Pablo Iglesias, con 23 años, dejó el país hace un año y emigró para entrenarse en la cuna del campeón mundial de la UFC.
En la región abundan los deportistas en diferentes disciplinas, pero no todos deciden jugársela y salirse de la zona de confort arriesgando todo por los sueños. Es el caso de Pablo Iglesias, un luchador de MMA que dejó Neuquén para irse a España en búsqueda de su crecimiento deportivo.
“Es una linda experiencia, es duro también estar acá. El 10 de octubre se cumplió un año que estoy entrenando y compitiendo también en el Climent Club, que es uno de los más reconocidos de España”, dijo Pablo a LM Neuquén desde el viejo continente.
El joven de 23 años hizo una buena parte de su carrera en Neuquén Capital, en la academia de Nicolás "el Perro" Vargas, en la calle Ceferino Namuncura. "Estuve cuatro o cinco años entrenando con él, compitiendo por toda la Patagonia. Estuvimos peleando en Santa Cruz, Chubut y tomé la decisión de venir acá a tomar riesgos más importantes. Acá hay una exposición en el deporte bastante mayor”, comentó.
"Mi sueño es poder llegar a vivir de esto, porque hay muchas empresas que pagan bien, o sea UFC es la meta máxima, pero vivir de esto sería un sueño”, afirmó Iglesias.
Las películas de Bruce Lee
En los primeros años de su adolescencia, empezó a experimentar en las artes marciales. “Me gustaba pelear, me gustaba el contacto, cuando tenía 12 o 13 años ya me metí a entrenar. Mi padre siempre me vio películas de Bruce Lee, siempre me gustó ese arte del Kung Fu, del Taekwondo”, recordó Pablo.
Pablo es de aquí y de allá.
Su familia pasó mucho tiempo en Santa Cruz, de allí se trasladaron al valle rionegrino, a Fernández Oro. Desde aquella localidad el peleador viajaba todos los días para poder entrenarse en Neuquén. “Vivía en Santa Cruz, también competí ahí con otra academia, y después me fui a Neuquén, así lo conocí al Perro, que me brindó mucho de lo que sé. Sobre todo lo mental, para la pelea es importante estar bien preparado, confiando en uno mismo”, repasó.
Nicolás, su mentor, fue uno de los pilares principales para tomar la decisión de armar un bolso y cruzar el atlántico para radicarse en Alicante. “Él fue una motivación para salir de acá, me dijo, 'loco, tenés que salir de acá, tenés que ir a probarte con los mejores, cagarte a piñas literalmente con los mejores, con gente de gran nivel superior a vos, y es la única forma de aprender'. Y si no estas los mejores, no aprendes, es la realidad”, relató Pablo.
La estadía en España no es en soledad, ya que su hermano Valentín se fue con él. “Mi hermano iba a venir también, así que agarramos los dos bolsos y nos vinimos para acá. Él está trabajando también, no entrena, pero acá está haciéndome el aguante”, valoró.
La llegada a España
“Fue cien por ciento venir a probar suerte, hay una comunidad argentina zarpada. Hay muchos argentinos, de hecho en el gimnasio hay varios entrenando. Los profes Agustín y Jorge son de allá, están hace 20 años acá, entonces el trato es muy bueno”, destacó.
El destino fue siempre esa academia de la cual salió el campeón de peso ligero de la UFC, Ilia Topuria. “Vine directamente a entrenar acá, sabía que si venía a España iba a ir directamente a esta academia. De acá salió el campeón del mundo Ilia Topuria. Es un nivel altísimo el que tienen los maestros, la explicación también es muy buena y el trato, es genial. A mí me trataron muy bien”, mencionó.
En Alicante pasa los días desde hace un año, una ciudad donde hay comodidades y una de ellas es la comunidad argentina. “Siempre nos damos una mano entre todos. Yo también, al que me escribe y me dice que va a venir, trato de darle una mano con lo que puedo, con información, con precios de alquileres, que es algo complicado acá, pero en general la gente es muy buena”, aseguró.
Otra de las cosas importantes para el día a día es el grupo humano formado en el Climent Club: “Los pibes que están entrenando ahí son todos muy humildes, muy buenos. Hay de todos los países, de Rusia. Ucrania, de todo el este de Europa, Latinoamérica también, hay una mezcla de países muy buenos y buena onda entre todos”.
El nivel competitivo
Pablo buscó roce y aprendizaje, pero el nivel es tan alto que lo sigue sorprendiendo. “Me imaginaba un nivel alto, sobre todo en boxeo, pero hay un nivel muy alto en jiu-jitsu y lucha. En lucha el nivel es muy bueno, más acá, en el gimnasio donde estoy. Los pibes luchan todo el tiempo y es lo que predomina ahora mismo en MMA, ser un buen luchador”, confesó.
Los estilos y las diferencias en la lucha entre España y su país son las que más le llamaron la atención y lo obligaron a una adaptación para poder mejorar su performance. “En Argentina no hay tanta lucha, es más kiking, más kickboxing, pero la lucha acá tiene mucho recorrido. Lo que más me sorprendió, que es lo que más me gusta del deporte acá, es que hay mucha más visualización”, comentó.
“Estuve peleando el sábado pasado en un evento acá en Alicante, gané por knock-out en el primer round y la exposición que tiene pelear es una locura, nada que ver con lo que pasa en Argentina, la exposición es muy grande”, comparó.
Lejos de desmerecer a sus compatriotas, Pablo los reconoce por su gran nivel, ya que compitió y recorrió distintas jaulas antes de emigrar, pero insiste en que la promoción es mínima. “Hay muy buen nivel también en Argentina, lo que pasa es eso, es complicado tener sponsors que te apoyen, tener gente que banque realmente el deporte. Lo ves con el fútbol, hay un fanatismo en el fútbol que no lo va a tener casi ningún otro deporte en Argentina”, analizó.
De la velada del fin de semana, donde salió victorioso, Pablo se quedó también con lo vivido fuera de la jaula, en el público. “Acá pasan los eventos y realmente el público lo vive como si fuera un equipo de fútbol. Cada academia tiene su equipo, sus representantes, sus fanáticos y van todos a hacerle el aguante a los peleadores de tal academia”, describió.
La construcción de su carrera
Con once años dedicado a las artes marciales y experiencia en combate cuerpo a cuerpo, Pablo se conoce bien y el mismo se describe como el tipo de luchador que es. “Trato de siempre entrar a la jaula y terminar mis combates lo más rápido que pueda. Me considero un noqueador, trato de buscar knock-out siempre lo que me gusta, lo que me divierte”, comenzó.
En todo su recorrido fue entrenando y nutriéndose de las distintas artes marciales, pero él tiene sus preferidas. “Me gusta mucho el boxeo, me siento rápido con las manos, pateo bastante, diría que hasta el kickboxing también me interesa, pero siempre aplicado a MMA”, explicó.
De hecho, como muchos jóvenes peleadores creció viendo a la gran figura irlandesa de la UFC: “Me crié mucho con Conor McGregor, es un ídolo, el dio a conocer las MMA al mundo, un showman, un peleador y aparte de un vendedor excelente. Ahora Ilia Topuria es una figura en las MMA, está por consagrarse por tercera vez campeón de otra categoría, es una locura lo que está haciendo. Salió del gimnasio donde yo estoy, así que es un gran referente”.
Con respecto a los pares argentinos, también tiene una lista de referentes. “En Argentina también hay muchos referentes muy buenos, está Pepi Laureano Staropoli, Santiago Ponzinibbio que abrieron la puerta para los argentinos en UFC, hay varios pibes en UFC que también están haciéndole muy bien, Francisco Prado, está peleando con un león”, nombró.
Y por supuesto, no se olvidó de Nicolás Vargas su principal mentor. “De Neuquén, obviamente el Perro, que tuvo mucha experiencia viviendo afuera y la llevó ahí a Neuquén para darle unas clases a los pibes que por ahí no tienen la posibilidad de entrenar gente de alto nivel, él lo llevó un poco a la ciudad”, sostuvo.
El esfuerzo diario lejos de la familia
Entre el trabajo y el entrenamiento de alto rendimiento, Pablo tiene que hacer buscarle la vuelta para poder encastrar todo. “La semana puede variar, depende de la pelea que tenga. Si el oponente es un luchador, generalmente más a boxeo con defensa de derribo o con posiciones de lucha en grappling. Yo trato de coordinarlo con mi trabajo”, mencionó.
"Uno tiene que trabajar y ese es la único problema de ser inmigrante y estar peleando por los sueños. Tenes que trabajar de lo que no te gusta para hacer lo que te gusta. Ahora estoy trabajando de lo que puedo, soy portero en discotecas, o lo que va saliendo y tratando de entrenarme lo más que pueda también”, contó.
Su próxima pelea será el 15 de noviembre en Madrid y para llegar bien la semana se tiene que aprovechar al máximo. “Hay turnos de competidores que son a las 9 a 10 y media de la mañana, se entrena lucha a las 2 de la tarde, jiu-jitsu a las 4, la clase grupal a las 6:30 de la tarde, y tenés otra clase de jiu-jitsu con kimono a las 8. De todas esas clases yo trato de meter dos o tres por día. Es muchísimo sacrificio, es complicado vivir acá en Europa cuando recién llegas. Conseguir un alquiler, tengo que vivir en una habitación con gente que no conozco, es bravo, pero es lo que yo decidí hacer así que no me puedo quejar tampoco”, aclaró.
Pese a las adversidades, Pablo no claudica y reconoce que es el precio de luchar por sus sueños. “Estoy viviendo un sueño y estoy entrenando en la mejor academia, con las mejores personas, entonces cuando me quejo trato de acordarme de eso y de ir a entrenar y olvidarme de estos problemas”, enfatizó.
Lejos de su familia, los días pasan y el contacto con sus padres ya no es igual, pero él sabe que están apoyando en todo momento. “Se extraña, el argentino es muy familiero, se extraña los domingos con asados, con amigos, con familia, pero es parte de esto. Si te quedas pensando en eso, extrañas el doble, trato mucho de no pensar en eso, un mensaje a mi vieja, a mi viejo, 'como están, todo bien, yo acá, tengo que entrenar, comiendo' y no mucho más. Trato de no poner mi mente allá porque si no, no te vas nunca”, reflexionó.
El joven de 23 años se abre paso en la disciplina e invita también a todos a dar el salto y animarse a practicar el deporte en Neuquén. “Si tienen ganas de practicarlo, vayan y si son de Neuquén, tienen al Perro, es un excelente profesor, puede ir a hacer solamente la parte física y aprender a pelear sin que les peguen, si no quieren que les peguen”, concluyó.
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