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La Mañana Netflix

La historia del director que engañó a Netflix y podría ir más de 50 años preso

Un proyecto que prometía ser un éxito mundial, terminó en un verdadero escándalo. Un conocido director está en la mira de la Justicia.

Hollywood registra fracasos de gran presupuesto con cierta frecuencia, pero pocos se comparan con la historia de Carl Rinsch y la serie Conquest. Lo que comenzó como un ambicioso proyecto de ciencia ficción terminó en escándalo financiero y legal, con un director al borde de recibir más de 50 años de prisión.

Entre megalomanía, excesos y decisiones erráticas, Netflix quedó en el centro de un conflicto millonario mientras la carrera de Rinsch se desmoronaba.

Carl Rinsch empezó su carrera destacándose con cortos y piezas publicitarias que llamaron la atención de Hollywood. Respaldado por Ridley Scott, su talento como vendedor de ideas lo llevó a estar cerca de dirigir precuelas y remakes de clásicos de ciencia ficción. Su primera gran oportunidad fue la adaptación de 47 Ronins, protagonizada por Keanu Reeves, cuyo presupuesto alcanzó los 175 millones de dólares y se perdió ante la crítica y la taquilla.

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Tras ese fracaso, desarrolló junto a su entonces esposa, Gabriela Roses Betancor, un proyecto llamado White Horse, que narraba la historia de robots con forma humana conocidos como Orgánicos Inteligentes. La serie abordaba la relación compleja entre humanos y máquinas, y la resistencia de la población ante estos seres.

Para financiar el rodaje de cortos que sirvieran como prueba del concepto, filmó en Europa y África evitando sindicatos y reduciendo costos, pero sus manías y perfeccionismo rápidamente devoraron el presupuesto inicial.

Netflix adquirió los derechos de la serie, rebautizada como Conquest, y otorgó a Rinsch el corte final, algo inusual en la industria. El presupuesto escaló a casi 65 millones de dólares, y la preproducción estuvo marcada por problemas de conducta del director: gritos, insultos y daños materiales en los sets, sumados a presunto abuso de drogas prescriptas y otras sustancias.

La pandemia interrumpió la filmación, y al reanudarse, Rinsch solicitó 11 millones de dólares adicionales. Una vez recibidos, transfirió 10,5 millones a cuentas personales, dejando solo 500.000 dólares en la producción. Invirtió parte del dinero en acciones y bonos con resultados desastrosos, aunque con las criptomonedas multiplicó sus fondos, alcanzando 27 millones de dólares y gastando millones en autos, relojes y muebles de lujo.

Consecuencias legales

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El colapso de la serie y la ruina financiera coincidieron con la ruptura de su matrimonio. Su exesposa lo denunció por maltratos y violencia doméstica. Netflix y otros inversores reclamaron judicialmente los fondos, obteniendo fallos favorables por cerca de 12 millones de dólares y la devolución del material filmado.

En este complejo panorama, Rinsch se declaró insolvente, mientras sus abogados alegaban un estado de psicosis derivado de adicciones, estrés y problemas psiquiátricos, argumentos con escasa probabilidad de éxito.

El FBI investiga su caso por fraude electrónico, lavado de dinero y otros delitos, y el juicio se programó para principios de diciembre. Mientras tanto, la audiencia obligó a su traslado forzoso desde Los Ángeles hasta Nueva York. Mientras tanto, según la investigación judicial, gran parte del dinero habría sido gastado en lujos personales, especulación financiera y hasta apuestas.

Lo que debía ser la nueva gran joya del catálogo de Netflix terminó en un fraude millonario y en una batalla legal que ya amenaza con llevar al director a prisión durante medio siglo.

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