“Nación ha tratado de hacer responsables del déficit a las provincias”
El ex ministro de Economía Roberto Lavagna criticó que el Gobierno no arme un plan para compensar las cuentas fiscales. Aseguró que el dólar blue demuestra que existe una devaluación de hecho y advirtió que a este ritmo podría terminarse en un "Rodrigazo". (Por E.N.)
Ya pasó más de una década desde que el economista Roberto Lavagna se hizo cargo del Ministerio de Economía de la Nación, durante la gestión de Eduardo Duhalde. Fue uno de los artífices del modelo post-devaluación, que se caracterizó por altas tasas de crecimiento, superávit fiscal y sobre todo una histórica quita de deuda del 75%. En 2005 tuvo que dejar el gobierno en medio de encontronazos con Néstor Kirchner. Desde aquel día mira las cosas desde la vereda del frente, con una intensa participación política.
E&E mantuvo un intercambio de correos electrónicos con el economista, para conocer su visión sobre la coyuntura económica. Crítico de la gestión, asegura que el dólar blue implica una suerte de devaluación de hecho y fustiga el hecho de que el país no pueda acceder al mercado internacional de crédito. También advierte que existe una desaceleración y un déficit fiscal que no es reconocido y es “cargado” a las provincias. Argumenta que puede ocurrir un nuevo “Rodrigazo”.
¿Cómo evalúa la situación de la economía argentina para el segundo semestre del año?
Hay un proceso claro de desaceleración, incluso, en algunos sectores, de caída de los niveles de producción. Hasta el año pasado había crecimiento con alta inflación. Ahora hay bajo crecimiento con alta inflación, lo que se denomina “estanflación”, es decir la combinación de estancamiento de la economía con alta inflación.
¿Cómo están actuando las restricciones a las importaciones que dispuso el Gobierno para equilibrar la salida de dólares?
Las restricciones a las importaciones han creado discontinuidades importantes en las líneas de producción de muchos sectores, lo cual implica pérdida de competitividad de la industria argentina y pérdida de ingresos (horas extras, premios, puestos de trabajo) para los trabajadores.
La brecha entre el dólar oficial y el paralelo, debido a la restricción a la compra de dólares, ¿puede ser la antesala a una devaluación que restablezca la competitividad para los sectores que vienen perdiendo?
Hay una inflación teórica, la del INDEC, y una inflación real, que es la que percibe el resto de la población. Algo similar ocurre con el dólar: hay un dólar oficial para ciertas operaciones y hay un dólar real, efectivo, que es el que se transa en los distintos mercados no oficiales como el blue. De la misma manera que en el caso de la inflación, las decisiones se toman en función de la inflación real (por ejemplo los aumentos de salarios), en el caso del dólar, los operadores toman el valor real, lo cual implica que, de hecho, ya ha habido una devaluación. Los impactos sobre los mercados son diferenciales según el grado de control oficial o de la capacidad de trasladar a los precios los valores resultantes del dólar real.
Durante su gestión hubo superávit gemelos, pero las cuentas fiscales parecen estar en déficit. ¿Qué margen le queda a la política económica para enfrentar un incremento del gasto en un contexto de desaceleración de la economía?
El superávit fiscal récord que el país tuvo en 2005 se fue erosionado a lo largo de estos años y, efectivamente, hoy hay déficit en la Nación y en el conjunto de las provincias. Hasta ahora, el gobierno nacional ha tratado de hacer responsables a las provincias (algo similar ocurrió en los años de la convertibilidad en los `90) cuando la lógica sería reconocer que todos tienen déficit y que hace falta un programa y una concertación que permita el reequilibrio de las cuentas públicas.
En una columna periodística usted dijo que Argentina puede terminar este año experimentando una situación parecida a lo que fue el “Rodrigazo” de 1975. ¿Sigue pensando lo mismo?
Es muy simple: el “Rodrigazo” de 1975 se debió a que las tarifas estaban atrasadas y el dólar estaba atrasado, así como los combustibles y otros precios. La economía estaba con un gran desorden de precios relativos. El gobierno de Isabel intentó un ajuste brutal, devaluando el dólar comercial de $10 a $26, el financiero de $15 a $30 y apareció un dólar turístico a nivel de $45. Las tarifas de trasporte se duplicaron y la nafta subió 180%. Frente a estos ajustes brutales se preveía sólo 45% de aumento de salarios. Como era de esperar, se produjo una fuerte reacción popular y sindical con pedidos de aumentos de 160%. También ahora hay muchos precios de la economía en “falsa escuadra” como lo llamé un tiempo atrás y las presiones para reordenar los precios existen. Lo peor que podría ocurrir es que el Gobierno decida o el mercado fuerce ajustes del tipo del año 1975. Lo que está claro es que tarde o temprano el tema tendrá que ser resuelto.
¿Cuáles son los principales riesgos del frente externo para la Argentina, producto de la crisis en Europa?
Desde el exterior siempre hay datos positivos y datos negativos que influencian nuestra economía. Lo relevante es saber qué plato de la balanza es el dominante. En este caso, los datos favorables son más fuertes que los negativos. Ellos son el precio de la soja, el precio del resto de los cereales, la baja del precio del gas y del petróleo del cual somos fuertes importadores y la muy amplia disponibilidad de dinero en el mundo a tasas bajísimas que permitirían al Estado, pero sobre todo a los privados, tomar fondos para alentar la producción y la inversión. Los dos primeros factores ya están operando a favor. El último lamentablemente no, porque la política económica argentina no goza de credibilidad como lo muestran los índices de riesgo con que se califica al país.
Dejá tu comentario