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La Mañana Hongos

Producen hongos desde el valle rionegrino y son el deleite del mundo gastro

Lucía Umile y Ariel Bahamondes: pioneros de la cultura de los hongos en Fernández Oro, producen un material increíble tanto para la salud como la buena cocina.

En la tranquila localidad rionegrina de Fernández Oro, un proyecto de hongos viene creciendo con fuerza y pasión. Allí, Lucía Umile y Ariel Bahamondes llevan adelante Fusión Funga, una iniciativa que desde hace años no solo cultiva y comercializa hongos comestibles y medicinales, sino que también se compromete a difundir el conocimiento sobre estos organismos fascinantes.

Los hongos, a diferencia de las frutas, verduras o carnes, permanecieron durante décadas en la periferia de la gastronomía argentina. Sin embargo, hoy la mirada está cambiando: nuevos sabores, nuevas formas de consumo, y un interés creciente en sus propiedades medicinales los ponen en el centro de un movimiento que combina tradición, innovación y ciencia.

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Ariel y Lucía, un día de trabajo en la producción de hongos.

Ariel y Lucía, un día de trabajo en la producción de hongos.

El reino fungi: un mundo por descubrir

Para entender el trabajo de Lucía y Ariel, primero es necesario sumergirse en el universo de los hongos, un reino biológico separado de plantas y animales, y con características únicas. A diferencia de las plantas, los hongos no realizan fotosíntesis; en cambio, obtienen su energía descomponiendo materia orgánica o mediante asociaciones simbióticas.

Este reino incluye desde las clásicas setas comestibles que todos conocemos, hasta especies medicinales como el reishi (Ganoderma lucidum), apreciado desde hace milenios en la medicina tradicional china, o la melena de león (Hericium erinaceus), reconocida por sus propiedades neuroregenerativas.

En el sur de Argentina, y especialmente en Río Negro, las condiciones climáticas y de suelo son ideales para el desarrollo de varias especies comestibles y medicinales. Sin embargo, la producción local a gran escala es todavía incipiente. La mayoría de los hongos que se consumen llegan de otras provincias o incluso del exterior.

Lucía Umile, y Ariel Bahamondes, tuvieron la necesidad de encontrar alimentos saludables y el interés por el conocimiento ancestral sobre los hongos medicinales los llevó a estudiar y experimentar en su propio hogar.

Con el tiempo, esa pasión se transformó en un proyecto concreto: Fusión Funga. “Queríamos crear un espacio donde los hongos fueran protagonistas, no solo como alimento sino como puente hacia un nuevo paradigma de salud y alimentación", cuenta Lucía.

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La belleza de los hongos Pholiota

La belleza de los hongos Pholiota

Desafíos y prejuicios: un camino a despejar

“Al principio fue duro”, recuerda Ariel. “La gente conocía poco o nada, y había mucho prejuicio. Para muchos, los hongos eran sinónimo de veneno o sustancias psicotrópicas.”

En Argentina, como en gran parte del mundo occidental, la cultura popular asocia a los hongos con peligros o tabúes. En las provincias patagónicas, pese a que las familias rurales conocían algunas especies comestibles, la tradición se fue perdiendo, y el desconocimiento aumentó con la urbanización.

Lucía y Ariel expandiendo la cultura de los hongos
Lucía y Ariel expandiendo la cultura de los hongos

Lucía y Ariel expandiendo la cultura de los hongos

Variedades cultivadas y sus usos

Fusión Funga cultiva principalmente gírgolas (Pleurotus ostreatus), reconocidas por su textura carnosa y sabor delicado. También producen poliotas y enokis para el invierno, shiitake en primavera y otoño, y trabajan en incorporar la melena de león, que necesita condiciones más frías.

En el campo de los hongos medicinales, cultivan reishi, conocido por sus propiedades antiinflamatorias y para mejorar la ansiedad, y cordyceps, que tiene fama por aumentar la resistencia física y la oxigenación pulmonar.

Lucía explica: “Cada hongo tiene una temporada, un ciclo de producción. Nosotros manejamos un sistema que nos permite tener variedad todo el año, adaptándonos a las condiciones climáticas locales.”

El boom de los hongos medicinales: ciencia y tradición

En los últimos años, los hongos medicinales han ganado terreno en la medicina complementaria, apoyados por estudios científicos que avalan sus propiedades. El reishi, la melena de león y el cordyceps son estrellas de este movimiento, usados para tratar ansiedad, mejorar el sueño, regenerar neuronas, y potenciar el sistema inmune.

“Muchos profesionales de la salud están incorporando suplementos y terapias basadas en hongos, y hay un interés creciente en la comunidad,” dice Ariel. “Pero siempre decimos que esto debe hacerse con responsabilidad, no es magia ni reemplaza tratamientos convencionales.”

Melena de León hongo
Melena de León, una delicia y una bendición para la gastronomía

Melena de León, una delicia y una bendición para la gastronomía

Gastronomía con hongos: sabores que enamoran

Más allá de sus beneficios medicinales, los hongos ofrecen una gran riqueza gastronómica. En los últimos años, chefs locales y nacionales han empezado a incorporar hongos silvestres y cultivados en sus platos, desde empanadas hasta tartas, risottos y guisos.

Lucía recuerda con orgullo cómo en eventos gastronómicos de Neuquén y Río Negro sus productos se agotaban rápidamente. “Los cocineros entienden que los hongos tienen un sabor y una textura únicos. Por eso los usan en milanesas veganas, escabeches y rellenos.”

Además, el polvo de hongos, producido con cepas específicas, se usa como potenciador natural de sabor en salsas y caldos, aportando umami y profundidad a las preparaciones.

La conexión entre Fusión Funga y el mundo gastronómico es cada vez más estrecha y vital para la difusión del uso de los hongos en la cocina regional. Lucía y Ariel entienden que los cocineros son actores fundamentales en esta transformación cultural, porque son ellos quienes con creatividad y técnica logran llevar al plato la versatilidad y el sabor de las distintas variedades de hongos. A partir de este vínculo, la gastronomía funciona como un vehículo poderoso para que la gente deje de ver al hongo solo como un acompañamiento o un ingrediente exótico, y comience a valorarlo como protagonista central de la mesa, un ingrediente con identidad regional y con propiedades que exceden el mero gusto.

Para Lucía y Ariel, trabajar con cocineros no solo implica vender hongos, sino también compartir conocimiento y abrir espacios de capacitación que permitan, poco a poco, romper prejuicios y construir una cultura gastronómica que reconozca el potencial y la riqueza de estos organismos que nacen en el suelo patagónico. Así, la cocina se vuelve una plataforma de experimentación y difusión, un lugar donde se visibilizan las historias de la tierra y donde el hongo, antes desconocido o temido, gana un lugar privilegiado en la mesa y en la mente de los comensales.

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Gírgolas carnosas y sabrosas, ideales para la gastronomía

Gírgolas carnosas y sabrosas, ideales para la gastronomía

Redes y comunidad: un proyecto que crece

Fusión Funga no es un proyecto aislado. Lucía y Ariel trabajan con productores de la zona para expandir la oferta y generar empleo local. También realizan talleres de cultivo para que más familias puedan producir hongos en pequeña escala, contribuyendo a la soberanía alimentaria.

“La red de productores crece y se fortalece, y eso nos permite abastecer demanda sin perder calidad,” explica Lucía. “Además, creamos conciencia sobre el cuidado ambiental, porque los hongos son grandes recicladores de materia orgánica.”

Educación y futuro: el cambio cultural que viene

Uno de los focos centrales de Fusión Funga es la educación. Ariel cuenta que en el jardín de su hijo organizaron actividades para que los niños conozcan y cultiven hongos, una experiencia que “les abre la mente y cambia su relación con la naturaleza y la alimentación.”

Para ellos, el futuro pasa por integrar el reino fungi a la cultura local y nacional, derribando miedos y prejuicios, y mostrando que los hongos son una fuente de salud, sabor y sustentabilidad.

“Queremos que los hongos dejen de ser un misterio y se vuelvan parte de la mesa cotidiana", concluye Lucía, con esperanza.

+ Info: @fusionfunga_gfo

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