La maniobra de un conductor en la cordillera neuquina se volvió viral desatando humor, nostalgia y furor fierrero en las redes.
En la cordillera neuquina ocurrió una escena tan improbable como maravillosa, de esas que parecen hechas para conquistar las redes. Un vecino protagonizó una maniobra que dejó a todos boquiabiertos: superó en plena ruta a una Ferrari manejando un Renault 4, el legendario “4L”, ese auto histórico que marcó generaciones, volvió a brillar de la manera menos pensada.
Según se ve en el video viral, grabado desde otro vehículo, la situación se dio en una recta de la Ruta 40, en el sector de montaña. La Ferrari circulaba tranquila, disfrutando del paisaje patagónico, hasta que detrás apareció la silueta inconfundible del viejo Renault. En cuestión de segundos, el conductor del “4L” evaluó el espacio, pisó decidido el acelerador y ejecutó el sobrepaso con una precisión que haría sonreír incluso a Franco Colapinto. No necesitó una Alpine para lograrlo: necesitó coraje, un ojo atento y un motorcito que sigue dando pelea.
La escena desató una ola de festejos entre los fierreros y entre quienes alguna vez manejaron –o soñaron con manejar– un Renault 4. No faltaron los comentarios cargados de humor: “Esto le infla el pecho a la fábrica francesa”, “la verdadera hazaña del 4L”, "Argentina, no lo entenderías" o el ya clásico “no importa la nave, importa el piloto”.
Y es que el Renault 4 siempre tuvo algo especial: simple, noble, liviano, casi indestructible, capaz de atravesar caminos de ripio, barro, nieve y de colarse entre autos mucho más modernos sin perder la dignidad. Lo que nadie esperaba era verlo humillar, aunque sea por unos segundos, a uno de los íconos del automovilismo mundial.
Aunque aún se desconoce la identidad del protagonista, su maniobra quedó grabada en la memoria digital para siempre. En pocas horas pasó de ser un conductor anónimo a cumplir lo que muchos consideran “el sueño del pibe”: adelantar a una Ferrari con un auto histórico que, a pesar de los años, sigue vivo en el corazón de miles.
Quizás la mayor enseñanza del episodio sea que, en las rutas neuquinas, las leyendas a veces vienen con un volante gastado, mucha personalidad y décadas de kilómetros recorridos. Y cuando encuentran al piloto indicado, son capaces de sorprender al mundo.
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