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La Mañana

Certeza: nadie es inocente

El policía que baleó al gremialista desnudó una trama de incapacidad que afecta a toda la conducción política, gremial y policial, pero su rebote llega hasta la Legislatura.

El policía que baleó al gremialista desnudó una trama de incapacidad que afecta a toda la conducción política, gremial y policial, pero su rebote llega hasta la Legislatura.

Lo ocurrido es propio de años de nada, pero de esa nada que es tan obvia que derivó en un desastre tan predecible como evitable.

El policía que baleó al gremialista develó una trama de carencias de todos los actores involucrados.

Son años de carencia de reflejos del gobierno para resolver conflictos gremiales. Son años de protestas sin ideas que han alejado a los sindicatos de la gente. Son años de dejo en la formación de los nuevos policías a los que arrojan a la calle con una 9 milímetros en la cintura después de seis meses de pseudopreparación.

A esto se suma que al cabo acusado de tentativa de homicidio primero le dictaron prisión preventiva y después se la cambiaron por una domiciliaria. Eso son años de una Legislatura que cajoneó el proyecto de reforma de la prisión preventiva. En fin, esto es Neuquén.

Ahora, el juego del poder hace de las suyas. Con la cúpula policial implosionada por los escándalos del robo de dinero de adicionales y combustible, se fueron dos integrantes de la plana mayor. Lo más previsible después del incidente del miércoles es que cambie la conducción de la Fuerza de seguridad.

Pero si el gobernador define ahora sacar al jefe de la Policía, temen que los gremios tomen fuerza. La política no quiere perder la pulseada para que la sociedad no crea que los sindicatos ponen y sacan funcionarios. Y entonces se enroscan en especulaciones.

En definitiva, el devenir de funcionarios posando para la foto con la Policía mientras un cabo baleaba a un gremialista tiene varios responsables porque acá hay algo seguro: nadie es inocente.

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