El rol de Lolín Rigoni en los juicios por crímenes de lesa humanidad
Lolín Rigoni e Inés Ragni impulsaron los juicios conocidos como La Escuelita. Como Madres de Plaza de Mayo construyeron la memoria colectiva.
El 35º aniversario de la Asociación Madres de Plaza de Mayo filial Neuquén y Alto Valle coincidió con un momento clave en la historia de los derechos humanos en la región: el desarrollo del juicio conocido como La Escuelita II. Se juzgaba a 24 represores por crímenes de lesa humanidad. En ese contexto, Lolín Rigoni, e Inés Ragni destacaron las bases de su militancia.
Cabe destacar que durante los juicios a los genocidas, las Madres de Plaza de Mayo siempre ocupaban la primera fila, acompañadas por el grupo de apoyo. En el contexto de la muerte de Rigoni a sus 100 años, el periodista e integrante de la Asamblea Permanente por los Derechos Humanos (APDH), Walter Pérez, recordó en diálogo con LMNeuquén una anécdota que refleja el compromiso de la última madre que quedaba viva. Pese a tener un grave problema auditivo, asistía a todas las audiencias y, al finalizar, le decía: “Ahora me voy a mi casa y voy a esperar para escucharte y saber qué pasó”.
“Si bien uno tiene experiencia, era consciente de que Lolín me estaba escuchando para enterarse de lo que había sucedido en la audiencia. Eso me obligaba a ser riguroso con lo que contaba. Era un compromiso muy fuerte”, expresó Pérez, quien además recordó la dulzura y amorosidad. "No solo luchaban por sus hijos, eran madres de todos", subrayó.
Por su parte, Lolín siempre acompañó a su amiga y compañera Inés Ragni, quien falleció a sus 96 años el 1° de septiembre de 2024, sin saber qué pasó con su hijo Oscarcito, desaparecido el 23 de diciembre de 1976. "Yo no me quiero ir de este mundo sin saber qué hicieron con mi hijo", declaró en el juicio La Escuelita VIII. Junto a su esposo Oscar Ragni, también fallecido, reclamaron: "hace 47 años que estamos esperando”.
Lolín Rigoni: "somos una minoría que transformó lo individual en lucha social"
En el contexto de los juicios por los crímenes de lesa humanidad en la región de Neuquén y Río Negro, los discursos de Inés Ragni y Lolín Rigoni fueron más que una intervención, si no un legado para las próximas generaciones. "Hemos tomado la militancia por la sangre de 30 mil hijos, esa lucha de los 30 mil desaparecidos", anunció Lolín ante el SUM de la escuela pública colmada de personas que acompañaban la conmemoración y los juicios.
"Las madres somos totalmente humanas y tenemos contradicciones. Pero hay una palabra que nos llena de orgullo: la coherencia. Seguimos siendo independientes de palabra, de acción y económicamente", dijo visiblemente conmovida, y agradeció las muestras de cariño y recordó la emoción de entrar al acto rodeadas de las fotos de sus hijos: "me costó retener las lágrimas, todo esto que estamos viendo, esos hijos, esas fotos que cuando se mueven parecen que nos saludan".
En sus palabras, también hubo lugar para el elogio, el abrazo fraterno y una sincera auto biografía: "nosotras estamos seguras de que entre ustedes hay muchos que, sin saberlo quizás, o sabiéndolo, son parte de esta historia de las Madres. Son parte de esta revolución. Porque eso somos: revolucionarias, atípicas, totalmente. Dejamos, como dije, la cocina, el trabajo, para salir a la calle".
Y agregó: "somos una minoría que transformó lo individual en lucha social y política, con una sola arma: el pañuelo. Contra la indiferencia, la amnesia voluntaria y el olvido".
Luego, en referencia a los discursos que les dedicaron desde las distintas organizaciones que participaron del aniversario, Lolín: "todos esos elogios sinceros, porque son de corazón, hacen que nos comprometamos cada vez más, con todas las cosas que nos están faltando, con toda esa desigualdad que vivimos y que es insoportable".
En este sentido, destacó que fueron asumiendo aprendizajes gracias a la construcción colectiva de la memoria "con errores, también con desaciertos" pero puntualizó: "no nos hemos desviado de ese primer principio que fue el antifascismo". Al respecto, destacó el legado de Adriana Calvo, fundadora de la asociación de ex detenidos desaparecidos en Buenos Aires: "es imprescindible que los organismos de derechos humanos sean independientes de los gobiernos para poder denunciar los crímenes y los delitos que ellos mismos cometen".
Te puede interesar...
Dejá tu comentario