Jugó torneos de AFA en la CAI de Comodoro Rivadavia. También pasó por Guillermo Brown y Deportivo Madryn.
Su hijo es un delantero que a los 18 años ya mostró sus condiciones en la Primera de River Plate y despertó el interés del City Group. Pero él corría, metía, raspaba y también jugaba en el mediocampo: estuvo en nueve clubes y llegó a la Primera B Nacional (actual Primera Nacional) con la CAI de Comodoro Rivadavia, su ciudad. Detrás de la historia de Ian Subiabre, una de las nuevas joyas de River, está la de Martín Subiabre, su papá.
Aunque la Comisión de Actividades Infantiles lo llevó al fútbol grande de la AFA, el club de los amores de Martín siempre fue Huracán de Comodoro Rivadavia. Allí jugó y fue ídolo.
El fútbol y la posibilidad de estar en dos grandes de la ciudad petrolera de Chubut, no obstante, no le evitaron al padre de Ian la vida dura, de siempre ganarse el mango, como trabajador petrolero o, incluso, vendiendo diarios.
"El Chile" de Comodoro Rivadavia
A Martín le dicen “el Chile”. Siempre le gustaron el fútbol y el deporte, como a su padre, José (66), el abuelo de Ian, que fue futbolista en la Liga de los Barrios local y también un boxeador de 21 peleas ganadas y una perdida que fue la última porque ahí decidió pasarse al fútbol.
Cuando era un chico, a Martín lo vio un entrenador de la CAI, un club caracterizado por la apuesta a su semillero, de donde surgieron Sixto Peralta, Andrés Silvera, Hugo y Pablo Barrientos, Sergio "Chiquito" Romero, Tomás Conechny, entre otros grandes talentos.
“Comencé a jugar en los torneos viejos de la CAI que se hacían en la Rural. El Gato Montesino (ex entrenador en Racing Club) habló con mi familia y empecé mi recorrido en el fútbol en las inferiores del club”, recordó el Chile, hoy con 41 años, en una entrevista que le hizo el medio local ADN Sur.
Eran años difíciles. José, que era textil, se había quedado sin trabajo. La CAI le ofreció a Martín alojarse en su pensión y ahí fue.
“Mi familia no estaba pasando momentos buenos -explicó-. Por ahí no comía, hacía muchas macanas, y fui”.
El cinco de la CAI
A la Patagonia siempre le quedó lejos el centralismo de la AFA y por esos años se veía aún más lejos. Llegar a Primera parecía casi imposible y estuvo cerca de abandonar todo. La llegada de un DT le cambió el futuro.
“A los 15 años, cuando vino Marcelo Fuentes, yo había dejado de jugar porque me había ido a vender diarios con mi papá”, contó. “Él me llamó y me dijo que me quería, que quería que jugara en CAI. Así que ahí volví y empezó todo”.
La Comisión de Actividades Infantiles era un club nuevo. Estaba jugando el Torneo Argentino. En ese equipo empezó Martín. Jugó de 9, de enganche, volante por derecha y cinco, y ahí se quedó. El mediocampo fue el lugar en el que empezó a destacarse.
Además de la CAI, el Chile pasó por Huracán de Comodoro, Guillermo Brown de Puerto Mardyn, Deportivo Madryn, Racing de Trelew, Florentino Ameghino de Comodoro, Laprida del Oeste (Comodoro Rivadavia), Olimpia Juniors de Caleta Olivia y Argentinos Diadema. El último fue Sportman, en la Liga de los Barrios, pero solo para divertirse con los amigos.
Cuando nació Ian, Martín estaba en Brown de Madryn, pero no arregló contrato y volvió a Comodoro Rivadavia. Durante seis meses estuvo parado porque se había cerrado el libro de pases y, una vez que pudo sumarse a otro club, volvió a Huracán, el equipo donde fue ídolo.
De la pensión de la CAI a la de River
Para Martín, la vertiginosa trayectoria de Ian es casi un volver a vivir su época de futbolista junto a su hijo crack, que ya debutó en la Primera de River, fue figura en las selecciones juveniles, se entrenó con la selección mayor de Lionel Scaloni y, como él en su momento con la pensión de la CAI, tuvo que irse a la pensión del Millonario, en Buenos Aires.
De Ian, recordó que “siempre fue tranquilo, introvertido como todo chico, pero le gustaba mucho la pelota y rompía todo en la casa”.
“Me acuerdo de que le llevaban un camión y no lo agarraba, pero le llevaban una pelota y la agarraba enseguida. Siempre le gustó el fútbol”, sentenció.
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