La Policía desactivó los estruendos y el descontrol que hay en el Casco Viejo de Centenario. Pero el alivio dura poco para los vecinos.
Son literalmente los "dueños de la noche", porque hacen lo que quieren, o casi. La primavera trajo calor, movimiento y juventud a las calles de Centenario. Pero, para los vecinos del Casco Viejo, la zona más antigua, trajo también otra cosa: madrugadas enteras donde el descanso es un imposible.
Las motos, los escapes libres y la música al palo se adueñaron de la escena, y forman un nuevo paisaje sonoro que se repite cada fin de semana, y es parte de la convivencia, o de lo que hay que soportar. Vale decir también que no es la única localdiad con esta problemática.
La imagen es ya conocida. Jóvenes que van y vienen, algunos, rumbo al corredor gastronómico de la calle Belgrano, otros simplemente ocupando las veredas sin generar problemas. Pero a la par, la calle Belgrano revive su vieja fama de pista improvisada.
Las motos con escapes libres son un mal de toda la región. En Centenario, los ruidos molestos están en el Casco Viejo.
Las picadas de motos y autos se sienten y se escuchan. Y esa misma dinámica se expande a Intendente Pons y a la Plaza San Martín, justo frente a la Municipalidad de Centenario. Es el tríptico perfecto del descontrol, y una película muy vieja, de años.
Ruidos molestos en Centenario: un problema de años
Este sábado, a las tres de la madrugada, la postal fue elocuente. Según consignó Centenario Digital, Un auto estacionado con un equipo de sonido en el baúl puso a vibrar las paredes de varias viviendas. Las quejas y los llamados a la comisaría se multiplicaron. Familias enteras, padres con bebés recién dormidos y trabajadores que debían levantarse temprano pedían auxilio ante un ruido que parecía no tener fin.
Con la policía presente, la escena tenía un respiro. Los “dueños de la noche” bajaron el volumen apenas veían las balizas acercarse. Pero cuando el móvil doblaba en la esquina y desaparecía, el retumbe resurgía como si nada. Una coreografía ya conocida, donde los vecinos ya no saben muy bien qué hacer.
Los vecinos contaron que desde hace semanas insisten ante el Municipio para llegar a una salida con normas de convivencia. Pidieron acciones a Tránsito y Transporte y a otras áreas de la Municipalidad. Señalan tres zonas críticas que se volvieron imán del desorden, como el Paseo del Canal, el loteo Cabezas (la extensión del Casco Viejo, usada por vecinos para tomar mate con reposeras por la tarde, pero por la noche para picadas con motos) y la Plaza San Martín. En cada una, aseguran, la noche se transforma en un territorio sin reglas.
Los escapes libres de las motos: ordenanza y controles
Y como si faltara algo, a las cuatro de la mañana un motociclista comenzó a recorrer varias calles -incluso la Ruta 7- haciendo “cortes” de escape, ese ruido seco e insoportable que de inmediato perfora el sueño.
La ordenanza que prohíbe ruidos molestos y escapes libres, dicen los vecinos, se cumple muy poco.
Así pasan las noches en el Casco Viejo de Centenario con largas, ruidosas, y tensas horas. Y con una sensación que ya es común entre los que viven allí: hay quienes creen que la ciudad crece, sí, pero también quienes sienten que la noche les está siendo arrebatada por completo. Los nuevos dueños de la noche, por ahora, siguen siendo ellos.
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