Cinco hosterías del norte neuquino: cuando la cocina se convierte en destino
En Huinganco, Los Miches, Las Ovejas, Varvarco y Manzano Amargo, cada hostería ofrece un viaje por sabores locales y paisajes únicos.
La región del Alto Neuquén guarda un secreto a voces: sus hosterías no son solo lugares para dormir, sino espacios donde la gastronomía se convierte en carta de identidad. Chivo, ñaco, trucha, miel o rosa mosqueta aparecen en los menús como parte de un relato colectivo que se cocina en cada pueblo, en cada mesa, en cada plato.
Este circuito de cinco hosterías —Huinganco, Los Miches, Las Ovejas, Varvarco y Manzano Amargo— combina hospitalidad, tradición y paisaje. Cada una refleja a su manera la cultura local: desde la impronta minera de Huinganco hasta la soledad encantadora de Manzano Amargo.
Hostería de Huinganco: un oasis verde con sabor minero
Inaugurada en 2014, la hostería de Huinganco fue concebida como un espacio que recupera la tradición pirquinera del pueblo. Su restaurante se llama El Pirquinero en homenaje a los buscadores de oro que marcaron la historia de la región.
El edificio combina la calidez de la madera con piedra de la zona y grandes ventanales que miran hacia los cerros. Sus diez habitaciones, con capacidad para veinte plazas, cuentan con baño privado y calefacción central. El comedor, de estilo sencillo, se convierte en el corazón del lugar, donde visitantes y locales comparten mesa.
La cocinera Natili Constanzo propone una cocina que respeta lo local: empanadas de chivo, chivo en chala y postres con frutas de estación como la pera con salsa de naranja. Además de una carta amplia con pizzas, pastas y vinos patagónicos, siempre hay un rincón para los sabores de identidad.
El entorno refuerza el encanto: Huinganco es conocido como “el jardín del Neuquén” por su frondosa vegetación, su vivero provincial y los senderos que invitan a caminar junto al río. La hostería funciona así como puerta de entrada a un pueblo que combina producción, naturaleza y hospitalidad.
Hostería de Los Miches: tradición campesina en la mesa
En 2022 abrió sus puertas la hostería de Los Miches, con ocho habitaciones y un restaurante bautizado Río Lileo, en homenaje al curso de agua que corre junto al pueblo. Moderna pero integrada al paisaje, el edificio se erige como el epicentro social de una comunidad pequeña y hospitalaria.
La propuesta gastronómica es una síntesis de sencillez y tradición campesina. Nino Guajardo, su cocinero, rescata recetas familiares y productos locales: tortas fritas acompañadas de salsitas criollas, cazuela de pavo con chichoca (un maíz partido y secado al sol) y bombones de ñaco y miel con crema.
Los servicios están pensados para el viajero: calefacción en cada habitación, un SUM que funciona como salón de usos múltiples, Wi-Fi satelital y estacionamiento. La hostería se convierte además en lugar de encuentro para festejos, reuniones y actividades del pueblo.
El entorno de Los Miches invita a la pesca en el río Neuquén y a caminatas por los cerros cercanos, un paisaje que alterna el verde de los valles con la rudeza de la cordillera.
Hostería de Las Ovejas: creatividad al pie del Domuyo
Con 20 habitaciones y un restaurante bautizado El Arriero, la hostería de Las Ovejas es una de las más amplias del circuito. Desde su inauguración en 2016, se transformó en un punto estratégico para quienes buscan ascender al Domuyo o explorar las termas de la zona.
El edificio combina comodidad con amplitud: calefacción central, salón de reuniones, estacionamiento y Wi-Fi. Su comedor, luminoso y acogedor, es escenario de la cocina de Andrea Pardo, quien sorprende con recetas que fusionan creatividad y tradición.
Su menú recomendado habla por sí solo: tomates con queso de vaca y pesto de albahaca y soja, ñoquis de magma andino con goulash de cordero y un brownie con filo crocante de ñaco acompañado de crema helada y salsa de rosa mosqueta. Una propuesta que reinterpreta productos regionales sin perder la raíz campesina.
Las Ovejas se ubica a pocos kilómetros del Domuyo, el techo de la Patagonia, y la hostería funciona como base de operaciones para quienes buscan aventuras de montaña.
Hostería de Varvarco: el chivo como emblema
La más antigua del circuito, inaugurada en 2013, es también la más vinculada a la tradición del chivo, producto estrella de la zona. Su restaurante "El Veranador" toma el nombre de la cascada cercana y propone una carta donde el chivo se luce en todas sus formas.
La cocinera Susana Sepúlveda recomienda un menú con arrollado de chivo con salsa de soja y lactonesa picante, lasaña de chivo y una compota con trufas de ñaco. Los sabores son intensos y marcan la identidad de un pueblo que vive en torno a su producción caprina.
La hostería tiene 16 habitaciones, calefacción, Wi-Fi satelital, SUM y estacionamiento. Su ubicación es estratégica: desde aquí parten las excursiones al Domuyo, al Cañón del Varvarco y a las termas de la zona.
Además, camino a las termas, los viajeros hacen una parada obligada en la casa de Rita, célebre por sus tortas fritas que ya son parte del ritual del viaje.
Hostería de Manzano Amargo: soledad encantadora
La más nueva, inaugurada en abril de 2025, es también la más aislada. Con ocho habitaciones y un restaurante, llamado "La Fragua", con vistas al río Neuquén, combina modernidad y naturaleza.
En la cocina, Lucas Narambuena trabaja con una impronta de montaña y río. Sus croquetas de chivo con alioli, la trucha con salsa cítrica y una panacota de naranja y whisky con crumble de ñaco son prueba de un menú que dialoga con el entorno.
Los servicios incluyen calefacción, Wi-Fi satelital Starlink y un comedor panorámico que ofrece postales únicas. El entorno es tan imponente como agreste: la cascada La Fragua, con sus más de 40 metros de caída, y los senderos a lagunas de altura convierten a este rincón en un destino de desconexión total.
Manzano Amargo encarna la soledad encantadora del norte neuquino: llegar implica recorrer 45 kilómetros de ripio desde Varvarco, pero la recompensa es un pueblo que conserva su identidad intacta.
La cocina como carta de presentación
Las hosterías del norte neuquino son mucho más que hospedajes: son templos de la gastronomía regional y también espacios de encuentro para sus comunidades. En sus cocinas, cocineras y cocineros rescatan productos que son parte del paisaje y de la vida cotidiana: el chivo, la miel, el ñaco, la rosa mosqueta, las frutas de altura y las truchas de ríos cristalinos.
Cada menú tiene detrás un productor, cada receta rescata una memoria y cada sobremesa se convierte en relato compartido. Viajar por el norte neuquino es descubrir que el descanso, la cocina y el paisaje se entrelazan en una misma experiencia: habitar la identidad de un territorio.
+ Info: https://hotelesdelneuquen.com.ar/
IG: @hotelesdelneuquen
Te puede interesar...
Leé más
Ni harina ni azúcar, pero ideal para el mate: el budín de naranja, con una receta muy simple
Noticias relacionadas
Dejá tu comentario