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En pie de guerra por un consorcio en Jardines del Rey: "viejos" contra hijos propietarios

Es un sector que no quiere pagar expensas ni correr el riesgo de una judicialización, contra los que quieren ser consorcio. En el medio, una concejal.

La tensión en el aire se podría cortar con cuchillo. Es que si, hay un sector del barrio Jardines del Rey en guerra con una iniciativa, la de crear un consorcio. "Viejos" pobladores no quieren saber nada; otros en cambio, los hijos de algunos adjudicatarios originales, impulsan y presionan por esa idea.

Así, la tranquilidad que alguna vez definió al pequeño sector de 41 viviendas del barrio Jardines del Rey, loteo financiado hace más de 30 años atrás por el Banco Hipotecario, hoy se ve alterada por una disputa que los enfrenta a todos.

En el centro de la polémica está el intento de reactivar un consorcio de propiedad horizontal que, según denuncian los vecinos, nunca funcionó plenamente y hoy amenaza con imponer expensas, normativas restrictivas y conflictos legales en un barrio que, dicen, "se cuida entre todos".

Jardines del Rey- 41 viviendas (1)

Las viviendas fueron construidas en 1986, como parte de una operatoria del Banco Hipotecario cuando aún era estatal. En lugar de levantar un edificio, el banco propuso un loteo con dúplex. Desde entonces, han pasado 38 años, tiempo suficiente para que los primeros adjudicatarios envejezcan, sus hijos crezcan y los conflictos de administración comiencen a aflorar.

"Mi mamá no es ninguna viejita", sostuvo enfáticamente Vanessa Díaz, hija de una de las habitantes originales del lugar. "Tiene 66 años, está activa, y no necesita que nadie venga a decirle cómo vivir".

La frase es una respuesta directa a la concejal Karina Rojo, a quien algunos vecinos señalan como impulsora del intento de consorcio. Según mensajes de WhatsApp que se viralizaron en distintos grupos, Rojo habría manifestado su intención de "ayudar a los viejitos" del barrio administrando la propiedad horizontal. Pero los vecinos no lo ven como una ayuda, sino como una intromisión.

Jardines del Rey- 41 viviendas (5)

"A mi mamá le mandaron una carta documento hace 36 años por una veredita que hizo frente a su casa. Hoy la historia se repite por WhatsApp. Le piden que mande la escritura si quiere tener voz y voto. ¿Desde cuándo?", se preguntó Díaz, en declaraciones radiales.

Mientras tanto, hay dos calles sin asfaltar, espacios verdes compartidos y tiras de dúplex que nunca fueron formalmente organizados bajo un régimen de consorcio funcional. La iniciativa actual, impulsada por un pequeño grupo de vecinos (muchos de ellos hijos de los titulares originales), apunta a regularizar esa situación. Pero para otros, como dice el refrán, "el remedio es peor que la enfermedad".

"En lugar de ayudar a transformar este sector en parte del barrio, con nomenclatura y servicios como cualquier otro, vienen a imponer expensas, administradores y reglas que nadie pidió", se quejó Vanessa. Y recordó cómo, años atrás, pidió a la Municipalidad que pasara la máquina para nivelar la calle.

Jardines del Rey- 41 viviendas (3)

"Después de 20 años, pasó la máquina. Lo hicimos nosotros, los vecinos. ¿Y ahora nos vienen a decir cómo se cuidan los espacios comunes? Yo misma he cortado el pasto para pasar la tarde con mi mamá", expresó indignada.

El temor a las expensas

Una de las preocupaciones más repetidas entre los viejos pobladores es el impacto económico. Hoy no pagan nada por vivir en ese lugar más que los impuestos de cualquier contribuyente que accedió a los servicios básicos. Pero si el consorcio es un hecho, tendrían que comenzar a pagar expensas.

"Mi mamá cobra 300 mil pesos. ¿Cómo va a pagar una expensa de 150 mil? Es la mitad de su jubilación. No puede. ¿Y si no paga? ¿Qué hacen? ¿La denuncian? ¿La embargan? ¿Le sacan la casa?", cuestionó la denunciante.

Jardines del Rey- 41 viviendas (2)

De la mano de las expensas se acerca el fantasma de una judicialización, algo que atemoriza a los vecinos. Al respecto, advirtieron que, bajo el paraguas de una figura legal como el consorcio, se habilita la posibilidad de iniciar acciones legales por incumplimientos eventuales que en el ahora pueden ser resueltos por otra vía.

"No hay empatía. Acá denunciaron hasta al gallo de mi abuela, una mujer de más de 90 años con Alzheimer. Tuvimos que ponerle una jaula acústica a Coco, el gallo. ¿De qué empatía me hablan?", insistió con la queja Vanessa.

Más allá del conflicto vecinal, ¿la política?

Más allá del conflicto vecinal, lo que parece generar mayor enojo es la intromisión de la concejal Rojo. "Después de 40 años, ¿una concejal en funciones viene a impulsar esto? ¿Por qué no presenta un proyecto para que esto se integre definitivamente al barrio? Que se regularice, que se asfalte, que se le dé categoría de barrio, no de edificio”, prosiguió la vecina.

La propuesta de conformar un consorcio no solo reactiva las diferencias vecinales, sino que también puede ser la puerta de ingreso para intereses económicos y de poder. "Los hijos de los dueños hablan como si fueran los titulares. No viven ahí. Pero tienen más votos en el grupo de WhatsApp que los que sí habitan las casas. Quieren tomar el control", denunció Vanessa.

Por ahora, el conflicto sigue abierto. Pero el mensaje de "los viejos" es que no están dispuestos a aceptar a que, después de 40 años, su forma de vida sea alterada por decisiones ajenas. "Esto no es un edificio. Es un barrio. Y queremos que nos dejen vivir en paz", concluyó la mujer que se puso al frente del reclamo.

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