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La Mañana Raúl Alfonsín

La visita de Raúl Alfonsín, el chiste de Pedro Salvatori y la carcajada de Felipe Sapag

Una graciosa anécdota tuvo lugar el 12 de septiembre de 1984 con la llegada del Presidente a Neuquén para sumarse a los festejos del 80° aniversario de la ciudad.

La charla entre Raúl Alfonsín, Felipe Sapag, Pedro Salvatori y Jorge Sobisch venía distendida dentro del protocolo que demandaba la visita de un Presidente a una provincia, hasta que algo ocurrió y en la sala de la Municipalidad de Neuquén no hubo más que carcajadas.

Corría el 12 de septiembre de 1984 y la Municipalidad se preparaba para festejar los 80 años de la fundación de la ciudad. Por eso, dentro de las actividades previstas se había organizado la visita de Alfonsín que vendría con un anuncio muy importante para la provincia: la instalación de la Planta de Fertilizantes en Plaza Huincul que se llamaría Fertineu (Fertilizantes Neuquén).

La llegada del presidente coincidió con un día lluvioso. Hasta el aeropuerto fue a esperarlo una comitiva de dirigentes políticos de Neuquén y de Río Negro. Había mucha ansiedad con su visita.

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El año anterior, Alfonsín había dado el batacazo en las elecciones de octubre y se había convertido en presidente con el retorno de la democracia. En Neuquén, en los mismos comicios, Felipe Sapag ratificó su liderazgo con el MPN y volvió a la gobernación y Jorge Sobisch, un joven que hasta hace poco era el presidente del club de Independiente, asumió la intendencia de Neuquén después de un contundente triunfo en la capital.

La comitiva la integraba además Pedro Salvatori, designado ministro de Economía de la provincia que también se preparaba para iniciar pocos años después una gran carrera política para sucederlo en el cargo a Don Felipe.

Más allá de su perfil técnico como ingeniero, Salvatori se caracterizaba por su buen humor y sus ocurrencias. Siempre había espacio para algún chiste o una acotación graciosa. Lo curioso es que hasta él mismo era blanco de sus propias bromas, debido a los ojos claros y exageradamente saltones que lo caracterizaban. Y no tenía problemas de decirlo en público.

A modo de ejemplo, es recordada una anécdota que tuvo lugar en la convención para reformar la Constitución de Neuquén en 2006, cuando un periodista de Canal 7 fue hasta el Concejo Deliberante (lugar de trabajo de los convencionales) y en un momento le preguntó a Salvatori si veía con buenos ojos un proyecto que había presentado la oposición. Pedro pensó unos segundos y respondió: “Si yo no veo con buenos ojos imagínese el resto”. Por supuesto que la entrevista tuvo que comenzar otra vez de cero.

¿Qué ocurrió en aquella charla entre Raúl Alfonsín y Pedro Salvatori?

La visita de Alfonsín en aquel septiembre de 1984 tuvo un primer encuentro en una sala del segundo piso de la Municipalidad de Neuquén donde se coordinó el acto que se haría con el Presidente y el resto de las actividades.

Hubo un lunch de bienvenida con un reducido grupo de personas que lo integraban Sapag, Salvatori, Sobisch, el senador Jorge Doroteo Solana y Norman Portanko, concejal que representaba al radicalismo, entre otros.

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Alfonsín en el balcón de la Municipalidad. Entre los manifestantes se ven los carteles apoyando el tratado de paz con Chile.

Alfonsín en el balcón de la Municipalidad. Entre los manifestantes se ven los carteles apoyando el tratado de paz con Chile.

En el encuentro se tocaron los temas relacionados a la provincia, pero también uno crucial para los argentinos: el plebiscito que había convocado Alfonsín para noviembre de ese año para la firma de un definitivo tratado de paz con Chile, tras las tensiones de 1978 y la oportuna intervención del Papa Juan Pablo II.

La reunión venía seria y protocolar hasta que en un momento Alfonsín tuvo la siguiente charla casual (palabras más, palabras menos) con Salvatori.

- Así que usted es ingeniero…

- Así es Presidente, pero le confieso que yo me equivoqué al estudiar esa carrera. Realmente me equivoqué.

- No me diga…

- Sí, Presidente. Yo tendría que haber sido estanciero, haberme dedicado al campo.

- ¿Por qué?

-Porque el ojo del amo engorda el ganado.

La risa de todos fue inmediata. Alfonsín casi escupe el trago de vino que había tomado, Felipe se tomó la cabeza entre carcajadas y Sobisch quedó sorprendido, tal como lo refleja la foto que ilustra esta nota y que es parte de la colección de imágenes que atesora la Agrupación "Orígenes" del MPN.

Después llegó el acto, los festejos por el aniversario de la ciudad, el anuncio de Fertineu que -desgraciadamente- nunca se concretó y las esperanzas por el acuerdo con Chile que finalmente se cumplieron.

Detrás de aquella visita queda esta anécdota íntima que pocos la conocen, pero que también forma parte de la larga y rica historia de la provincia de Neuquén.

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