Movilidad eléctrica: ¿Conviene comprarse una moto o un auto?
Las variantes despiertan incógnitas respecto de si es negocio o no pasar a un vehículo con estas características. Conocé los detalles en esta nota.
Días atrás se celebró el Día del Vehículo Eléctrico -más precisamente el 9 de septiembre- y cada vez son más las personas que optan por un medio de transporte impulsado por electricidad, como los monopatines. Pero existen dos variantes que despiertan incógnitas respecto de si es negocio o no pasar a un auto o moto de esas características.
El auto 0km a nafta más barato actualmente es el Fiat Mobi por 19 millones de pesos, mientras en el rubro eléctrico el más económico ronda los 18 millones, y se trata del Coradir Tito.
Si nos vamos a las motocicletas, la versión naftera más accesible es la Motomel Blitz 110 que vale 1 millón 300 mil. En cuanto a las eléctricas, las menos costosas son la Sunra Leo y la Lucky Lion Moon, ambas a 2 millones 400 mil.
La ventaja del ahorro
Partiendo de la base de que las motos eléctricas suelen tener una autonomía de alrededor de 50 km, para los cuales consumen 5 kw, cargarla costaría alrededor de $500, un poco menos de la mitad de lo que cuesta en nafta una moto convencional de 110 centímetros cúbicos en la misma distancia
En el caso de un auto a combustible, se gastan entre 7 y 9 litros de nafta cada 100km, lo que cuesta alrededor de $7.000. Mientras el coche eléctrico consume entre 15 y 30kw por cada 100km, a un valor que rondaría los $2.250, es decir, un poco menos de un tercio.
Además de la cuestión económica, los vehículos eléctricos no contaminan y tienen la ventaja de no requerir mantenimientos.
La movilidad eléctrica: un camino hacia un futuro sostenible
En un mundo al borde de una crisis climática, la movilidad eléctrica se erige como una solución crucial para mitigar los impactos ambientales de nuestro sistema de transporte. Los vehículos eléctricos, impulsados por energía limpia, ofrecen una alternativa viable a los tradicionales motores de combustión interna, principales responsables de la contaminación atmosférica y las emisiones de gases de efecto invernadero.
La adopción de la movilidad eléctrica trasciende la mera sustitución de vehículos. Representa un cambio de paradigma hacia un modelo de transporte más sostenible, eficiente y respetuoso con el medio ambiente. Al reducir drásticamente las emisiones contaminantes, contribuimos a mejorar la calidad del aire que respiramos, protegiendo la salud pública y preservando nuestros ecosistemas.
Además de sus beneficios ambientales, la movilidad eléctrica impulsa la innovación tecnológica y la creación de empleo en sectores emergentes. La transición hacia un sistema de transporte electrificado fomenta el desarrollo de infraestructuras de carga, la investigación en baterías de mayor capacidad y la integración de energías renovables en la red eléctrica.
Los beneficios económicos de la movilidad eléctrica son igualmente significativos. A largo plazo, los vehículos eléctricos resultan más económicos que los de combustión interna, gracias a su menor costo de mantenimiento y al ahorro en combustible. Además, la electrificación del transporte reduce la dependencia de los combustibles fósiles, promoviendo la seguridad energética y la estabilidad económica.
La transición hacia la movilidad eléctrica requiere un esfuerzo conjunto de gobiernos, empresas y ciudadanos. Es necesario implementar políticas que incentiven la compra de vehículos eléctricos, desarrollar una infraestructura de carga accesible y promover la educación sobre los beneficios de esta tecnología.
La movilidad eléctrica no es solo una opción, es un imperativo para un futuro sostenible. Al adoptar esta tecnología, avanzamos hacia un modelo de transporte más limpio, eficiente y respetuoso con nuestro planeta. Es hora de acelerar la transición hacia la movilidad eléctrica y construir un futuro en el que la sostenibilidad sea el motor de nuestro progreso.
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