Dos estudiantes de tercer año representarán a Neuquén en un certamen que busca borrar los mitos de dificultad sobre materias como química, biología o física.
Antonia Muñoz y Melanie Quidel sonríen con el típico guardapolvo azul oscuro de las EPET, algo nerviosas por las fotos y otro poco por la proximidad de un viaje especial. A principios de diciembre, viajarán a Mendoza a representar a la provincia de Neuquén en las Olimpíadas de Ciencias Junior, un certamen que busca contagiar el entusiasmo por la química y la física, esas materias que suelen ser las más temidas entre los alumnos del secundario.
Las dos son alumnas de tercer año en la EPET 6. Aunque todavía no eligieron su orientación, haberse anotado en una escuela técnica ya demuestra su interés por las ciencias duras, esas asignaturas que suelen ser tildadas de difíciles y que muchos estudiantes prefieren pasar de largo. A partir de la convocatoria de Alejandra Quiroga, su profesora de química, se animaron a participar de una competencia para medirse y encontrarse con alumnos de todo el país.
"Los estudiantes suelen tenerle algo de miedo a la materia, pero gracias a las Olimpíadas se empiezan a entusiasmar", dijo Alejandra con una sonrisa. Y dio ejemplos de su triunfo: este año, un total de 28 estudiantes se presentaron para la clasificación interna del colegio y 6 pasaron a la instancia intercolegial. "Cada año se suman más", aclaró con una sonrisa.
Esta vez, Antonia y Melanie representaron a su escuela en las instancias intercolegiales y se llevaron el primer lugar en el orden de mérito de Neuquén, por encima de algunas escuelas privadas que ganaron fama por el buen desempeño de sus estudiantes en la rama de exactas. Ahora, se preparan para la instancia nacional, que se realizará en Mendoza entre el 1 y el 3 de diciembre.
"Eso nos llena de orgullo, no sólo por el entusiasmo de los chicos y el buen desempeño de las dos, sino porque logramos demostrar que en la escuela pública también hay muy buen nivel", dijo Quiroga, que busca acompañar a sus estudiantes a participar de más actividades extracurriculares para que su entusiasmo por el aprendizaje exceda las responsabilidades y los trabajos prácticos que son cotidianos en la escuela.
Un desafío para contagiar el amor por las ciencias
Antonia es fanática de las ciencias exactas y quiere estudiar programación una vez que termine el secundario. Cuando la invitaron al proyecto, se entusiasmó con la posibilidad de trabajar en dupla y ver la aplicación práctica de esas teorías que se plasmaban en el pizarrón.
"Vamos a trabajar en dupla en una experimentación y después individualmente en una parte teórica", contó la adolescente sobre la experiencia, que insumió mucha preparación pero también un cúmulo de emociones distintas.
"Estuvimos muy nerviosas desde un principio; nosotras no teníamos mucha confianza en general, pero cuando se nos dio la oportunidad estábamos re emocionadas porque nos habíamos esforzado un montón las dos juntas. Estábamos re contentas y estamos intentando meterle todas las ganas posibles", explicó.
Melanie, que está más enfocada en las matemáticas y quiere seguir una orientación electromecánica, también destacó la importancia de viajar para conocer a estudiantes de otros colegios, algo que sucederá en la instancia nacional en tierras mendocinas.
Relató cómo fue el proceso de trabajo para llegar a la competencia a nivel nacional. "En la parte práctica vimos muchos elementos más que nada, las reacciones, cómo es el intercambio de materia, las fórmulas matemáticas, porque en la primera instancia tuvimos mucha fórmula, en la segunda ya fue más experimental con un montón de temas muy largos", señaló.
Para la profesora de química, su participación en las Olimpíadas no sólo demuestra que es posible llegar a competir de igual a igual con escuelas privadas o con colegios de otras provincias argentinas, sino que permite descubrir el lado más fascinante de las ciencias naturales.
"Hay que romper este paradigma de la química, la física, la biología como materias difíciles. Es una materia que hay que descubrirla", dijo la docente y agregó: "estas Olimpiadas se destacan porque tienen mucha parte experimental, los estudiantes hacen la experiencia y en base a lo que ellos pueden observar tienen que contestar la parte teórica".
Alejandra explicó que "los experimentos son en base a hechos visibles, relacionados a la vida cotidiana, no usan reactivos peligrosos sino todo lo que usan a diario; eso es lo atrapante que tiene".
Un orgullo para la escuela
"Este año les propuse a ellas y a un compañero más primero la participación en la feria de ciencias con un trabajo de investigación, y ahí llegamos a la instancia provincial", aclaró Alejandra y agregó que al notar "el entusiasmo, la predisposición y las ganas de superarse que tenían, les propuse a Melanie y Antonia participar en las olimpíadas de ciencias".
Aunque sus resultados no sorprendieron a la profesora, acostumbrada a las buenas notas de las alumnas, sí se admiró al ver el grado de compromiso con tareas extracurriculares. "A veces estamos haciendo ensayos en el laboratorio y piden permiso para salir a entregar un trabajo práctico", dijo sobre las jóvenes, que nunca descuidaron las materias que forman parte de la currícula de tercer año.
"Son estudiantes muy comprometidas, aparte de que son muy amigas y se entienden muy bien al trabajar en grupo" dijo la docente y agregó que "entre las dos logran darse confianza y transmitirse paz en el momento que sienten que colapsan". De esta manera, avanzan a paso firme en la preparación para el viaje a Mendoza, donde van a medirse con estudiantes de otras provincias, que suelen demostrar un alto nivel de rendimiento.
En las semanas previas a viajar, practican algunas de las posibles pruebas de la competencia con Alejandra y con el profesor de Matemáticas de la EPET 6, Pablo Figueroa, que también las acompaña en es trayecto de mayor exigencia y nerviosismo, con la convivencia del final del año escolar y una instancia evaluativa distinta a la que viven a diario en su escuela.
Figueroa explicó que "como las matemáticas están metidas en todo", lo convocaron para colaborar en la preparación para la competencia nacional, algo que aceptó gustoso. "Está bueno que nuestras alumnas hayan llegado tan alto. Esperemos que sigan y la verdad que orgulloso de la experiencia que tienen, donde van a poder participar y representar a la escuela", aclaró.
"Armamos un hermoso grupo de trabajo junto con él, los docentes de biología y física y los directivos, que también se comprometieron a acompañar a los estudiantes que se presenten el año que viene", dijo Alejandra, que busca posicionar los logros de las escuelas técnicas de Neuquén a partir de esta hazaña de dos de sus alumnas.
"Yo creo que para el año se va seguir multiplicando cuando cuando se empieza a correr la voz de pasillo de que hay Olimpiadas y se puede viajar a Mendoza", dijo la docente y aclaró: "Capaz que llegamos, capaz que no, pero el solo hecho de participar con otras escuelas acá en Neuquén también les llama mucho la atención y se hacen conocidas estas instancias".
A pocos días de comenzar el viaje, para el que recibieron el apoyo de la Dirección de Escuelas Técnicas, el entusiasmo y la presión crecen de forma acompasada. Pero Alejandra busca descomprimir los nervios con el foco puesto en el disfrute.
"Yo quiero que disfruten la experiencia, no quiero que se sientan tensionadas; no vamos con esto de que tenemos que ganar, pero sí darlo todo, que lo puedan disfrutar, que puedan conocer a otras personas, eso es lo más lindo de estas competencias", destacó.
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