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La Mañana alcauciles

Tres recetas irresistibles con alcauciles: sabor, estacionalidad y tradición en tu mesa

Del campo a la mesa: tres recetas simples y deliciosas para aprovechar al máximo los alcauciles en temporada y disfrutarlos en casa.

Con la llegada de la primavera, las verdulerías argentinas se llenan de un producto tan particular como exquisito: el alcaucil. También conocido como alcachofa, es una flor comestible que, además de su sabor delicado y su textura carnosa, aporta una enorme cantidad de beneficios nutricionales. Rico en antioxidantes, fibras y minerales, este vegetal de estación puede ser el protagonista de entradas, guarniciones o platos principales.

Si bien muchos lo consideran un producto “difícil” o “gourmet”, lo cierto es que cocinar con alcauciles es mucho más sencillo de lo que parece. A continuación, tres recetas versátiles y sabrosas para que te animes a incorporarlos en tu cocina y los aproveches en su mejor momento.

1. Alcauciles al horno con parmesano y limón

Una de las formas más simples y deliciosas de disfrutar los alcauciles es cocinarlos al horno. Este método resalta su sabor natural y permite que su textura tierna se funda con el crocante del queso y la frescura del limón.

Ingredientes (para 4 porciones):

  • 6 alcauciles frescos

  • 3 cucharadas de aceite de oliva extra virgen

  • Jugo y ralladura de 1 limón

  • 50 g de queso parmesano rallado

  • Sal y pimienta negra a gusto

  • Hierbas frescas (tomillo o perejil) para finalizar

Preparación:

  • Limpiá los alcauciles retirando las hojas exteriores duras y cortá la punta del centro. Cortalos por la mitad a lo largo.

  • Hervilos en agua con sal durante 10 minutos hasta que estén tiernos pero firmes. Escurrilos bien.

  • Acomodalos en una placa para horno con la parte cortada hacia arriba. Rocialos con aceite de oliva, sal, pimienta y jugo de limón.

  • Espolvoreá con queso parmesano y horneá a 200 °C durante 15-20 minutos, hasta que estén dorados.

  • Serví calientes con hierbas frescas por encima.

Tip: Podés acompañarlos con una mayonesa casera con ajo asado o con una vinagreta de mostaza para realzar aún más el sabor.

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Alcauciles gratinados con parmesano

Alcauciles gratinados con parmesano

2. Risotto cremoso de alcauciles y vino blanco

Si hay un plato que combina confort y elegancia, ese es el risotto. Su textura cremosa y su sabor profundo son el escenario perfecto para los alcauciles, que aportan un toque vegetal delicado y sofisticado.

Ingredientes (para 4 porciones):

  • 6 alcauciles frescos o 2 tazas de corazones ya cocidos

  • 2 cucharadas de manteca

  • 2 cucharadas de aceite de oliva

  • 1 cebolla chica picada

  • 300 g de arroz arborio o carnaroli

  • 150 ml de vino blanco seco

  • 1 litro de caldo de verduras caliente

  • 50 g de queso parmesano rallado

  • Sal, pimienta y perejil picado a gusto

Preparación:

  • Limpiá los alcauciles, hervilos 10 minutos y cortá los corazones en láminas finas.

  • En una olla grande, calentá la manteca con el aceite de oliva. Agregá la cebolla y rehogá hasta que esté transparente.

  • Incorporá el arroz y mezclá bien para que se impregne de la materia grasa.

  • Verté el vino blanco y cociná hasta que se evapore el alcohol.

  • Empezá a agregar el caldo caliente, un cucharón a la vez, revolviendo constantemente hasta que el arroz esté cremoso y al dente (unos 18-20 minutos).

  • A mitad de cocción, incorporá los corazones de alcaucil.

  • Terminá con queso parmesano, sal, pimienta y perejil picado.

Tip: Podés sumar un puñado de almendras tostadas al final para darle un toque crocante y un contraste de texturas.

risotto cremoso
Risotto cremoso de alcauciles y vino blanco.

Risotto cremoso de alcauciles y vino blanco.

3. Ensalada tibia de alcauciles con huevos mollet y panceta

Para quienes prefieren opciones más ligeras pero llenas de sabor, esta ensalada tibia es ideal. Combina la frescura vegetal con la untuosidad del huevo y el toque salado de la panceta, logrando un plato equilibrado que puede funcionar como entrada o almuerzo completo.

Ingredientes (para 2 porciones):

  • 4 alcauciles

  • 100 g de panceta ahumada en tiras

  • 2 huevos

  • 100 g de hojas verdes (rúcula, espinaca o mezcla)

  • 1 cucharada de vinagre

  • 3 cucharadas de aceite de oliva

  • 1 cucharada de mostaza Dijon

  • 1 cucharadita de miel

  • Jugo de ½ limón

  • Sal y pimienta negra

Preparación:

  • Herví los alcauciles durante 10-12 minutos hasta que estén tiernos. Retirá las hojas externas y cortá los corazones en cuartos.

  • En una sartén, cociná la panceta hasta que esté dorada y crocante.

  • Para los huevos mollet, herví agua con un chorrito de vinagre. Cociná los huevos durante 6 minutos, enfriá en agua fría y pelá con cuidado.

  • En un bol, mezclá el aceite, la mostaza, la miel, el limón, sal y pimienta para hacer la vinagreta.

  • En una fuente, disponé las hojas verdes, los alcauciles tibios, la panceta y los huevos mollet. Rociá con la vinagreta y serví inmediatamente.

Tip: Si querés una versión vegetariana, reemplazá la panceta por crutones de pan artesanal o por queso de cabra desmenuzado.

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Alcauciles con panceta y huevo

Alcauciles con panceta y huevo

Cómo elegir y preparar alcauciles

Antes de entrar a la cocina, es clave saber cómo elegirlos. Los mejores alcauciles son aquellos compactos, con hojas cerradas, firmes al tacto y de color verde intenso. Evitá los que estén blandos o con manchas oscuras.

Para limpiarlos correctamente, retirá las hojas externas duras, cortá la punta de las hojas más fibrosas y pelá el tallo si es grueso. Siempre que los cortes, frotá con limón para evitar que se oxiden y oscurezcan.

Un clásico que vuelve con fuerza

Durante mucho tiempo, el alcaucil fue visto como un ingrediente de restaurante, reservado para mesas sofisticadas. Sin embargo, su versatilidad y sabor lo están devolviendo al centro de la cocina casera. Estas tres recetas demuestran que no hace falta ser chef para aprovechar este producto de estación que, además de saludable y delicioso, forma parte de la tradición mediterránea y criolla.

En primavera, cuando están en su punto justo, los alcauciles son una invitación a animarse: desde una entrada crocante hasta un risotto reconfortante o una ensalada gourmet, hay mil formas de ponerlos en valor. Lo importante es que vuelvan a ocupar el lugar que merecen en nuestras mesas.

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