Los operativos descubrieron un negocio ilegal. Se trata de una de las marcas más vendidas del país.
La Justicia Federal desbarató una red que falsificaba aceite comestible. En dos allanamientos, los investigadores encontraron envases, etiquetas y tambores con una mezcla de aceites que era vendida como si se tratara de aceite de girasol “Cocinero”, una de las marcas más reconocidas del mercado.
El caso comenzó a fines de 2024, cuando la empresa Molinos Río de la Plata SA detectó reclamos de consumidores que habían adquirido un producto adulterado. La compañía advirtió que circulaban envases con la apariencia de su aceite de girasol, pero que no correspondían a su fabricación.
Las pericias determinaron que la sustancia vendida no era puro aceite de girasol, sino una mezcla de 70% de aceite refinado de soja y 30% de aceite refinado de girasol. El líquido se envasaba en presentaciones de 1,5 litros y se distribuía en distintos comercios, donde era ofrecido como legítimo.
A partir de esta denuncia, la fiscalía ordenó una serie de medidas para rastrear el origen del producto falsificado. La pista principal condujo a un domicilio particular en el partido de Almirante Brown.
El hallazgo de un tambor con mil litros de aceite suelto
La División Unidad Operativa Federal (DUOF) de Ezeiza, dependiente de la Policía Federal Argentina, fue la encargada de ejecutar los procedimientos. En la vivienda de José Mármol los agentes secuestraron un tambor con mil litros de aceite suelto, un camión, maquinarias, envases, tapas y etiquetas con la marca falsificada. Según la investigación, en el fondo de esa casa se realizaba el envasado en condiciones precarias, sin ningún control sanitario.
De manera paralela, en un comercio de Villa Celina se incautaron cerca de mil envases con aceite adulterado listos para la venta. Allí también se encontraron elementos de embalaje que evidencian la escala de la operación.
Los investigadores confirmaron que el aceite se adquiría a granel y se fraccionaba con el objetivo de imitar el producto original. Esta maniobra no solo constituye un delito contra la propiedad marcaria, sino también un riesgo para la salud pública, ya que el consumidor desconocía el verdadero contenido.
Consecuencias judiciales y riesgos para los consumidores
Dos personas —un hombre y una mujer— quedaron formalmente imputadas por infracción a la Ley 22.362 de Marcas y por la venta de sustancias alimenticias peligrosas disimulando su carácter nocivo. Ambos serán indagados en los próximos días, mientras la fiscalía avanza con la recolección de pruebas.
La investigación reveló que el aceite falsificado circulaba en distintos comercios del conurbano bonaerense, lo que incrementa la preocupación por el nivel de distribución alcanzado. El consumo de este producto, elaborado sin controles de higiene ni autorización, representa un peligro directo para la salud de quienes lo adquirieron creyendo que era legítimo.
El caso expone cómo el uso de marcas reconocidas y envases falsificados puede engañar a los consumidores, al tiempo que deja en evidencia la importancia de los controles sanitarios y comerciales para proteger a la población.
La Justicia busca determinar si existen más personas involucradas en la cadena de producción y distribución del aceite Cocinero adulterado, que logró instalarse en góndolas bajo la apariencia de un producto confiable.
Te puede interesar...
Dejá tu comentario