Inés Ragni, el largo camino de luchar por la memoria
Murió la Madre de Plaza de Mayo neuquina, luego de una vida dedicada a buscar a su hijo, Oscar Ragni. En julio había partido su compañero de vida y de lucha.
El largo camino de Inés Rigo y su esposo Oscar Ragni, empezó la el 23 de diciembre de 1976, cuando su hijo Oscar fue secuestrado de la puerta de la casa familiar en el barrio Progreso de Neuquén. Oscar había venido desde La Plata, donde estudiaba la carrera de arquitectura, a pasar las fiestas y a trabajar en un estudio. Esa mañana, salió para visitar una obra, pero era todo un engaño. Sus padres jamás lo volvieron a ver, continúa desaparecido, como miles de hijos de una Argentina que no debe olvidar. Pero también, Inés y Oscar jamás bajaron los brazos: lo buscaron juntos y hasta el fin.
Bastaba mirar los tobillos de Inés para comprender su fortaleza. Cientos de miles de kilómetros de luchar por la verdad, con un peso imposible en la espalda: el de sostener la memoria. Se trataba de no borrar a Oscar: el brillo de la sonrisa, la forma de pronunciar mamá, el alcance de la mirada. Y también, el poder recordar hasta el último de los detalles para alcanzar la justicia. De todas esas cosas está hecha la memoria, es la batalla permanente contra el olvido.
Es esa resistencia indescifrable, el lugar simultáneo de todas las Madres de Plaza de Mayo. Pero Inés era nuestra, y no solo caminó su lucha, sino las del pueblo neuquino. Ponía el cuerpo, una y otra vez, en la ronda infinita de la memoria, la verdad y la justicia, cargando a cuesta su dolor. Y al mismo tiempo, estaba donde tenía que estar: con los desocupados, los docentes, las mujeres, con los que sufren. Y siempre lo hacía con una palabra de aliento, diciendo lo que había que decir. Inés nos enseñaba a todos a no claudicar, nos compartió con su ejemplo el pan de la coherencia y de la dignidad.
Inés Ragni en los juicios de lesa humanidad
Su testimonio y su presencia fueron fundamentales en los juicios de lesa humanidad que comenzaron en la provincia de Neuquén en 2008. En ese marco, se juzgó el caso de su hijo Oscar en las causas Reinhold y La Escuelita III, cuya sentencia fue dictada en mayo de 2014.
Por esas paradojas de la vida, ella con 96 y él con 94, murió un puñado de semanas después que Oscar, su compañero en el más amplio sentido de la palabra, después de 47 años de buscar incansablemente a su hijo.
Las Madres se nos van en el momento más despiadado y es imposible no sentir cierta orfandad, la atroz incertidumbre de no poder ver el camino.
Es imposible pedirle más a su ejemplo de amor. "No me quiero ir de este mundo sin saber qué fue lo que hicieron con mi hijo", decía. Para quienes creemos en el cielo de los justos, nos consuela saber que los Ragni hoy volvieron a reunirse alrededor de la mesa que alguna vez compartieron. Para quienes creemos en lo posible, nos queda la tarea de encontrarlos a todos.
Adiós, Inés. Gracias por iluminar el camino.
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