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La Mañana jubilación

El dramático derrotero de una mujer para cobrar la jubilación: "Me pidieron que lleve a mi mamá postrada al banco"

Gladys Figueroa relató las trabas que enfrenta para conseguir las tarjetas bancarias nuevas, pese a tener la carta poder que la habilita como apoderada de su mamá.

Gladys Figueroa, vecina de Senillosa, vive desde hace cinco años al cuidado de su madre, postrada desde 2020. La semana pasada, tras extraviar las tarjetas bancarias con las que percibe la jubilación de ella, se encontró con un obstáculo insalvable y sufrió un verdadero derrotero entre el ANSES, PAMI y el BPN.

En diálogo con LU5, contó su experiencia más reciente: un recorrido desgastante entre oficinas públicas, bancos y juzgados, que la dejó física y emocionalmente agotada. “Soy la única habilitada para realizar trámites por mi mamá. Mis hermanos no pueden reemplazarme y eso me deja sola frente a todos estos organismos”, explicó.

El problema se intensificó la semana pasada, cuando extravió las tarjetas bancarias con las que percibe la jubilación de su madre. Lo que parecía un trámite sencillo, terminó revelando la falta de respuestas del sistema para los adultos mayores dependientes y sus familias.

Jubilada manos

La primera dificultad apareció en el Banco Provincia del Neuquén, donde pensó que en pocos minutos obtendría nuevos plásticos. “Yo creí que entraba y salía. Pero me dijeron que debía presentar la carta poder original para poder continuar”, recordó.

Con ese requisito en mano, se dirigió a ANSES. Allí, la respuesta parecía alentadora: le dieron un formulario para certificar su firma en la comisaría más cercana. Sin embargo, en la seccional de Senillosa la derivaron al Juzgado de Paz.

“Al final, la jueza fue hasta la casa de mi mamá, corroboró todo y certificó la firma. El martes ya tenía turno en ANSES para avanzar. Pero cuando entregué el formulario, me dijeron que faltaba un servicio a nombre de mi mamá. ‘Una boleta de gas’, me pidieron. ¿Qué gas, si vivimos en una chacra y nunca tuvimos red? La calefacción es a leña”, relató indignada.

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Como alternativa, le sugirieron obtener en PAMI una constancia de filiación. Allí se topó con un panorama todavía más caótico. “El lugar estaba lleno de adultos mayores, incluso más colapsado que ANSES. Después de esperar mucho tiempo me dijeron que, por domicilio, debía ir a Plottier. Imaginate: de Senillosa a Plottier, cuando lo único que necesitaba era terminar el trámite”.

Finalmente, consiguió la constancia, volvió a ANSES y recibió una buena noticia: con ese documento evitaba que le descontaran el 40% de la zona en el haber de su madre y, además, quedaba habilitada para continuar en el banco. Pero el alivio duró poco.

En la sucursal del BPN de Alta Barda, la atendieron con firmeza: “Me dijeron que la carta poder solo me habilitaba a cobrar por ventanilla, no a tramitar tarjetas. Que si quería una solución, debía contratar un escribano”.

Para Gladys, esa opción era inviable. “Mi mamá cobra menos de 850 mil pesos. ¿Cómo pago un escribano? Además, ya había pasado por un proceso de certificación con la jueza, ¿qué más necesitaban?”, cuestionó.

manos jubilado

La tensión escaló al punto de que la jefa de la sucursal le advirtió que, si insistía, llamarían a la Policía. “Salí destruida, llorando, como si yo estuviera haciendo algo malo. Al día siguiente volví a intentarlo en Senillosa, donde me atendieron con más empatía, pero me dijeron lo mismo: si mi mamá no va personalmente, no se puede hacer nada”.

Ante la falta de soluciones, Gladys planteó con desesperación la única alternativa que imagina: trasladar a su madre en un carro enganchado a un tractor. “El hospital ya me dijo que no me da una ambulancia para eso. Entonces, ¿cómo hago? ¿Cómo la llevo sin poner en riesgo su vida? Es una locura que me arrinconen así. Me hicieron sentir como si tuviera que arriesgar a mi mamá para que el banco la vea”, denunció.

Un sistema sin respuestas para los más vulnerables

La mujer cuestionó que en 2025 todavía no existan mecanismos para atender a adultos mayores que no pueden trasladarse. “Hoy todo es digital, pero a mí me obligan a llevar a mi mamá en camilla para que quede grabada. El jubilado sano puede ir, pero el postrado queda atrapado en un sistema que no contempla su realidad”, lamentó.

Para Figueroa, la solución debería estar en manos del propio banco. “El BPN tiene que crear un dispositivo para verificar domicilios y asistir en casos como el nuestro. No es un capricho, es una necesidad. No se trata de comodidad, sino de dignidad”, remarcó.

“No quiero imaginar si yo no puedo seguir”

Gladys sabe que su situación no es única. “Cuando cuento mi caso, muchos empleados me dicen que a ellos les pasó lo mismo con sus padres. Entonces, ¿qué hacemos? ¿Cuántas familias tienen que pasar por esto?”, se preguntó.

El temor que la persigue es qué ocurrirá si ella no puede continuar a cargo. “Yo soy la única apoderada. Si me pasa algo, nadie más puede hacer los trámites. No quiero imaginar qué va a suceder en ese momento. No puede ser que miles de jubilados queden a merced de este sistema sin respuestas”, concluyó.

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