Este domingo se suman aproximadamente 6 millones de electores a los comicios trasandinos, pues serán obligatorios. Incertidumbre por los resultados.
Todo parecería indicar que este domingo no se conocería el nombre del ganador en las elecciones presidenciales de Chile, sino que habría que esperar hasta la segunda vuelta, que se realizará el 14 de diciembre entre los dos más votados de este fin de semana. La cuenta regresiva de los comicios ubica a la región de la Araucanía, fronteriza a Neuquén, como el enclave de mayor tensión por recientes hechos de violencia. Pero, ¿a la provincia, quién le conviene que gane?
La incertidumbre parece el denominador común respecto de los resultados. Las encuestas ubican a la comunista, y representante del actual oficialismo, Jeannette Jara como probable ganadora, aunque sin el suficiente margen para consagrarse en primera vuelta.
El ultraderechista José Antonio Kast (una suerte de Javier Milei trasandino) resultaría segundo, y eventual contrincante de la ex ministra de Trabajo del presidente saliente Gabriel Boric en un probable balotaje. Las estimaciones dan cuenta que Kast sumaría el eventual apoyo de los otros dos candidatos de la derecha en esa instancia.
Sin embargo, estas elecciones tienen una particularidad, el voto será obligatorio, por lo cual se sumarían aproximadamente 6 millones de personas a los comicios. Se trata de una cantidad significativa de gente que habitualmente no se expresaba en las urnas, tal vez por desencanto con los políticos, o bien por desinterés. Este conglomerado de electores podría ser el que transforme los resultados en una caja de pandora.
La oficialista Jara podría coronar un continuismo de la gestión de Boric; todo lo contrario de una posible presidencia de Katz, que no solamente tiene su propia motosierra ya afilada, sino que se propone avanzar con una política radical respecto de temas de inmigración e inseguridad. Los medios chilenos, a propósito, revelaron que casi todos los aspirantes presidenciales compitieron por quién ejercerá la mayor mano dura si es que consigue el triunfo.
Las relaciones con Argentina y con Neuquén
Decididamente, al gobierno de Milei le convendría que gane Katz, un dirigente surgido del pinochetismo, que hizo profesión de fe del dictador, y que ha prometido levantar murallas para evitar la inmigración en la extensa frontera del país con los vecinos, especialmente Bolivia.
Por el contrario, una victoria de Jara mantendría el tono más bien gélido de las relaciones que el libertario sostuvo con Boric.
En el caso del gobierno neuquino, que no tiene incumbencia en las relaciones internacionales, podría decirse que solo un posicionamiento radical en el manejo de los pasos fronterizos, que suponga cambios demasiado drásticos, de parte de Katz podría llevar algo de preocupación.
El pragmatismo es el que marca el tono de las relaciones de la provincia con las vecinas regiones fronterizas, que conservan rasgos de buena vecindad por la gran cantidad de chilenos y familiares de trasandinos que eligieron Neuquén para vivir, estudiar y trabajar.
Gane quien gane, en los comicios, Chile seguirá requiriendo de los recursos energéticos neuquinos, así como el tránsito pesado por las rutas neuquinas, por mencionar solo dos de los más estratégicos.
Sería improbable que se retroceda sobre los amplios avances conseguidos en el Comité de Integración de los Lagos, un foro binacional entre Argentina y Chile, que recientemente deliberó en esta capital.
Del otro lado de la cordillera neuquina solo podría requerir cierta atención un eventual recrudecimiento de los reiterados hechos incendiarios en la Araucanía, adjudicados a grupos radicalizados vinculados supuestamente con organizaciones mapuches que motivó un inusual despliegue militar y de fuerzas de seguridad para garantizar tranquilidad durante las elecciones.
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