La comunidad Rañileo Cárdenas vive a 30 kilómetros de Santo Tomás, pegada a un parque eólico y una embotelladoara que no funciona. Son pocos y sufren penurias.
En el paraje Bajada Colorada, a unos 30 kilómetros de Santo Tomás, cerca de Piedra del Águila, el viento no da tregua. Es por eso que en este lugar, casi despoblado en el departamento Collón Cura, se levanta el único parque eólico de la provincia de Neuquén. Un rincón inhóspito del interior neuquino, donde los pobladores -criollos y mapuches- se levantan con el mate, los animales y un gran problema: la falta de agua.
El camión que les provee del líquido, al parecer siempre está roto. Y a nadie parece importarle, porque apenas son unas 30 personas, pertenecientes a la comunidad Ragnilew Cárdenas, que viven en esa geografía hace más de 135 años. En Santo Tomás, hay una planta embotelladora (que no está funcionando), casi una paradoja, a pesar de la comunidad necesita el vital elemento para sus actividades cotidianas y productivas.
"Nos da vergüenza y no queremos andar mendigando", dijo a LMNeuquén Nelson Cárdenas, lonco de la comunidad, quien también advirtió sobre la mortandad de animales, luego de la instalación del parque eólico Vientos Neuquinos. No obstante, el parque tiene aprobado los informes de impacto ambiental y los permisos sociales, además de las inspecciones que reciben.
“Siempre es la misma excusa, que el camión está roto. No nos dicen que vienen en una semana, en diez días o en un año. Parece que se rompe el camión y se termina el mundo para nosotros”, se lamentó Nelson, quien además aclaró que el agua que le traen "no es potable", pero que les sirve para las vacas, chivos, la higiene personal y las plantas.
Viejos pozos de agua que están secos
Los Cárdenas son descendientes directos de Venancio Rañileo, el primer poblador que se asentó en este lugar en 1890, en plena expansión del desierto ganadero. Desde entonces pasaron 135 años de historia, arreos, inviernos con ventarrones, y los eternos veranos sin sombra.
Pero esa asistencia, ya de por sí escasa, se volvió intermitente hasta casi desaparecer, porque el vehículo “vive roto”. “Necesitamos el agua para vivir, para cocinar, para el desayuno… para nosotros. No queremos andar mendigando”, dijo Cárdenas, con mezcla de enojo y resignación.
El territorio, que alguna vez tuvo pozos donde los animales bebían sin sed, hoy está seco. El agua subterránea desapareció con el tiempo. La comunidad asegura que el parque eólico Vientos Neuquinos, construido en territorio (que reclaman, pero que no tiene aún personería jurídica) que consideran propio, les quitó más de 3 mil hectáreas.
“Ese parque fue hecho dentro de nuestro territorio. Estamos tramitando todo para que se nos reconozca. No somos improvisados ni especuladores. Esta es nuestra casa hace más de un siglo”, afirmó el lonco.
El contraste con los molinos de viento
El contraste del paisaje es majestuoso como brutal. Las torres blancas del parque eólico giran para generar energía, en los puestos rurales de los Rañileo Cárdenas. Pero en el lugar no hay agua ni para hervir un mate cocido y el progreso no llega para todos.
La comunidad gestiona agua desde Cutral Co, con la ayuda de la Unidad de Acción Cultural del Ministerio de Desarrollo Social, que depende del ministro Gustavo Tobares. También el ADI-NQN (Agencia de Desarrollo de Inversiones) a cargo de Leandro López, intervino, a través de su vinculación con el parque eólico, operado por la estadounidense AES, que también tiene la operación de la presa Alucirá.
Precisamente el parque eólico tampoco tiene red hídrica y depende de abastecimiento externo. No necesita el recurso agua para operar y ayuda a los puesteros, con la contratación de otro camión.
Cárdenas reclamó una mesa de diálogo urgente con la ministra de Desarrollo Humano, Julieta Corroza. “Queremos una solución definitiva. No que todos losue meses tengamos que golpear puertas. Es indigno. No se puede vivir esperando si el camión arranca”, insistió.
Para quienes viven en las ciudades, un grifo de agua parecer ser un hecho cotidiano. Para las familias del paraje Rañileo Cárdenas, es una promesa inalcanzable. Desde hace años siguen peleando por el agua, por el territorio, y por una historia que nadie les regaló.
“Esta tierra donde pusieron el parque eólico es nuestro patio, hay mucha energía y millones, pero nosotros sin agua”, deslizó Cárdenas.
El nexo entre la operadora y los puesteros
Según contó el lonco de la comunidad Rañileo Cárdenas, el año pasado, desde que comenzó el desarrollo del parque eólico, hay tenido varios inconvenientes. Sin embargo, el nexo entre la operadora y los pobladores es ADI-NQN.
“Eso ya no se puede tolerar. Se ha convocado a las autoridades de la empresa, pero, ignoran el llamado y se comprometen en fechas que luego no cumplen. Muestran una falta de respeto total a las autoridades mapuches. ¿Será necesario una acción que saque a la luz lo que ocurre aquí?”, concluyó.
Se sabe que cada vez que hay un reclamo o conflicto, ADI-NQN convoca a AES Argentina, encargada de la operadora del parque.
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