Aniversario de Neuquén | El puente ferroviario, la obra que puso en marcha la ciudad de Neuquén
En 1902 llegó el tren por primera vez a la ciudad que este 12 de septiembre cumple 121 años. Después de varios años parado, desde el 2015 retomó la conexión.
Neuquén celebra un nuevo aniversario, y entre los recuerdos que construyen su identidad, uno de los más poderosos es el puente ferroviario sobre el río Neuquén. Este imponente puente de hierro se convirtió en testigo de los inicios de la ciudad y en un símbolo de progreso, conexión y transformación regional durante varias generaciones.
LMNeuquén eligió seis lugares emblemáticos de la ciudad para celebrar a través de sus recuerdos el aniversario 121 de Neuquén. Una ciudad pujante y hoy más que nunca en la mira de todo el país a partir de Vaca Muerta.
Antes de la construcción de este puente, atravesar el río era un desafío diario. Los primeros habitantes dependían de balsas rudimentarias, caballos o incluso se aventuraban a cruzar nadando en corrientes traicioneras. Eran métodos precarios y expuestos.
La construcción del puente fue obra de la empresa británica Ferrocarril del Sud, que buscaba extender la línea desde Bahía Blanca hasta la Patagonia, e incluso más allá, hacia Chile.
El proyecto enfrentó condiciones adversas: el río, ancho, en aquella época tenía alrededor de 300 metros en promedio, y con profundidades variables de 1 a 5 metras. Las crecidas frecuentes obligaron a reubicar el puente unos 100 metros río arriba. El ingeniero Carlos Krag, llegado en septiembre de 1899, lideró los estudios del terreno para asegurar la viabilidad del diseño.
El diseño final incluyó siete tramos de 52,20 metros, un viaducto de madera de 352 metros, y puentes complementarios sobre canales y bañados, un total de gran complejidad técnica. Para cimentar en el lecho del río –algo inédito en Argentina en ese momento– se utilizó aire comprimido.
La prueba de resistencia tuvo lugar el 21 de junio de 1901: una formación ferroviaria atravesó el puente y, al llegar al centro, la historia cuenta que la estructura crujió como un ser vivo despertándose.
El 12 de julio de 1902 la locomotora Nº 205 cruzó oficialmente, inaugurando el servicio hacia Confluencia -hoy Neuquén-, cuyo asentamiento formal nació de aquel viaje inaugural.
El ferrocarril permitió que lo que antes era un viaje de hasta 40 días en carreta, ahora se completara en un día y medio. Facilitar el transporte de pasajeros y, sobre todo, de cargas -lanas, pieles, productos agrícolas, telas- dinamizó demográfica y económicamente a Neuquén.
La llegada del tren proyectó al valle como centro de recolección y redistribución, uniendo la Patagonia con la capital y facilitando la llegada de inmigrantes, comerciantes y productos.
Del presente al futuro: el Tren del Valle
Con el paso del tiempo, la cantidad de trenes que pasaban por el puente disminuyó. En tanto que el Tren del Valle, luego de varios años en desuso en 2015 fue reparado junto con la estación para brindar el servicio de pasajeros entre Neuquén, Plottier y Cipolletti. El tramo inicial se habilitó el 21 de julio de ese año.
Hoy el tren de pasajeros conecta estas ciudades, reactivando parcialmente el legado del puente ferroviario, aunque el transporte de cargas se redujo considerablemente.
El puente pasó de ser un símbolo de conexión a convertirse en un patrimonio histórico que interpela sobre su conservación, relevancia funcional y evocación identitaria.
Al celebrar otro aniversario de Neuquén, el viejo puente sigue siendo más que una estructura: es un símbolo viviente de los inicios, de sacrificios, de una región que nació y creció gracias al tren. Es un vestigio del empuje de pioneros y de una ingeniería paradigmática en su momento. Aunque hoy ya no respira el silbido de locomotoras cargadas, sigue presente, sugerente, convocando a una mirada que honre su legado y proyecte su utilidad hacia el futuro. Un puente que sigue uniendo -aunque ya no igual que antes-, pasado con deseo de futuro.
Te puede interesar...
Dejá tu comentario