Esperando la primavera: estas 5 plantas no hay que podarlas en septiembre o generarás un daño irreparable
Cortarlas fuera de temporada puede hipotecar su belleza y causar un daño irreparable en todo el año. Las recomendaciones.
Septiembre marca la llegada de la primavera. Con ella, los jardines se convierten en un espectáculo de colores y aromas, motivando a los amantes de la botánica a intervenir con podas y retoques. Sin embargo, los especialistas en la materia advierten que no todas las plantas deben recibir este tratamiento en esta época.
El error más común es pensar que la poda en septiembre favorece siempre un mejor desarrollo y una floración más abundante. La realidad es que, en el caso de algunas especies, el resultado puede ser exactamente el contrario: pérdida de botones florales, debilitamiento de la estructura vegetal e incluso la aparición de enfermedades.
Cuáles son las cinco plantas que no hay que podar en septiembre
Entre las plantas más sensibles se encuentran las amelias, las azaleas, las hortensias, las magnolias y los rododendros. A continuación, las características de cada una:
- Amelias: suelen florecer en invierno y principios de primavera. Intervenir en este momento significa interrumpir un proceso que ya está en marcha.
- Rododendros: como las amelias, también preparan sus flores con anticipación. Si se podan en septiembre, se pierde el espectáculo de sus colores.
- Azaleas: ya formaron sus botones florales durante el invierno. Una poda en septiembre implica cortar justamente las yemas que darán las flores en pocas semanas.
- Hortensias: son particularmente sensibles. La mayoría de las variedades florecen en ramas que se formaron la temporada anterior, por lo que si se cortan ahora, se elimina la posibilidad de tener flores en la primavera y el verano. La recomendación es esperar hasta después de la floración, generalmente en otoño, para podarlas de forma controlada.
- Magnolias: su delicadeza es aún mayor. No solo producen sus flores a principios de primavera, sino que también presentan un sistema de brotes muy sensible a las heridas de poda. Cortarlas en septiembre puede provocar no solo la pérdida de flores, sino también daños permanentes en su estructura.
Cuándo es recomendable podar estas especies
Los especialistas recomiendan respetar los tiempos naturales de cada especie. En general, la regla es esperar a que termine la floración para intervenir. Así, la planta ya habrá cumplido su ciclo y podrá dedicar su energía a generar nuevos brotes.
- Amelias: después de la floración invernal, hacia fines de primavera.
- Azaleas y Rododendros: inmediatamente después de la floración, sobre el cierre de la primavera.
- Hortensias: al final del verano o comienzos de otoño, evitando eliminar ramas que darán flores la temporada siguiente.
- Magnolias: lo ideal es limitarse a podas mínimas, retirando solo ramas secas o dañadas, y siempre después de la floración.
Cuáles son los riesgos de la poda fuera de temporada
Podar fuera de temporada puede hipotecar la belleza del jardín durante toda la temporada. Muchas veces, la ansiedad por “ordenar” las plantas termina jugando en contra. La jardinería exige paciencia y respeto por los tiempos de la naturaleza.
Los especialistas insisten en que la mejor forma de cuidar a las plantas es observarlas: identificar cuándo florecen, cuándo producen nuevos brotes y en qué momento inician su reposo vegetativo. Esa lectura del entorno permite actuar de manera más consciente y evitar errores que se pagan con la pérdida de flores durante todo un año.
Podar en el momento equivocado no solo afecta la floración, también puede generar otros problemas:
- Estrés de la planta: al cortar ramas cuando la planta está concentrando energía en producir flores, se le impone un esfuerzo adicional que puede debilitarla.
- Puertas abiertas a enfermedades: los cortes recientes son puntos de ingreso para hongos y bacterias, más aún en primavera, cuando la humedad ambiental es más elevada.
- Desequilibrio estético y estructural: una poda apresurada puede alterar la forma natural de la planta, haciendo que su crecimiento posterior sea desparejo o poco armónico.
- Menor resistencia a cambios climáticos: en primavera todavía pueden registrarse heladas tardías. Si la planta fue podada, queda más expuesta a daños por bajas temperaturas.
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