de temporada son vinos para beber sin vueltas. Nada de especulaciones ni sofisticaciones. En un balcón, en la terraza de un bar, de noche o como aperitivo, funcionan como un sorbo refrescante. Y, a mi modo de ver, esa es una gran virtud. Además, acompañan de maravilla comidas ligeras: bocados peruanos, pizzas o pastas al pomodoro, langostinos, sushi, milanesas con papas fritas o una burger completa. No importa el plato: el rosado de temporada siempre tiene algo para decir.
10 rosés para descubrir
*Burbuja de los Andes 2023 es % Bonarda de La Carrera, Valle de Uco. Notas de naranja sanguina, rosa y un toque de caramelo abren paso a una boca de frescura elevada. Distintivo.
*Rutini Rosé 2025 es Malbec de Valle de Uco elaborado en un estilo provenzal. Profundo, con sabores frutados y frescura delicada, llena el paladar. Un vino serio entre los joviales.
*Nude 2025. Garnacha con 10% Cabernet Sauvignon del Valle de Canota, Las Heras. Pálido, evoca algodón de azúcar y cereza. Seco y crispy, un rosé del año bien elaborado.
*Mártir Pinot Noir Rosé 2024 proviene Del Valle de Uco. Sabores de frutilla y cereza en una expresión directa y vibrante. Un vino de trago amable.
*Flora Rosé 2024 by Zaha es Pinot Noir del Valle de Uco. Aromas de cereza y frutilla con un toque de rosa mosqueta. Seco, fresco y con intensidad.
*45 Rugientes Rosé 2023 es 100% Pinot Noir de Sarmiento, Chubut. Rosas y cerezas, con notas herbales. Seco y sabroso, de acidez filosa y mucha energía.
*Incoronata 2024 by Cupra Wines combina Syrah, Malbec y Pinot Noir de Tupungato. Piel de cebolla pálido, ofrece pétalos de rosa, hierbas de campo y cereza. Seco y fresco.
*Susana Balbo Signature Rosé 2024 es 60% Malbec y 40% Pinot Noir del Valle de Uco. Salmón pálido, aromas de rosa y rosa mosqueta. Ligero, seco y vibrante. Preciso.
*2025 Criolla Grande Lagarde de Tupungato. En estilo clarete, ofrece ciruela fresca, frutilla, guinda y un toque terroso. Seco y ligero, fluye suave, con un sutil grip.
*Livverá Sangiovese 2024 De La Carrera, Tupungato. Rosado intenso, con aromas de rosas y guinda, muy expresivo, de frescura vibrante y con tensión en el sabor.
*2024 Clarete V.I.N.O. by Riccitelli combina Criollas blancas y tintas de Los Chacayes, Valle de Uco. Delicado y sutil, abre con hierbas y notas de cereza. Un rosado elegante y disfrutable.
Avanzan las Criollas
El pasado jueves 20 de noviembre se realizó en INTA Luján de Cuyo el V Encuentro de Variedades Criollas de Vid, organizado por la institución junto con la Asociación de Productores de Cepas Criollas y Ancestrales de Argentina. La jornada incluyó presentaciones técnicas y una degustación de vinos experimentales elaborados a partir de estas variedades. Un paso más en el desarrollo y la visibilización de las uvas criollas en el país.
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